La invasión de Polonia

El comienzo de la Segunda Guerra Mundial

El 1 de septiembre de 1939, Adolf Hitler anunció la invasión de Polonia después que soldados regulares de este país hubieran, presuntamente, atacado territorio alemán. En realidad, todo fue un montaje nazi para justificar la invasión del país vecino.

Inicio de la Segunda Guerra Mundial

Inicio de la Segunda Guerra Mundial

Hitler se dirige al reichtag el 1 de septiembre de 1936, justo antes de la invasión de Polonia.

World History Archive / Cordon Press

Como casi todas las guerras, la Segunda Guerra Mundial empezó con una mentira. Según palabras del propio Adolf Hitler el 1 de septiembre de 1939 frente al Reichstag alemán: "Esta noche, soldados regulares polacos han disparado por primera vez contra nuestro territorio".Al finalizar la Primera Guerra Mundial y tras la firma del Tratado de Versalles, el siglo XX será testigo del ascenso en Europa de regímenes totalitarios como el fascismo en Italia o el nazismo en Alemania.

Los vencedores de la contienda, Gran Bretaña, Francia y E.E. U.U., eran los grandes beneficiados de las condiciones impuestas en la Conferencia de Paris de 1919. Sin embargo, Alemania, creía firmemente en la teoría del "espacio vital"(Lebensraum) creada por el geógrafo alemán Friedrich Ratzel, y que consistía en la anexión de territorios con el propósito final de alcanzar el desarrollo de un país, en este caso, de territorios de habla alemana situados en otros países. Hitler combinó parte de esta idea con sus peculiares concepciones racistas,que contaban, a su vez, con un trasfondo social y cultural. La conquista de este espacio vital encaminó los esfuerzos del führer para dar su particular sentido a la guerra que se desataría en septiembre de 1939.

Contra el Tratado de Versalles

Así pues, tras su toma del poder en 1933, Adolf Hitler retiró a Alemania de la Sociedad de Naciones y de la Conferencia de Desarme. En enero de 1935, la Sociedad de Naciones celebró un plebiscito en el Sarre, un territorio que había pertenecido a Alemania y que ahora era administrado por este organismo internacional, sobre su posible reincorporación al país germano. En medio de una intensa agitación, el 13 de enero de 1935, con un voto favorable del 90,73%, el Sarre fue reincorporado a Alemania el 17 del mismo mes. Dos meses después, en marzo de 1935, Hitler rechazó las cláusulas del Tratado de Versalles, que pretendían mantener a Alemania desarmada, y a pesar de los acuerdos alcanzados en Locarno en 1926 por los que Alemania, Francia, Bélgica, Gran Bretaña e Italia pretendían garantizar el mantenimiento de la paz en Europa Occidental, reconstituyó abiertamente el ejército alemán y el 7 de marzo de 1936 ocupó Renania, supuestamente una zona desmilitarizada. En Francia se habló de actuar, pero el Gobierno francés se encontraba dividido al respecto y no estaba dispuesto a hacerlo sin contar con el apoyo de Inglaterra; y los ingleses no querían correr el riesgo de una guerra por impedir que tropas alemanas ocupasen lo que consideraban suelo alemán. En 1937, Hitler exigió para Alemania la anexión de la ciudad libre de Danzig (Gdansk en polaco), que el Tratado de Versalles había puesto bajo protección de la Sociedad de Naciones, y también el acceso ferroviario extraterritorial por el "corredor polaco", la frontera de Polonia con Prusia Oriental. En 1938, fuerzas alemanas entraron en Austria –ante el entusiasta recibimiento de la población–, consumándose la unión política de Alemania y Austria, el llamado Anschluss. En septiembre de 1938 le llegó el turno a Checoslovaquia con la crisis de la región de los Sudetes, que fue anexionada también por Alemania.

La petición de los Sudetes por parte de Alemania y la solicitud de auxilio por parte del Gobierno checo a Francia e Inglaterra provocaron la celebración en septiembre de 1938 de la Conferencia de Múnich para decidir no sólo la suerte de Checoslovaquia, sino también la de toda Europa. Se reunieron Chamberlain, Daladier, Mussolini y Hitler, y se aceptó la ocupación alemana de Checoslovaquia tan sólo en las zonas de habla germana. Ingenuamente creyeron que Hitler cumpliría su compromiso y no invadiría otros países. Pensaban que la Conferencia había asegurado la "paz para nuestro siglo", pero ésta apenas duró un año.

En la Conferencia de Múnich, las potencias europeas aceptaron la ocupación alemana de las zonas de habla germana de Checoslovaquia y confiaron en la promesa de Hitler de no invadir otros países

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La "Operación Himmler"

Todo empezó el 31 de agosto de 1939 en el marco de la "Operación Himmler", cuando media docena de miembros de las SS, fingiendo ser alborotadores, irrumpieron por la fuerza en la emisora de radio de Gleiwitz, una región de la alta Silesia, disparando al aire. Los asaltantes redujeron a los tres empleados y a un policía que estaban allí en esos momentos y lanzaron violentas proclamas en contra del führer y del Tercer Reich –eran los mismos hombres que habían iniciado un año antes campañas de sabotaje cuando colocaron una bomba en la estación ferroviaria de Tarnow, Polonia–. El comando conectó un micrófono para permitir que un intérprete lanzase consignas patrióticas y antialemanas en polaco. Uno de ellos decía: "¡Atención! Esto es Gleiwitz. La emisora está en manos polacas".

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Para hacer que la escena fuera aún más creíble llevaron hasta allí a un nacionalista polaco al que las SS había detenido un día antes, llamado Franz Honiok, un agricultor de 43 años el cual fue seleccionado tras haber participado en alguna revuelta. Lo arrastraron hasta allí absolutamente drogado y, nada más llegar, le pegaron un tiro en la puerta dejando su cadáver a la vista de todos. Para que no hubiese confusión posible, lo habían vestido con un uniforme del ejército polaco que previamente habían robado. Los SS sólo estuvieron 15 minutos en la emisora y debido a un fallo técnico se emitió nada más una parte del discurso. A pesar de que la parte del discurso que se radió no anunciaba la falsa invasión de Alemania, fue suficiente para que Hitler encontrara su deseado casus belli. Después subieron el cadáver de Franz Honiok a la sala de retransmisión para tomar las fotos que saldrían publicadas en los periódicos.

El 31 de agosto de 1939, media docena de miembros de las SS fingieron ser alborotadores polacos que tomaron la emisora de radio de Gleiwitz lanzando proclamas contra Hitler y el Tercer Reich

La invasión de Polonia ya había sido anunciada días antes por Adolf Hitler en un discurso dirigido a la cúpula del ejército alemán en el que dejaba bien claros sus propósitos: "Aniquilación de Polonia en primer término. No tengáis piedad. Actuad con brutalidad". Finalmente, la mañana del 1 de septiembre de 1939, y con la justificación de los hechos acaecidos el día anterior, soldados alemanes preparados de antemano avanzaron hacia Polonia a través de distintos puntos fronterizos. Hitler deseaba iniciar la guerra contra Polonia desde hacía mucho tiempo, lo que no previó es que, en cuestión de pocos días, Gran Bretaña y Francia se pondrían del lado polaco: la Segunda Guerra Mundial había empezado.

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