La hora de Sabaot, Dios de los ejércitos - Evangelico Digital

La hora de Sabaot, Dios de los ejércitos

Tras el inicio del fin de la pandemia estalla la guerra de Ucrania. Viejos fantasmas de las dos Guerras Mundiales sobrevuelan el mundo con sus consecuencias económicas.

06 DE MARZO DE 2022 · 08:00

Unsplash,león
Unsplash

Sabaot, Señor de los ejércitos, el Señor de las huestes, es uno de los nombres de Dios y aparece 276 veces en la Biblia: 274 en el Antiguo Testamento y 2 en el Nuevo Testamento.

Hay pocos nombres de Dios que describan tan explícitamente su carácter guerrero en combinación con atributos de su persona como su grandeza, su poder y la determinación para actuar con celo cuando el Señor debe marcar la historia (del hombre en general o de su pueblo).

Este nombre toma protagonismo cuando su reinado es desafiado, es decir, en tiempos de guerra o crisis. Eclesiastés capítulo 3, versículo 8, nos recuerda que hay épocas de guerra y épocas de paz. Precisamente estamos en una temporada de fuertes desafíos. Toda la vida del cristiano es descrita como una guerra: “la buena batalla de la fe” (1 Timoteo 6:12). Pero hay etapas en las que se intensifica esta guerra o desafío.

Estamos despidiendo dos años de pandemia en los que hemos lamentado la muerte de familiares, amigos o compañeros. En cierto sentido somos sobrevivientes. El pastor y mártir, Ignacio de Antioquía, del siglo primero, dijo aquello de que él era “trigo de Dios”, que iba a ser “molido por los dientes de las fieras”, para convertirse en “pan puro de Cristo” (Carta a los Romanos, en el año 107 d.C.).

Dios, usándose de la pandemia, ha cosechado al trigo maduro de esta generación: siervos de Cristo fieles y listos para ser recibido en las moradas eternas. Pero los que hemos quedado en la tierra debemos proseguir con el propósito de Dios: la batalla de establecer el reino de los cielos.

 

La guerra en Ucrania y las otras guerras

Ha sido un tiempo muy difícil. Y estalla la guerra de Ucrania, justo cuando parece que estamos saliendo de la pandemia. Los viejos fantasmas de la Primera y Segunda Guerra Mundial sobrevuelan el mundo. Las consecuencias económicas ya se están dejando sentir.

La guerra afecta también a otras esferas de la vida. Hay una guerra en cuanto a los valores, que se nota en el deterioro de la familia, en la muerte del no nacido, en el ataque a la educación de los hijos. En el campo de la política ha crecido el engaño y la manipulación; se ha debilitado la democracia. Hay una guerra espiritual que permea los terrenos de la ideología, de la libertad de expresión, la cultura o los medios de comunicación.

Otra manifestación de la guerra holística a la que me refiero la hallamos en los índices de suicidio, que han subido estrepitosamente, especialmente entre adolescentes y jóvenes. Las enfermedades mentales o, simplemente, males modernos como la ansiedad, el estrés, el temor o la depresión se han incrementado considerablemente.

Ahora bien, el presente escenario de guerra ha sido anunciado por Jesús: “Mas cuando oigáis de guerras y de rumores de guerras, no os turbéis, porque es necesario que suceda así; pero aún no es el fin” (Marcos 13:7). El Espíritu del Señor nos recuerda que nada escapa a su control; que Él es el Dios de la Historia; que su plan sigue adelante a pesar de las maquinaciones humanas.

En días de Daniel y sus compañeros, cuando Jerusalén fue destruida y ellos llevados cautivos, el hecho de saber que Jeremías había predicho aquellos setenta años de cautividad supuso paz en medio de la tormenta, pues el mismo que anunció la devastación también dijo: “Yo sé los pensamientos que tengo para vosotros, que no son de mal, sino de bendición, para daros un futuro y una esperanza. Me invocaréis y yo os escucharé. Me buscaréis y me hallaréis si me buscáis con todo el corazón” (Jeremías 29:11-14). Todo lo que podían hacer Daniel y los otros jóvenes era seguir siendo fieles a Dios en medio de Babilonia. Y eso es lo que nos demanda el Señor también a su Iglesia: permanezcamos como columna de hierro y muro de bronce en estos días de guerra.

 

La revelación del Dios Sabaot será de gran ayuda

Una revelación del Dios Sabaot será de gran ayuda para nosotros, porque al conocer quién es Él, recuerdo quién soy yo: Él es Jehová de los ejércitos; y nosotros somos los ejércitos de Jehová. Él es Varón de Guerra (Éxodo 15:1-3), nuestro Capitán (Josué 5:14-15); yo soy un guerrero y un soldado de sus huestes.

Jehová Sabaot a menudo es traducido como el Señor Todopoderoso, también el Soberano Señor, el Supremo sobre todas las huestes de los cielos y la tierra. Este nombre enfatiza que Dios está luchando por su pueblo. Los profetas lo usaron mucho: 60 veces, Isaías; 77, Jeremías; 53, Zacarías. Por ejemplo, lo encontramos en Isaías 44: 6 al 8: Así dice Jehová Rey de Israel, y su Redentor, Jehová de los ejércitos: Yo soy el primero, y yo soy el postrero, y fuera de mí no hay Dios. ¿Y quién proclamará lo venidero, lo declarará, y lo pondrá en orden delante de mí, como hago yo desde que establecí el pueblo antiguo? Anúncienles lo que viene, y lo que está por venir. No temáis, ni os amedrentéis; ¿no te lo hice oír desde la antigüedad, y te lo dije? Luego vosotros sois mis testigos. No hay Dios sino yo. No hay Fuerte; no conozco ninguno. Con su nombre Sabaot nos está dando ánimo, fuerza y seguridad a su pueblo.

Pero hay algo curioso en la aparición del nombre Jehová Sabaot. Antes de este nombre, relacionado con las guerras del Señor, lo más parecido es el Fuerte de Israel, en Génesis 49:24, o el Varón de Guerra, en Éxodo 15, 1 al 4. También lo hallamos en la revelación de Jesucristo a Josué, como Prince o Capitán del ejército de Jehová (Josué 5:14-15). Pasaron aproximadamente 3 000 años de historia bíblica, hasta que encontramos Sabaot por primera vez en 1ª de Samuel 1:3 y 1ª de Samuel 1:11. ¿Por qué?

Para que entendamos el por qué aparece en días de Samuel y no antes quiero que veamos algunos ejemplos del nombre del Señor Sabaot en los profetas. En esos versos descubriremos una doble faceta del nombre Sabaot: por una parte, de disciplina, juicio y severidad de Dios, para purificar y restablecer su orden (Dios asume la responsabilidad de Padre y Cabeza de su pueblo y les exhorta o castiga); por otra parte, una más positiva, en la que el Señor da promesas que Él mismo cumplirá, o se levanta para defender a sus hijos y traer salvación y victoria (Dios se pone al frente de su ejército para que su plan en la Tierra sea preservado y avance).

Amós 4: 11 al 13: Aquí vemos que Israel no aprende y Sabaot debe disciplinarlos.

En el libro de Malaquías, Jehová de los ejércitos, se repite en 22 ocasiones. Malaquías 3:5. Y vendré a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos.

En Hageo aparece el nombre Sabaot en 14 ocasiones. En el primer capítulo de Hageo, versos 2, 5, 7 y 9, se revela Jehová de los ejércitos exhortando a su pueblo. Es el mismo sentido de Santiago 5:1 y 4. Dios va a actuar para hacer justicia. ¡Vamos ahora, ricos! Llorad y aullad por las miserias que os vendrán… He aquí, clama el jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros; y los clamores de los que habían segado han entrado en los oídos del Señor de los ejércitos.

Pero el otro aspecto del nombre Sabaot es muy positivo, como el que defiende y da victoria a su pueblo. Lo hallamos en Romanos 9:29 . Y también apreciamos este sentido en la promesa de Hageo 2: 6 al 9, que es una promesa de restauración y salvación. Viene firmada por Jehová Sabaot y así se cumplió. Porque así dice Jehová de los ejércitos: De aquí a poco yo haré temblar los cielos y la tierra, el mar y la tierra seca; y haré temblar a todas las naciones, y vendrá el Deseado de todas las naciones; y llenaré de gloria esta casa, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos. La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Jehová de los ejércitos; y daré paz en este lugar, dice Jehová de los ejércitos.

Y ahora sí, de nuevo la pregunta: ¿Por qué se menciona el nombre Sabaot en el año 1105 antes de Cristo, aproximadamente tres mil años después de que la Biblia nos presenta a Dios como el Creador? Porque son los días de los hijos de Elí, y el señor Sabaot los va a juzgar. Pero Él mismo se va a levantar un nuevo sacerdocio. Además, son los días del establecimiento del reino davídico, sobre el que reinará Cristo. En 1ª Samuel se narra que cuando Israel ve anciano a Samuel demanda un príncipe y capitán que les comande en la batalla. Mas el Señor Sabaot les mostrará que su victoria viene de Él, del que hizo los cielos y la tierra.

 

Sigamos el hilo de la historia de Sabaot

Sigamos la pista al nombre Sabaot por algunos momentos cruciales de la historia de Israel, en el libro de Samuel y aprendamos junto a ellos.

Primero, un matrimonio que adoraba a Sabaot, Elcana y Ana: 1ª de Samuel 1:1,3

Hubo un varón de Ramataim de Zofim, del monte de Efraín, que se llamaba Elcana… Y todos los años aquel varón subía de su ciudad para adorar y para ofrecer sacrificios a Jehová de los ejércitos en Silo, donde estaban dos hijos de Elí, Ofni y Finees, sacerdotes de Jehová. Y 1ª de Samuel 1:9-11. Y se levantó Ana después que hubo comido y bebido en Silo; y mientras el sacerdote Elí estaba sentado en una silla junto a un pilar del templo de Jehová, ella con amargura de alma oró a Jehová, y lloró abundantemente. E hizo voto, diciendo: Jehová de los ejércitos, si te dignares mirar a la aflicción de tu sierva, y te acordares de mí, y no te olvidares de tu sierva, sino que dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida, y no pasará navaja sobre su cabeza.

¿Qué aprendemos aquí? Que el Señor puede manifestar su poder Sabaot cuando encuentra adoradores. Aunque solo fuera un matrimonio, que no eran de Leví y que tenían problemas (no eran perfectos), pero eran sinceros en adorar y servir a Jehová de los Ejércitos. Y el Señor los recluta para sus planes. A través de ellos levanta un nuevo sacerdote: Samuel.

En segundo lugar, 1ª de Samuel 4, 4 y 5 y versos 10 y 11. Y envió el pueblo a Silo, y trajeron de allá el arca del pacto de Jehová de los ejércitos, que moraba entre los querubines; y los dos hijos de Elí, Ofni y Finees, estaban allí con el arca del pacto de Dios. Aconteció que cuando el arca del pacto de Jehová llegó al campamento, todo Israel gritó con tan gran júbilo que la tierra tembló... Pelearon, pues, los filisteos, e Israel fue vencido, y huyeron cada cual a sus tiendas; y fue hecha muy grande mortandad, pues cayeron de Israel treinta mil hombres de a pie. Y el arca de Dios fue tomada, y muertos los dos hijos de Elí, Ofni y Finees.

Aquí aprendemos que no se trata de invocar a Sabaot y la victoria está asegurada. Nuestra mejor arma de victoria es la obediencia. Sin ella, el Señor mismo estará en nuestra contra o, en el mejor de los casos, al margen de nuestra batalla.

En 1ª de Samuel 15: 1 al 3, Sabaot da una orden a Saúl de que hiera a Amalec. Lejos de obedecer el monarca hace su propia voluntad y el Capitán lo depone para que ya no sea rey. Pero en 1ª de Samuel 17:45 al 47 aparece en escena un nuevo rey, el joven David. Este sí que conocía a Sabaot y, precisamente, sobre los hombros de Sabaot enfrenta a Goliat y lo vence. Entonces dijo David al filisteo: Tú vienes a mí con espada y lanza y jabalina; mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien tú has provocado. Jehová te entregará hoy en mi mano, y yo te venceré, y te cortaré la cabeza, y daré hoy los cuerpos de los filisteos a las aves del cielo y a las bestias de la tierra; y toda la tierra sabrá que hay Dios en Israel. Y sabrá toda esta congregación que Jehová no salva con espada y con lanza; porque de Jehová es la batalla, y él os entregará en nuestras manos.

¡Esta es la fe de guerra que necesitamos hoy en día! Aunque sean jóvenes los que le crean a Sabaot y se dispongan a pelear junto al Señor, como David. Dios no requiere nada más, solo corazones dispuestos.

Ahora bien, era más que una bella confesión en David. En 2ª de Samuel 5:10 vemos cómo Sabaot estaba con David: Y David iba adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con él. Una declaración así muestra el agrado del Señor con David y con su forma de gobernar.

 

Apliquémonos el nombre de Sabaot

Hoy el Señor nos recuerda que Él es el Dios de las huestes de Israel. Sabaot, Jehová de los ejércitos, en el Salmo 46.

Bramaron las naciones, titubearon los reinos;

Dio él su voz, se derritió la tierra.

Jehová de los ejércitos está con nosotros;

Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah.

Venid, ved las obras de Jehová,

Que ha puesto asolamientos en la tierra.

Que hace cesar las guerras hasta los fines de la tierra.

Que quiebra el arco, corta la lanza,

Y quema los carros en el fuego.

10 Estad quietos, y conoced que yo soy Dios;

Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra.

11 Jehová de los ejércitos está con nosotros;

Nuestro refugio es el Dios de Jacob. Selah.

Alguien podría pensar que somos un pueblo débil o indefenso. Sin embargo, somos el pueblo más poderoso sobre la Tierra, porque somos el ejército de Sabaot.

Eso sí, sin violencia. Tenemos alabanza y oración, que es un arma de guerra: La oración eficaz del justo puede mucho (Santiago 5:16).

 

Un ejemplo: Dunkerque, II Guerra Mundial

Cuando Winston Churchill se vio perdido porque Hitler iba a invadir a Inglaterra dijo que lo único que les quedaba era orar, y se armaron en todo el país cadenas de oración. Hitler iba en camino, pero nunca llegó; no se sabe qué fue lo que lo detuvo en el camino. Al parecer una decisión táctica que ha sido muy cuestionada. El dictador se regresó para nunca más volver. Por nueve días críticos, los alemanes se conformaron con bombardear Dunquerque desde el aire y a distancia. Mientras tanto, botecitos y yates que partieron de Inglaterra en viajes de rescate, pudieron traer de nuevo a casa a 336.000 soldados y llevarlos a salvo hasta su madre patria.

Los ingleses se llenaron de asombro y de júbilo. El General Ironside escribió: “Aún sigo sin entender cómo fue que los alemanes permitieron que sacáramos nuestras tropas de esta manera. Es algo casi fantástico que pudiéramos hacerlo a la faz de todo el bombardeo y disparos”. Alexander Cadogen, Sub-Secretario Permanente de la Oficina de Relaciones Exteriores, tituló a la evacuación como “maravillosa” y “un milagro”. El autor de ”Cinco Días en Londres”, John Lukacs, escribió lo siguiente: “Churchill tuvo éxito debido a su resolución y, permítanme añadir, a la voluntad de Dios, ante la cual, como cualquier ser humano, Churchill fue mero instrumento. Por seguro que no era un santo, ni religioso, y por supuesto lleno de faltas. Aún así sucedió”.

Gracias a Dios que fueron protegidos de la tiranía nazi. El Señor escuchó el clamor de su pueblo, no solamente en Gran Bretaña, sino en otras partes del mundo.

Después de eso, a la reina de Inglaterra, Isabel Bowes-Lyon, esposa de Jorge VI, se le atribuye esta cita:  «Le temo más a un ejército de personas orando, que a un ejército militar». 

Un siglos y medio antes, la reina Carlota de Mecklemburgo-Strelitz, esposa de Jorge III,  había dicho algo parecido de John Wesley: “Le temo más a las rodillas de ese hombre que a un ejército de 10 000 hombres”.

Otro testimonio de la efectividad de la oración fue cuando los ingleses pidieron oración a los científicos, también en la Segunda Guerra Mundial:

En noviembre de 1939, un “oficial” anónimo de la Marina Real les pidió a tres o cuatro científicos cristianos, entre ellos, Henniker-Heaton y su esposa Rose, que oraran en respuesta a una amenaza específica.(1) En esa época, la fuerza aérea alemana lanzaba minas magnéticas en el estuario del Támesis. Aunque los ingleses habían barrido los puertos en buscas de minas, durante septiembre y octubre “casi una docena de buques mercantes fueron hundidos”.(2)

En su charla ‘Nuestra época y su futuro’, ofrecida en 1971, Henniker-Heaton dijo:

“Recuerdo un día de noviembre [en 1939] a comienzos de la Segunda Guerra Mundial. El arma secreta de los nazis era una mina magnética. Mes a mes esta mina creaba un bloqueo en los puertos al este y sudeste de Gran Bretaña. Seis barcos se hundieron en el Támesis en una sola noche. A la mañana siguiente, un oficial del Almirantazgo, responsable de lidiar con este peligro, llamó por teléfono a tres o cuatro científicos cristianos, y con urgencia les pidió que “hicieran lo suyo”. Cada uno de los científicos cristianos oró a su manera y, sin duda, otros también oraron. En nuestro hogar nos aferramos al verdadero simbolismo del magnetismo establecido por la Sra. Eddy: Sólo hay una atracción real, la del Espíritu. La aguja que apunta hacia el polo simboliza este poder que todo lo abarca o la atracción de Dios, la Mente divina. Este poder no dejó lugar para la atracción destructiva”.

¿Cuál fue el resultado de las oraciones? Lanzaron una mina magnética sobre un banco de arena, que amortiguó el golpe, dejándola expuesta y sin explotar. Así pudieron examinarla y rápidamente se diseñó un dispositivo antiminas. Después de eso, la mina magnética no fue más que una molestia insignificante.(3)

 

En los grandes desafíos, también Sabaot

En los grandes desafíos, también se nos revela Sabaot. Por ejemplo, en el llamamiento de Isaías, capítulo 6, versos 1 al 9, especialmente verso 3 y 5. O en el llamamiento de Zorobabel. Zacarías 4:6. Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos.

En momentos de amenazas personales, en tiempos de guerra, en los llamados a misiones imposibles, recordemos: “El Señor de los ejércitos está con nosotros. Nuestro refugio es el Dios de Jacob”.

Una buena guía para orar en este tiempo de guerra será la profecía de Isaías 9:6 y 7, rogando juntos por el crecimiento de su reino y de la paz. Porque un niño nos es nacido, hijo nos es dado, y el principado sobre su hombro. Y se llamará su nombre Admirable, Consejero, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite sobre el trono de David y sobre su reino, disponiéndolo y confirmándolo en juicio y en justicia desde ahora y para siempre. El celo de Jehová de los ejércitos hará esto.

Aunque los hombres lo quieran evitar o el Reino de las Tinieblas se oponga con su ejército diabólico, sin embargo, el plan de Dios se ejecutará. La tierra será llena de su gloria, como las aguas cubren el mar. ¡El celo de Jehová Sabaot hará esto!

 

 

------------

1. Peter J. Henniker-Heaton, “Our Times and Their Future” [Nuestra época y su futuro], 17 de julio de 1971, Archivos de la Iglesia, caja 201344471, carpeta 201344528, 6-7.

2. Winston S. Churchill, The Second World War: The Gathering Storm [La Segunda Guerra Mundial: Cómo se fraguó la tormenta] (Cambridge, MA: Houghton Mifflin Company, 1948), 505.

3. Peter J. Henniker-Heaton, “Our Times and Their Future” [Nuestra época y su futuro], 17 de julio de 1971, Archivos de la Iglesia, caja 201344471, carpeta 201344528, 6-7.

Publicado en: EVANGÉLICO DIGITAL - Soliloquios - La hora de Sabaot, Dios de los ejércitos