Nació el 22 de abril de 1451. Fue reina de Castilla y de Sicilia. Sus padres fueron
Juan II de Castilla e
Isabel de Portugal. Su ciudad natal, Madrigal, era en esa época una pequeña villa de realengo.
Dos años más tarde
nacería su hermano Alfonso y luego Enrique, quien fuera este último hijo del mismo padre, pero de la unión con
María de Aragón. En el futuro tendría poder y sería llamado
Enrique IV.
Cuando su padre fallece en 1454, se trasladó con su madre y su hermano Alfonso a villa de Arévalo, donde se trataría de curar la aparente locura de su madre Isabel. Aunque tuvieron problemas económicos, a pesar del legado testamentario que dejó
Juan II, se ven con la oposición de
Enrique IV.
El entorno de los nobles hace enfrentar a Alfonso, de 12 años, con el rey Enrique. Por lo que le quitan el poder al muchacho en la “
Farsa de Ávila”. No obstante, Alfonso fallece en 1468.
Estando todavía en discusión la posesión del trono, Isabel rechazaba asumir ese cargo, mientras Enrique siguiera con vida. Aceptando que la nombren
Princesa de Asturias. Sin embargo,
le fue otorgada la corona, llegando a convertirse en
reina.
Su llegada al poder fue tan solo después de triunfar en la
Guerra de Sucesión Castellana (1475-1480). Enfrentamiento en que los adeptos de ella y de su sobrina Juana se batieran.
El 13 de diciembre de 1474 asume el mando con el
Tratado de los Toros de Guisando. Apostó por los proyectos de
Cristóbal Colón, muy a pesar de las opiniones detractoras de políticos, científicos y personalidades en general.
Durante su reinado con
Fernando de Aragón se produjeron sucesos como la instauración de la
Santa Inquisición (1480), la creación de la
Santa Hermandad, la integración del
Reino nazarí de Granada, etc.
Luego del descubrimiento de América ante el mundo occidental (1492), se dio inicio a la evangelización de los indígenas, por parte de los
mojes paulinos húngaros. Además firmó el
Tratado de Tordesillas (1494).
En sus postrimerías, la desgracia llegó con fuerza, ya que falleció su único hijo varón y el aborto de la esposa de este, la muerte de su primogénita y de su nieto Miguel, la locura de su hija Juana, entre otros aspectos.
Todo ello hizo sucumbir a
Isabel I de Castilla, quien víctima de una fuerte depresión, expresó luego de la muerte de su hijo: "
El Señor me lo dio, el Señor me lo quitó, bendito sea su santo nombre."
Falleció el 26 de noviembre de 1594, en el Palacio Real de Medina del Campo, Valladolid, España.