Crítica de ‘El extraño’. A la sombra de Hitchcock y Polanski

Ópera prima en el largometraje de la realizadora Chloe Okuno, El extraño no oculta en ningún momento sus influencias. La idea del voyerismo y el asesinato parece inspirarse en La ventana indiscreta, mientras que el ingrediente de la mujer solitaria en un edificio ominoso podría tener como origen La semilla del diablo. Por último, la tristeza de una mujer joven en una ciudad extraña de la que desconoce el idioma y se encuentra fuera de lugar tendría su referente más obvio en Lost in Translation.

Okuno, que asume también la tarea de guionista junto a Zack Ford, nos ofrece un particular pastiche de referencias que tiene como objetivo mostrarnos un bonito espectáculo visual, especialmente interesante en la cautivadora creación de atmósferas malsanas, pero que cojea por un guion repetitivo y estirado hasta la más de hora y media de duración.

Como ya hemos comentado, la cineasta demuestra solidez a la hora de crear un clima enrarecido a través de la fotografía Benjamin Kirk Nielsen y el uso de la ciudad de Bucarest casi como un personaje más de esta historia sobre una joven estadounidense que viaja con su novio a la capital de Rumanía y cree apreciar que un vecino del bloque de enfrente la vigila y acosa.

Lástima que el guion estire en exceso la premisa inicial hasta un final demasiado efectista que deja un regusto agridulce. Ni siquiera la estupenda labor de Maika Monroe, como la chica acosada, y del inquietante Burn Gorman, en el papel de su principal amenaza, acaban de arreglar una película de bonito envoltorio que, sin embargo, falla en el armazón dramático que lo sustenta.