Indro Montanelli

Después de obtener dos títulos, uno en derecho y uno en ciencias políticas, emigró a Francia, donde se empleó en  "Paris-Soir", y comenzó su carrera como reportero. Sin embargo, creció y se formó bajo la égida  del fascismo. En 1935 decidió enrolarse  y unirse al XX batallón de Eritrea. A continuación viajó a España para el "Il Messagero", donde se expresó abiertamente contra el régimenen franquista. Una actitud que no gustó al régimen fascista  que dió la orden de repatriación, de expulsión del partido y del "colegio" profesional. A cambio, tal vez en la ilusión de domesticarlo, fue enviado a dirigir el Instituto Italiano de Cultura de Estonia por un año. De vuelta en Italia, se le  devolvió su carné de periodista, pero se negó a tomar el del partido fascista. Fue en ese momento histórico en la vida de Montanelli que se acercó al "Corriere della Sera", el periódico que se convirtió para él en una especie de segundo hogar. 

El entonces director Aldo Borelli consciente de las cualidades ya demostradas por el joven, lo puso en su staff. Nunca la intuición resultó ser más acertada, dado que el vínculo entre Montanelli y el periódico de Via Solferino tuvo éxito, aunque con altibajos, durante más de cuarenta años.

Más tarde hubo numerosos testimonios de este agudo observador, en una serie de informes que se han convertido en memorables y le elevaron al rango de príncipe de periodismo. Estaba en Alemania cuando el Tercer Reich avanzó hacia Gdansk y habló  con el mismo Adolf Hitler.

Luego fue a Finlandia y Noruega, donde la guerra ruso-finlandesa lo requería  de forma permanente como un gran corresponsal. 

En 1944 terminó en  la cárcel de San Vittore por antifascista y fue condenado a muerte por los nazis, pero se salvó milagrosamente del fusilamiento por  la intervención de su madre, que pudo interceder por él al entonces arzobispo de Milán, el cardenal Ildefonso Schuster. El encarcelamiento lo inspiró para  uno de sus mejores libros, "El general Della Rovere" que, llevado al cine por Roberto Rossellini recibiró el León de Oro en Venecia.

Cuando salió de prisión se refugió en Suiza, pero cuando la guerra terminó, regresó al "Corriere della Sera". Estuvo entre los primeros en llegar al insurgimiento de Budapest, Montanelli escribió que no era rebeldes burgueses, sino "comunistas anti-estalinistas", una declaración que provocó  las burlas de la izquierda italiana.

Desde las columnas de Il Corriere el gran periodista juzgó, a travér de los años, a Italia y a los italianos de acuerdo con un modelo de interpretación que habían tenido algunos de sus maestros). Pero, aún criticando los defectos del pueblo italiano y de su estilo, siempre se mantuvo unido a su tierra. 

Después de las decepciones sufridas debido a la orientación hacia la izquierda que tomó Il Corriere en los años 70, cuando era director Piero Ottone, un Corriere que ahora el viejo Indro no reconocia como suyo, fundó en 1974 con la ayuda de algunos colegas y ex empleados del Corriere el "Giornale Nuovo", hoy conocido simplemente como "Il Giornale" (aunque algunos años atrás se lo conocia familiarmente como "Il Giornale de Montanelli").

En la época del terrorismo de las Brigadas Rojas, también Montanelli sufrió un atentadoo, no fue mortal afortunadamente: le dispararon en las piernas, el 2 de junio de 1977, junto a los jardines de Via Palestro, en Milán, su antigua "casa". Il Corriere, al dar la noticia no lo nombró ni le dedicó una pequeña columna sino simplemente dió la noticia con el indigno título de "Tiro en las piernas de un periodista".

Después de un buen comienzo, con los años, incluso el periódico Il Giornale comenzó a perder copias, entrando en una crisis económica. El periódico fue tomado por Silvio Berlusconi, que lo llevó de vuelta a niveles altos. Pero con la llegada al terreno de la política del empresario de Milán, salieron a la luz algunos contrastes entre él y el gran periodista sobre la línea editorial. El anarquico Indro nunca, nunca podría haberse plegado a un dictado viniera de donde viniera, y así, en los albores de los años ochenta se decidió a lanzarse en la dirección de un nuevo periódico "La Voce", expresión de una derecha liberal y anticonformista.

Lamentablemente, a pesar de las condiciones, el resultado no era el mejor. "La Voz" se cerró oficialmente el 12 de abril de 1995. En ese momento, primero decidió colaborar con la red de televisión TMC, no sin continuar publicando editoriales picantes en el Corriere, luego, con la invención de "la Stanza di Montanelli", una sección basada en el diálogo con los lectores, decidió regresar al gran centro del debate político e histórico. Antes de la "stanza" el entonces director Paolo Mieli con un gesto que el propio Montanelli dijo que nunca olvidaría, le ofreció la dirección de Il Corriere, pero quizá Indro, ya cansado, prefirió la fórmula más relajada del correo de los lectores.

El gran periodista falleció el domingo, 22 de de julio de 2001, a los 92 años, después de ser hospitalizado durante tres semanas en una clínica de Milán. Memorable y muy emotivo fue su obituario-epitafio escrito por él mismo en el estilo aséptico que le era característico.