Milli Vanilli: Girl You Know It's True (2023), de Simon Verhoeven

El productor musical alemán Frank Farian, especializado en crear versiones de canciones ya existentes y llevarlas al éxito, decide formar un grupo con dos bailarines negros cuyas actuaciones sobre el escenario son brillantes. Él ve en ellos un gran potencial para convertirlos en estrellas pop y su estrategia es crear un tema musical de calidad en el estudio y luego vendérselo a los medios como si fuera obra de Rob Pilatus y Fab Morvan, los dos componentes del grupo Milli Vanilli. Luego, los bailarines Rob y Fab se encargarán de engatusar sobre el escenario y de hacer el playback de unas canciones que ni siquiera han grabado ellos.

Película que recrea uno de los mayores fraudes de la historia de la música. Los fans de Milli Vanilli se quedaron estupefactos en 1990, cuando supieron que sus ídolos eran en realidad una farsa, pues habían engañado a millones de personas haciéndoles creer que eran consumados cantantes cuando en realidad ni una sola nota de sus canciones había salido de sus gargantas. Con Milli Vanilli: Girl You Know It's True el guionista y director Simon Verhoeven ofrece un recorrido por la breve época en que se hicieron famosos estos dos jovenes, con sus bailes, su música ligera y su aspecto sofisticado, con sus largos peinados y su ropa colorida y amplia. El guión tiene cierta frescura al iniciar la narración con los dos protagonistas relatando su historia al espectador, una licencia –la de romper la cuarta pared– que se usa además en otras ocasiones. El relato se ciñe a los hechos sin entrar en grandes honduras, de modo que asistimos de modo somero a lo que aconteció en esos pocos pero intensos meses de éxito mundial del grupo, con muchas alegrías, discusiones, dudas, fiestas, desavenencias y frustraciones.

Milli Vanilli: Girl You Know It's True muestra la dificultad de vivir instalado en la mentira y cómo ésta acaba destruyéndote. Lo hace sobre todo al mostrar el gran desasosiego de los protagonistas al comprobar que no son más que un “producto” y que nadie les va a dar la oportunidad de ser ellos mismos, de tener su propia voz (otra cosa es que eso fuera posible). Verhoeven logra el propósito de obtener un fresco general de los acontecimientos, aunque el resultado final no tiene el suficiente poso como para impactar demasiado y tampoco para que empaticemos con sus personajes, más todavía si los espectadores no vivieron o no recuerdan aquel escándalo. Las interpretaciones son correctas.