Colección de la infanta Isabel Clara Eugenia de Austria

Hija de Felipe II y esposa del archiduque Alberto de Austria, Isabel Clara Eugenia ejerció, como gobernadora del Flandes español (1598-1633), una profunda labor de protección de las artes en relación con la difusión de la imagen del poder, especialmente a partir de la firma de la Tregua de los Doce Años. Entre los artistas que protegieron los archiduques destacan Wenzel Coebergher, Jan Brueghel el Viejo, y por encima de todos Pedro Pablo Rubens, a quien en 1608 le ofrecieron la posibilidad de ser nombrado pintor de su corte en lugar de regresar a Italia. Rubens realizaría a partir de ese momento la imagen oficial de los archiduques, repetida en numerosas ocasiones por su taller. También fueron retratados por otros artistas, como Pantoja de la Cruz (Alte Pinakothek, Múnich) o Frans Pourbus (convento de las Descalzas Reales, Madrid). La prosperidad alcanzada por los territorios ­hispanos en el norte se refleja en muchos de los cuadros realizados durante el gobierno de los archiduques, cuyo mejor ejemplo es La granja de Laeken, de Rubens (National ­Gallery, Londres), que, además de mostrar la vitalidad de la naturaleza flamenca, es una alegoría de su gobierno, ya que Laeken fue un lugar de culto promovido directamente por Isabel. En la misma línea están los cuadros de ­Denis van Alsloot que representan la asistencia de la infanta a la gran ­procesión anual que se celebraba en Bruselas, como ilustración de la vida pública de los gobernadores (Prado, P1347, P1348, P2570; y Victoria and ­Albert Museum, Londres). Peeter ­Snayers trabajó asiduamente para la gobernadora, tanto en la realización de vistas de campos de batalla relativas a la Guerra de los Treinta Años (Isabel Clara Eugenia en el sitio de ­Breda, Prado), como en la representación de la vida pública de la infanta (Peregrinaje de la infanta Isabel a Laeken, ­Musées Royaux des Beaux-Arts de Belgique, Bruselas). Además de los artistas que trabajaron en su representación, la nómina de pintores que rea­lizaron obras para ella abarca la mayoría de los principales flamencos del momento, presentes en sus colecciones, desde los maduros como, Otto van Veen o Joost de Momper, hasta los más modernos, como Anton van Dyck o el propio Rubens, cuyos mejores ejemplos son los diseños realizados a instancias de Isabel para los tapices del convento de las Descalzas Reales, representando la glorificación de la Iglesia católica. Pese a que no se conoce un inventario concreto para el periodo de su gobierno, la magnificencia de su colección se vislumbra gracias al conocimiento de la cantidad de autores que trabajaron directamente para ella y a inventarios posteriores de los palacios y residencias oficiales de los archiduques.