Heidelberg - Vivir en Alemania – DW – 15/12/2010
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Heidelberg - Vivir en Alemania

15 de diciembre de 2010

Los amantes de la noche, el baile y el desenfreno no tienen nada que buscar en Heidelberg. La urbe ofrece, sin embargo, infinidad de lugares para pasear y conocer gente agradable.

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El casco antiguo de Heidelberg.Imagen: AP

A pie o en bicicleta son las mejores formas de moverse en Heidelberg, una ciudad pequeña en donde resulta muy fácil conocer gente nueva: quienes se han visto una vez, vuelven a encontrarse con toda seguridad. Si se pasea entre la plaza Bismarck y la Iglesia del Espíritu Santo (Heiliggeistkirche, en alemán) es inevitable toparse con caras conocidas. El casco antiguo es ineludible; los alumnos de Filología Alemana, Inglesa o Románica están obligados a acercarse al centro histórico para ir a clases; los profesores, para ir a la biblioteca universitaria y las salas magnas principales; y todos los demás, para hacer sus compras, tomar café o ir al cine. Esa es una encrucijada inexorable.

Un corazón verde de cinco hectáreas

“A la larga, la ciudad se te queda un poco pequeña”, confiesa Bernie Wong, una joven de Singapur. A la estudiante de 20 años le gustaría disponer de un abanico de distracciones más grande, como el que le ofrece su metrópolis de origen.

13.11.2010 hin und weg heidelberg 2

Heidelberg no es un lugar que genere novedades constantemente. Sin embargo, dispone de animados bares, acogedores cafés, teatros, cines y festivales culturales que llegan a la ciudad con regularidad. Cuenta además con unos alrededores preciosos y con las Neckarwiesen, cinco hectáreas de área verde en el corazón de Heidelberg. En verano, esta superficie es invadida por una multitud ávida de sol para broncearse, festejar o jugar al fútbol. Si uno no se ha tropezado con ellos en el casco viejo, a más tardar en las Neckarwiesen vuelve uno a encontrar a los amigos, a los vecinos o al conserje de la universidad.

Residencias: la larga espera

Si Heidelberg es pequeña, su mercado inmobiliario es minúsculo: por eso, los alquileres son muy altos – unos pocos metros cuadrados dentro de un piso compartido pueden salir muy caros. A la disposición de los estudiantes están las residencias, pero las listas de espera para hacerse de una habitación son largas. Eso lleva a que muchos opten por mudarse a las afueras, a pueblos como Eppelheim, Neckargemünd o Walldorf.

Sarah Hampel estudia Traducción e Interpretación en la Universidad de Heidelberg; hace poco se mudó a Mannheim. Pese a vivir en la ciudad vecina, a la joven de 24 años no le toma más de media hora llegar desde su casa hasta el aula de clases, usando el transporte público. Y, apartando el hecho de que los alquileres en Mannheim son considerablemente más baratos, en materia de vida nocturna, a esta ciudad le sobra lo que a Heidelberg le falta.

Autor: Anne Allmening

Editor: Rosa Macías