North Hollywood (2021), de Mikey Alfred

Una película sobre la difícil adolescencia, en que toca pisar y atravesar esa frontera que da paso a la vida adulta. Michael está en el último año de instituto. Vive con su padre viudo, y ejerce de monaguillo en la iglesia. Le encanta el skate, como a uno de sus mejores amigos, Adolf. Y hay una chica, Rachel, que le hace tilín. Se avecina una época de cambios, donde las opciones son ir a la universidad, ponerse a trabajar o acometer el sueño de dedicarse profesionalmente a patinar.

Debut en el largometraje bastante notable de Mikey Alfred, que atrapa de modo amable el abanico de emociones y sentimientos contrapuestos que se asoman a la vida de un joven cuando debe tomar decisiones importantes. Es el momento de las inevitables equivocaciones, que ayudan a madurar bien encajadas, y el momento en que se forjan o se consolidan lazos de amistad y distintas relaciones. Aunque también puede ser el momento del distanciamiento, de los caminos que se bifurcan.

Todo lo anterior lo atrapa bien el film, donde Ryder McLaughlin aguanta bien el peso del protagonismo. Aunque todas sus relaciones tienen interés, y se dibujan bien las complicidades y las aristas, donde hay discusiones, momentos tiernos y espacio para el humor, está muy lograda la relación paternofilial, sobre todo en el tramo final, la última escena que comparte McLaughlin con su padre en la ficción, un estupendo Vince Vaughn. Hay gran verdad en poner en valor una vida normal, y a la vez lo importante que es no renunciar a los sueños.