En 1992, la reina cumplía 40 años como monarca de Reino Unido. Sin embargo, en noviembre confesaba que ese año no era algo que miraría a futuro con placer. Desde entonces, 1992 fue llamado el annus horribilis de su reinado. ¿Será 2024 el del rey Carlos III?

La crisis que se ha desatado en la familia real británica desde enero no para de crecer. El 16 de enero se informaba que esposa del príncipe Guillermo, heredero a la Corona, había sido sometida a una cirugía abdominal con éxito, sin que se revelaran más detalles.

Horas después se informó de la hospitalización del rey Carlos III, para someterse a una cirugía de próstata. Días después, la Casa Real informaría que el monarca padece cáncer y que sería atendido por ello, obligándolo a alejarse de sus funciones públicas por un tiempo indeterminado. Tampoco se dieron detalles del tipo de cáncer, excepto que, según el primer ministro Rishi Sunak, fue "detectado a tiempo".

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En cuanto a la princesa de Gales, se informó que la recuperación le impediría retomar sus funciones públicas al menos hasta Pascua. Si la información sobre el estado de salud de Carlos III ha salido a cuentagotas, en el caso de Kate ha sido peor, derivando en una ola de teorías y versiones que van de divorcio hasta muerte.

A las malas noticias se sumó la muerte de Thomas Kingston, esposo de lady Gabriella Windsor, prima segunda de los príncipes Guillermo y Harry. La causa, una "herida traumática en la cabeza". En otras palabras, muerte por suicidio.

La desaparición de Kate Middleton de la escena pública ha sido lo peor en medio de la crisis. En un intento por callar los rumores, los príncipes difundieron el domingo 10 de marzo una foto de ella con sus hijos George, Charlotte y Louis. Sin embargo, enseguida vinieron los cuestionamientos por lo que parecía una pésima edición de foto.

Las grandes agencias optaron por retirarla y un día después Middleton informaba que fue ella quien editó la foto y se disculpaba por la confusión causada.

El Palacio de Kensington rechazó publicar la foto original y ha evitado dar información sobre la salud de la Princesa de Gales, señalando que lo hará cuando haya algo "importante" que decir.

Los expertos critican una fracaso total de la estrategia de comunicación de la familia real británica, y en redes sociales se vuelve tendencia el annus horribilis, recordando el año de 1994 y lo que significó para la monarquía.

Windsor en llamas

Apenas cuatro días antes del 40 aniversario de reinado de Isabel II, un incendio destruía gran parte del Castillo de Windsor. La monarca se declaró "devastada".

Era el clímax de un año que se descompuso desde primavera, cuando en marzo se anunció la separación del príncipé Andrés de su esposa, Sarah Ferguson.

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Meses después, Ferguson sería portada de todos los tabloides, con una foto donde se bronceaba en topless en la Costa Azul, acompañada por su asesor fiscal.

En abril, la princesa Ana anunciaba su divorcio de Mark Phillips.

Finalmente se publicaba la biografía autorizada de la princesa Diana, quien ya vivía separada del entonces príncipe Carlos. En el libro: Diana, su verdadera historia, revelaba todo tipo de detalles sobre su matrimonio fallido.

"1992 no es un año al que miraré hacia atrás con absoluto placer. En palabras de uno de mis corresponsales más comprensivos, ha resultado ser un annus horribilis. Sospecho que no soy la única que lo piensa así", confesaba la reina, quien mantuvo la enteresa pese a todo lo que estaba ocurriendo.

2024 parece ser otro annus horribilis. Pero sin Isabel II, ¿la familia real saldrá bien librada? Está por verse.

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