Imperio alemán

El 18 de enero de 1871, pocos meses después de la derrota del Segundo Imperio francés a manos de Prusia y la Confederación Alemana del Norte, Otto von Bismarck, el hombre tras la victoria prusiana, proclamaría en el seno del Palacio de Versalles el nacimiento del Imperio alemán, convirtiéndose, desde entonces, en la mano derecha del káiser del nuevo estado alemán unificado.

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Fecha y duración del Imperio alemán

¿Cuándo y dónde se fundó el Imperio alemán?

El Imperio alemán o Deutsches Kaiserreich fue fundado el 18 de enero de 1871 en la Galería de los Espejos del Palacio de Versalles (Yvelines, Versalles, Francia).

¿Cuándo se disolvió el Imperio alemán?

El Imperio alemán o Deutsches Kaiserreich se disolvió oficialmente el 11 de agosto de 1919 con la promulgación de la Constitución de Weimar, aunque, de facto, ya había dejado de existir tras la firma del Armisticio de Compiègne el 11 de noviembre de 1918.

¿Cuánto duró el Imperio alemán (de facto)?

47 años, 9 meses y 24 días (18 de enero de 1871-11 de noviembre de 1918).

¿Cuánto duró el Imperio alemán (de iure)?

48 años, 6 meses y 24 días (18 de enero de 1871-11 de agosto de 1919).

Ubicación geográfica del Imperio alemán

En un principio, el territorio del Imperio alemán estuvo conformado por los dominios de la Confederación Alemana del Norte, así como por los antiguos territorios franceses conquistados durante la guerra franco-prusiana. Sin embargo, con el pasar de los años nuevos territorios serían añadidos al imperio en forma de colonias.

Mapa del Imperio alemán
Mapa del Imperio alemán, incluidas sus colonias, en el año 1914. Imagen: Wikipedia.

Así, pues, en aras de ejemplificar la envergadura de dichas políticas coloniales, a continuación os mostramos un cuadro informativo de los territorios en África, Asia y Oceanía que estuvieron bajo dominio alemán desde 1880 hasta 1919:

Nombre de la colonia Nombre original de la colonia Periodo Superficie total (km²) Países actuales que formaron parte de la colonia
África Occidental Alemana Deutsch-Westafrika 18841919 582.200 Camerún
Nigeria
Chad
Guinea
República Centroafricana
Ghana
Togo
África Oriental Alemana Deutsch-Ostafrika 18801919 995.000 Burundi
Kenia
Mozambique
Ruanda
Tanzania
África del Sudoeste Alemana Deutsch-Südwestafrika 18841918 835.100 Namibia
Nueva Guinea y Samoa Alemana Deutsch-Neuguinea 18841918 247.092 Papúa Nueva Guinea
Islas Salomón
Palaos
Micronesia
Nauru
Islas Marianas del Norte
Islas Marshall
Samoa
Kiautschou Kiautschou 18981914 515 China
Tientsin Tientsin 18951917 Desconocida China

Origen, antecedentes y causas del Imperio alemán

La disolución del Sacro Imperio Romano Germánico y el sentimiento antifrancés

El 6 de agosto de 1806, en el marco de las guerras napoleónicas, Francisco II del Sacro Imperio Romano Germánico abdicaría de su título como emperador, liberando, en el proceso, a todos los estados y funcionarios a su servicio de sus juramentos y obligaciones imperiales.

Poco tiempo después de la caída del Primer Reich y el nacimiento de la Confederación del Rin como Estado satélite de Napoleón I, un poderoso sentimiento antifrancés comenzaría a gestarse en varios de los estados alemanes que formaron parte del Sacro Imperio. No obstante, este sentimiento desaparecería rápidamente tras la derrota definitiva de Napoleón en la batalla de Waterloo (1815).

La batalla de Waterloo, 18 de junio de 1815
La batalla de Waterloo, 18 de junio de 1815, obra de Denis Dighton (siglo XIX).

La Confederación Germánica o Alemana

Tras la disolución definitiva del Primer Imperio francés y la celebración del Congreso de Viena (18141815), los antiguos reinos y principados alemanes pertenecientes al extinto Sacro Imperio Romano Germánico se unirían para dar vida a una nueva confederación de estados alemanes, naciendo, de esta manera, la Confederación Germánica o Alemana.

Ya fuese por influencia cultural o por poderío militar bruto, los reinos de Prusia y Austria se convertirían rápidamente en los dos estados más poderosos de la Confederación Alemana.

Si bien durante poco más de medio siglo Austria ejerció el control absoluto sobre la Confederación, contando incluso con el apoyo de Prusia, la situación cambiaría radicalmente tras el estallido de la guerra austro-prusiana el 14 de junio de 1866.

La Confederación Germánica del Norte

Dos años después de haber establecido una infructuosa alianza política, las tensiones entre los reinos de Prusia y Austria llegarían a su punto álgido con el estallido de la guerra austro-prusiana el 14 de junio de 1866, de la cual Prusia saldría victoriosa.

De esta manera, la Confederación Germánica llegaría a su fin, no sin antes dar paso a una nueva confederación de veintidós (22) estados alemanes: la Confederación Alemana del Norte, de la cual Austria sería totalmente excluida.

La guerra franco-prusiana como antesala del Imperio alemán

Poco tiempo después del nacimiento de la Confederación Germánica del Norte y del ascenso político de Prusia como el estado más influyente de la coalición, tendría lugar el estallido de la guerra franco-prusiana, la cual concluiría con la derrota definitiva del Segundo Imperio francés y la abdicación forzosa del emperador Napoleón III.

Tales resultados no hubiesen sido posibles sin la astucia y la estrategia político-militar de Otto von Bismarck, quien es considerado uno de los estadistas más influyentes y respetados del siglo XIX.

La derrota y captura de Napoleón III no solo condujo a la disolución del Segundo Imperio Francés, sino también a la de la mismísima Confederación Germánica del Norte, aunque, en el caso de esta última, su desaparición serviría como antesala del nacimiento de un Estado alemán mucho más cohesionado y poderoso.

Así, pues, el 18 de enero de 1871, Otto von Bismarck, en compañía del rey Guillermo I de Prusia, proclamaría en la Galería de los Espejos del Palacio de Versalles, ante la mirada impotente de los franceses, el nacimiento del Imperio alemán, marcando con ello el inicio del Segundo Reich.

Proclamación del Imperio alemán
Proclamación del Imperio alemán, pintura al óleo de Anton von Werner (año 1885).

Etapas del Imperio alemán

Guillermo I y Otto von Bismarck: la edad dorada del Imperio alemán

El milagro económico del Imperio alemán

Debido al innegable éxito de las meticulosas estratégicas políticas y militares de Otto von Bismarck, el káiser Guillermo I no prescindió de sus servicios, al contrario, lo nombró canciller del Imperio alemán, manteniéndose en dicho cargo desde el 21 de marzo de 1871 hasta el 20 de marzo de 1890.

Durante la era de Bismarck, el Imperio alemán experimentó un milagro económico sin precedente, alcanzando un nivel de industrialización lo suficientemente alto como para convertir a Alemania en una de las principales potencias europeas.

No obstante, tales hazañas económicas trajeron consigo determinadas conductas antidemocráticas, como, por ejemplo, la represión de partidos políticos rivales e instituciones religiosas.

El expansionismo y las políticas coloniales del Imperio alemán

Hacia la década de 1880, el Imperio alemán daría inicio a sus políticas expansionistas, iniciando una feroz campaña de conquista fuera del territorio europeo.

En poco menos de cuarenta años, el Imperio alemán consiguió colonizar poco más de 2.659.907 km2, repartidos entre África, Asia y Oceanía. Se ocupaba, total o parcialmente, el territorio de los siguientes países actuales:

  • Camerún
  • Nigeria
  • Chad
  • Guinea
  • República Centroafricana
  • Ghana
  • Togo
  • Burundi
  • Kenia
  • Mozambique
  • Ruanda
  • Tanzania
  • Namibia
  • Papúa Nueva Guinea
  • Islas Salomón
  • Palaos
  • Micronesia
  • Nauru
  • Islas Marianas del Norte
  • Islas Marshall
  • Samoa
  • China

El año de los Tres Káiseres: el ascenso de Guillermo II

El 9 de marzo de 1888, tras diecisiete años de mandato imperial, el káiser Guillermo I de Alemania fallecería por causas naturales a los 90 años de edad.

Guillermo II de Alemania
Fotografía de Guillermo II de Alemania.

A su muerte, Federico III le sucedería como rey de Prusia y káiser de Alemania. Sin embargo, tan solo noventa y nueve días después de haber iniciado su mandato, el nuevo káiser fallecería a causa de cáncer de laringe, el cual, al momento de su coronación, ya se encontraba bastante avanzado.

Ante esta serie de sucesos poco probables, Guillermo II, nieto de Guillermo I, asumiría como el nuevo rey de Prusia y káiser de Alemania el 15 de junio de 1888.

Desde su primer día de gestión, Guillermo II exhibió un gran descontento respecto de las políticas del Canciller de Hierro, por lo que decidiría prescindir de sus servicios al cabo de dos años, causando con ello un gran impacto en las políticas externas del imperio.

Durante su retiro, Otto von Bismarck, el Canciller de Hierro, comentó: veinte años después de que me haya ido, todo habrá terminado; y así sucedió.

Veinte años después de la muerte de Bismarck (30 de julio de 1898), el 11 de noviembre de 1918, el Imperio alemán desaparecería, de facto, tras la firma del Armisticio de Compiègne y la abdicación del káiser Guillermo II.

El nacimiento de la Triple Entente: la antesala de la Gran Guerra

A pesar de las discrepancias existentes entre Guillermo II y Otto von Bismarck, ambos estadistas perseguían el mismo sueño: establecer la supremacía alemana respecto a las otras potencias europeas, especialmente respecto al Reino Unido.

No obstante, a diferencia de Bismarck, la política externa de Guillermo II era mucho menos discreta, por lo que no es de extrañar que algunas de sus acciones, como, por ejemplo, el reforzamiento de la Armada alemana, alertara al resto de potencias europeas.

Uno de los primeros monarcas en reaccionar a las nuevas políticas externas de Guillermo II fue su tío, Eduardo VII de Inglaterra, el cual respondería de manera similar, dando inicio a una peligrosa carrera armamentística en Europa.

Poco tiempo después, el Estado francés y el Imperio ruso reaccionarían de manera similar a Reino Unido, por lo que, ante el inminente estallido de una nueva guerra, decidirían aliarse entre sí.

De esta manera, en 1907 nacería la Triple Entente, una alianza constituida entre el Imperio ruso, el Reino Unido y la Tercera República francesa.

La Gran Guerra: el fin del Imperio alemán

La crisis de julio de 1914: el atentado de Sarajevo

El 28 de junio de 1914, el káiser Guillermo II de Alemania quedaría profundamente conmocionado tras recibir la noticia del asesinato de Francisco Fernando de Austria y la duquesa Sofía Chotek.

Guillermo II de Alemania y Francisco Fernando de Austria
Fotografía de Guillermo II de Alemania y Francisco Fernando de Austria (año 1912).

A pesar del impacto que supuso la muerte de su amigo, Guillermo II emprendió rápidamente una ardua campaña para resolver la inminente crisis geopolítica. Sin embargo, sus esfuerzos serían en vano.

Un mes después del atentado de Sarajevo, ya fuese por deseos de venganza o por presión de sus ministros y generales, el emperador Francisco José de Austria declararía la guerra a Serbia, ocasionado con ello una inmediata respuesta político-militar por parte del zar Nicolás II de Rusia, el cual dio inicio a una movilización general de tropas rusas hacia territorio austríaco.

Ante tal situación, el 1 de agosto de 1914, impotente y frustrado por la situación venidera, Guillermo II se ve forzado a declarar la guerra en contra del Imperio ruso, no sin antes acusar a la Triple Entente con las siguientes palabras:

[…] Inglaterra, Rusia y Francia han acordado entre ellos, sabiendo que nuestras obligaciones en los tratados nos obligan a apoyar a Austria, usar el conflicto entre Austria y Serbia como pretexto para librar una guerra de aniquilación contra nosotros.

Naturalmente, la declaración de guerra alemana provocaría que la alianza previamente establecida entre Rusia, Francia e Inglaterra (Triple Entente) se activara, provocando con ello el inicio de la Primera Guerra Mundial.

El desenlace de la Gran Guerra

Poco tiempo después del estallido de la Gran Guerra, el Imperio otomano, el cual guardaba cierta enemistad con el Imperio ruso, decidiría unirse al bando de las potencias centrales; por su parte, el Reino de Bulgaria pasaría a formar parte del bando de los aliados.

Ya fuese por intereses personales o por simple pragmatismo político, el rey Víctor Manuel III de Italia decidiría abandonar a las potencias centrales para formar parte del bando de los aliados.

A pesar del engrosamiento de sus filas y de algunas victorias importantes, el poderío militar de las potencias aliadas no ocasionó la derrota temprana de las potencias centrales, sino más bien una irremediable e inclemente guerra de trincheras.

Como habría de esperarse, dada la supremacía militar de Alemania respecto al resto de potencias centrales, esta participaría de forma activa en la mayoría de frentes abiertos de la Gran Guerra.

No obstante, esto último le convertiría en el blanco principal de los aliados, quienes decidirían atacar las colonias alemanas en África, Asia y Oceanía.

Con el pasar de los años, el recrudecimiento de la guerra y la aparición de la gripe en el campo de batalla, las potencias centrales comenzarían a perder la guerra, especialmente tras la entrada de los Estados Unidos a la misma en 1917.

Así, pues, ante la inminente derrota de las potencias centrales, el pueblo alemán, harto de la guerra, decidió levantarse en contra del káiser Guillermo II y exigir el cese de la guerra durante los acontecimientos de la Revolución de noviembre de 1918.

Pocos días después del estallido de las revueltas populares, el 9 de noviembre de 1918, el káiser Guillermo II sería destituido de su cargo como emperador, viéndose obligado a exiliarse en los Países Bajos tras perder el apoyo de sus generales y súbditos.

Dos días después de la abdicación forzosa del último káiser, el Imperio alemán se rendiría definitivamente tras la firma del Armisticio de Compiègne.

Firma del Armisticio de Compiègne
Pintura de la firma del Armisticio de Compiègne el 11 de noviembre de 1918, obra de Maurice Pillard Verneuil.

Consecuencias del Imperio alemán

Las siguientes son algunas de las consecuencias derivadas del Armisticio de Compiègne, la abdicación del káiser Guillermo II y el final abrupto del Imperio alemán:

El final de la monarquía alemana y el nacimiento de la República de Weimar

El Estado alemán sufriría importantes modificaciones a nivel estructural, las cuales se vieron reflejadas especialmente en su sistema de gobierno, pasando de ser un gobierno de tipo monárquico, parcialmente constitucional, parlamentarista y federal, a ser uno enteramente democrático, federal y republicano.

Este conjunto de cambios quedaría plasmado en la constitución aprobada por la Asamblea Nacional constituyente celebrada en Weimar el 31 de julio de 1919.

Alemania devuelve los territorios de Alsacia y Lorena a Francia

El Imperio alemán se vio forzado a devolver los territorios de Alsacia y Lorena a Francia, los cuales habían sido conquistados durante los acontecimientos de la guerra franco-prusiana (1871).

Asimismo, el Estado alemán también se vio obligado a ceder otros territorios, como, por ejemplo, Prusia occidental y Dánzig a la República polaca, y Eupen y Malmedi a Bélgica.

El desenlace de las antiguas colonias alemanas en África, Asia y Oceanía

En cuanto a las colonias del Imperio alemán, señalar lo siguiente:

  • Togolandia y Camerún serían divididas entre Reino Unido y Francia.
  • África Occidental alemana, entre Reino Unido y Bélgica.
  • África del Sudoeste Alemana quedaría bajo custodia sudafricana.
  • Por último, las colonias germanas situadas en China y la Polinesia serían repartidas entre el Reino Unido y el Imperio de Japón.

Cabe destacar que, en todos las antiguas colonias y territorios germanos perdidos, la propiedad privada anterior a la guerra mantendría su statu quo.

El precio de la paz y las consecuencias económicas de la Gran Guerra para Alemania

El Estado alemán fue sancionado por un total de 132 000 millones de marcos de oro, esto es, aproximadamente 33 millones de dólares actuales.

Cabe destacar que el pago de dicha deuda no sería completado sino hasta 2010, específicamente, durante la administración de Angela Merkel.

Las consecuencias sociopolíticas de la Gran Guerra y su relación con la Segunda Guerra Mundial

A pesar de haber sido una de las cuatro potencias centrales durante la guerra, el Imperio alemán recibiría la mayor parte de la responsabilidad política, moral y económica de la Gran Guerra.

Ante tal escarnio político, los sectores más reaccionarios y nacionalistas de Alemania comenzarían hacer vida política en el país, sentando con ello las bases del posterior ascenso político de Adolf Hitler y el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP).

Referencias
¿Cómo citar este artículo?

Suárez, L. M. Imperio alemán. (2024, 9 de abril). MuchaHistoria. https://muchahistoria.com/XXX/ | Última actualización: 2024, 9 de abril.

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