Isabel Bowes-Lyon: el álbum familiar de la Reina Madre que no pensaba reinar y odiaba a Wallis Simpson

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Isabel Bowes-Lyon, más conocida como la Reina Madre de Inglaterra, nació un 4 de agosto de 1900 en el seno de una familia perteneciente a la nobleza escocesa. No solo fue reina por sorpresa y madre de la soberana más longeva, sino que también era una mujer capaz de romper con las normas, alegre y muy aficionada a la ginebra, como se empeñan en resaltar todas sus biografías. Pero ante todo fue una mujer que se encontró en el trono por sorpresa, tuvo que sobrellevar la prematura muerte de su marido y no dejó de odiar toda su vida a Wallis Simpson, la socialité divorciada que le robó su vida tranquila y llena de lujos al hacer abdicar a Eduardo VIII.

Isabel se casó a los 23 años con el príncipe Alberto, duque de York, que terminaría reinando bajo el nombre de Jorge VI. Juntos se fueron a vivir a White Lodge, en el suroeste de Londres, aunque abandonaron la finca por falta de intimidad, y junto a sus dos hijas, Isabel y Margarita, encarnaban ese ideal de familia tradicional, por oposición a Eduardo VIII. Su idilio con Wallis Simpson cambió el rumbo de la monarquía inglesa, y en 1936 el príncipe Alberto se convertía en rey y su esposa, Elizabeth Bowes-Lyon, en reina consorte.

De un plumazo su tranquilidad se esfumaba y les tocó ser reyes en una época no poco convulsa, poco antes del comienzo de la II Guerra Mundial. Isabel no fue, ni mucho menos, una convidada de piedra en la monarquía. Ella fue la que se empeñó en no abandonar Reino Unido con sus hijas a pesar de la ferocidad de la contienda (siempre defendió que la familia real debía ser vista como un ejemplo para el pueblo), y asumió un destacado papel de matriarca cuando se quedó viuda a los 51 años. Su odio por Wallis Simpson era público y sincero: a ella la culpaba del sufrimiento de su marido, como desencadenante del cáncer que acabó con su vida de manera prematura.

Tras la muerte de Jorge VI, Isabel II comenzó a reinar con solo 25 años. Su madre no abandonó sus deberes reales y siguió asumiendo un buen número de compromisos oficiales. Y si su hija demostró durante su largo reinado sus dotes como monarca, su madre no se quedó atrás como encargada de mantener unida a la familia, dar apoyo siempre que era necesario y seguir enamorando a su pueblo. Fue apodada como la 'duquesa sonriente' en sus primeros años de royal, una sonrisa que no perdió hasta sus últimos actos oficiales, sobrepasado el siglo de vida. Cuando se cumplen 123 años de su nacimiento, abrimos su álbum familiar para repasar algunas de sus imágenes más entrañables.