“La historia que no puede eludirse, tampoco puede ser violentada a
capricho, hay tareas qué cumplir en cada época. Tiempos hay en el
que el patriotismo no exige ofrendar la existencia en un acto
absoluto, sino consagrarla... Ignacio López Rayón es un monumento
que simboliza cómo se muere por las convicciones y como se perece
por el pueblo.”

Alfonso Reyes
Poeta, narrador, pensador mexicano

 

Ignacio López Rayón, héroe insurgente, nació en Tlalpujahua, Michoacán, en el año de 1773. Estudió en el Colegio de San Ildefonso de ciudad de México, donde se tituló de abogado. Al terminar sus estudios regresa a Michoacán, pero en esta ocasión como abogado. En octubre de 1810 se unió a la insurrección comandada por Miguel Hidalgo, poco tiempo después fue nombrado Secretario de Estado y del Despacho en el gobierno provisional que Hidalgo instaló en Guadalajara; encargándose de la formación de un gobierno civil. Con tal designación, expidió nombramientos de gobierno, mandó publicar los decretos de abolición de la esclavitud y de los tributos, y promovió la publicación del periódico insurgente El Despertador Americano, publicación en la que se difundía el pensamiento liberal.[1]

Posterior a la muerte de Miguel Hidalgo, Ignacio Rayón quedó al frente como jefe indiscutible durante algún tiempo, gracias a su perseverancia, logró mantener unido al movimiento y continuar los combates en el centro del país, después de la captura de los principales jefes en Coahuila y su fusilamiento en Chihuahua. Rayón, al ser un conocedor de que todo movimiento que pretenda alcanzar la reivindicación de los derechos y establecer límites al poder absoluto debe tener formas jurídicas y políticas que lo sustenten, el 21 de agosto de 1811 decidió formar la Suprema Junta Nacional Americana de Zitácuaro, representando un primer paso muy importante en el proceso de emancipación política de la península[2]. El objetivo de la Suprema Junta era crear un México libre y soberano con representatividad propia, fue la encargada de expedir leyes, proclamas y reglamentos. Asimismo, elaboró un documento titulado “Elementos constitucionales”, que fue el primer intento de organizar las ideas emancipadoras en un instrumento legal. Estrechamente vinculado a los preceptos de Hidalgo, el documento decretaba la abolición de la esclavitud, la igualdad de clases, la libertad de expresión y la inviolabilidad del domicilio; constituye un antecedente de los Sentimientos de la Nación de Morelos[3]. En eso estriba la importancia que tiene la Suprema Junta Nacional Americana, ya que bajo su directriz se llevó a cabo la expansión de la guerra insurgente y fungió como centro coordinador en lo militar, en lo jurídico y en lo político.

Un año mas tarde en 1812 elaboró un proyecto de Constitución que envíó a Morelos, y en 1813 formó parte del Congreso de Chilpancingo, firmando el acta de Independencia en noviembre del mismo año. Ignacio Rayón continuó en la lucha independentista hasta 1817, año en que, se rebeló contra la junta de Jaujilla que no quiso reconocerlo como Jefe Supremo de los Ejércitos Insurgentes, esto provocó que fuera detenido por Nicolás Bravo y en diciembre de ese mismo año por las tropas españolas, las cuales lo enviaron a la Ciudad de México, donde estuvo preso. Fue liberado en 1820, al promulgarse de nuevo la Constitución de Cádiz. Finalmente volvió a la política después de la caída de Iturbide.[4]

Consumada la independencia ocupó diversos cargos como: Intendente de la Provincia de San Luis Potosí en 1823; Diputado al Congreso Constituyente de 1823 a 1824 y Comandante Militar de Jalisco en 1825.

Ignacio López Rayón, un personaje fundamental para la Independencia de México comandante del ejército insurgente, en quien recayó la constitución de un Gobierno autónomo y con su pericia y habilidad lo llevo a buen término. Es relevante destacar su pensamiento libertario que enfatizaba su lucha por los derechos del hombre, por la división de poderes y por el reconocimiento de la autonomía de la Nación mexicana. Fue un hombre adelantado a su época, como abogado visionario entendió que el mejor mecanismo para legitimar y consumar un movimiento libertario es el derecho, la Constitución. Ignacio López Rayón, quien ha permanecido en segundo plano y poco mérito se le ha dado en los anales de la historia, falleció el 2 de febrero de 1832 [5]

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