Helmut Berger, icono del cine europeo de los a�os 60 y 70, y art�fice de la ruptura de tab�es sexuales de esa �poca, ha muerto este jueves en Salzburgo poco d�as antes de cumplir 79 a�os.
La vida de joven aspirante a actor, hijo de una acomodada familia de hoteleros austr�acos, cambi� radicalmente cuando la mirada de Luchino Visconti se pos� sobre �l.
El gran maestro del cine italiano lo convirti� en su amante y, despu�s de ofrecerle un papel en Las Brujas (1967), lo transform� en uno de los mayores mitos del s�ptimo arte con La Ca�da de los Dioses (1969), una retorcida denuncia de la implicaci�n de las grandes familias industriales alemanas en la subida del nazismo.
Helmut Berger encarnaba al nieto andr�gino, que provocaba a la familia parodiando a la Marlene Dietrich de El �ngel Azul. Pederasta en sus ratos libres, su perverso y cruel personaje acababa vistiendo el negro uniforme de las SS y apoder�ndose de la f�brica de metal de la familia. Visconti le regal� despu�s el absoluto protagonismo de la desmedida Luis II de Baviera (1973), y volvieron a colaborar en la entra�able Confidencias (1974).
La muerte del cineasta italiano en 1976 lo dej� absolutamente devastado. Hubo intentos de suicidio, y el alcohol, en ingentes cantidades, fue una constante hasta sus �ltimos a�os. Siempre se consider� como "el viudo de Visconti", y su vida qued� marcada por el esp�ritu decadente de las pel�culas de su mentor.
Tuvo que ser Albert Serra el que lo rescatara para una �ltima actuaci�n en la genial Libert�, cr�nica de una org�a nocturna al alba del siglo XVIII de la que ahora mismo se est� proyectando un largo pasaje en el marco de la extraordinaria exposici�n Sade, en el CCCB, de Barcelona. Una despedida digna del actor, que tambi�n hab�a intervenido en la obra de teatro previa que el catal�n mont� en Berl�n.
No fue esta su �nica colaboraci�n con directores de nuestro pa�s. En su d�a, tambi�n se puso a las �rdenes de Jes�s Franco (Los depredadores de la noche) y de Antonio Ribas (la trilog�a Victoria!). Tampoco fueron las pel�culas de Visconti sus �nicas obras maestras. Le vimos en El jard�n de los Finzi-Contini (1970), otra cumbre del cine italiano, esta vez a cargo de Vittorio de Sica, que tambi�n trataba la subida de los fascismos, aunque desde una �ptica muy distinta. Casi inevitablemente, Tinto Brass cont� con �l para Sal�n Kitty (1976), que podr�amos considerar como una versi�n er�tico-festiva de La Ca�da de los Dioses.
Tambi�n obtuvo un peque�o papel de alop�cico banquero del Vaticano en la tercera entrega de El Padrino, y apareci� en varios episodios del culebr�n Dinast�a. M�s recientemente, Bertrand Bonello le llam� para dar vida a Yves Saint Laurent en su fase, claro, m�s decadente.
A un nivel simb�lico, el personaje que mejor define a Berger quiz�s sea el de Dorian Gray: la revista Vogue le calific�, si demasiado riesgo a equivocarse (con perd�n de Alain Delon), como el hombre m�s guapo del mundo, pero mientras su belleza quedaba fijada en la tela del pasado, su vida se caracteriz� por un estado de decadencia continua, una constante cuesta abajo tapizada de toda clase de esc�ndalos y regada con todos los excesos posibles.
Hasta hace unos a�os, sus estados de ebriedad m�xima paralizaban los aviones en los que se sub�a, y fue acusado de bigamia por la actriz Francesca Guidato. Hab�an estado casados 15 a�os, pero no estaban oficialmente divorciados cuando el actor contrajo matrimonio en Ibiza, a los 71 a�os, con un joven 37 a�os m�s joven que �l conocido como "B�tox Boy", Florian Wess. No fue un asunto de dinero, pues entonces Berger ya se dec�a completamente arruinado, despu�s de una vida de lujo. Guidato le recrimin� de todo: consumo desaforado de alcohol y drogas, infidelidades m�ltiples con hombres y mujeres, y hasta una relaci�n sado masoquista con la asistenta del hogar. Puro Berger.
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