Ya en el viejo imperio romano era popular la m�xima de que quien resiste, gana. Es lo que le ha sucedido, desde luego, a Kate Middleton, la figura del momento de la realeza internacional gracias, primero, a su sorprendente y muy aplaudida actuaci�n al piano en un concierto navide�o retransmitido por la televisi�n brit�nica, acompa�ando al cantante Tom Walker, y despu�s por las fant�sticas fotograf�as con motivo de su 40� cumplea�os, difundidas hasta la saciedad en medios de comunicaci�n de los cinco continentes.
Cualquier seguidor de los Windsor -incluidos quienes se hayan acercado a la dinast�a a trav�s de la serie The Crown- sabe bien que Buckingham sigue dando mil vueltas a cualquier otra familia real del planeta en cuestiones de propaganda. Qu� importante en estos tiempos el dominio de los asuntos relacionados con la imagen, y c�mo les cuesta entenderlo por desgracia a monarqu�as como la espa�ola.
La esposa del pr�ncipe Guillermo -primog�nito de Carlos de Inglaterra y segundo en la l�nea de sucesi�n al trono- goza hoy de una gran popularidad en el Reino Unido, s�lo superada por la que disfrutan la reina, Isabel II, y su marido, seg�n las encuestas que peri�dicamente publican distintos medios de comunicaci�n. Pero esto no siempre ha sido as�, antes al contrario. Desde su matrimonio, celebrado a lo grande en 2011, a la duquesa de Cambridge se le ha tachado de insulsa, de poco interesante, de fr�a y reservada, de sosa y aburrida... La escritora Hilary Mantel lleg� incluso a compararla con un "maniqu� de escaparate, sin personalidad".
No ten�a f�cil Kate Middleton ganarse un lugar en el coraz�n de los brit�nicos y perfilar su papel como futura reina consorte porque desde el mismo momento en el que se anunci� su noviazgo con Guillermo se la empez� a comparar con la suegra a la que no conoci�, Diana de Gales, una de las princesas m�s populares de la historia por mor del empe�o de los mass media y del triunfo del populismo antes de que este concepto entrara en la Academia y en las agendas pol�ticas.
Pues bien, hoy justamente lo que se celebra, lo que se admira, lo que se valora tanto de Kate Middleton es que es la ant�tesis de Lady Di. Y de su mal avenida cu�ada, Meghan Markle. Y de su t�o pol�tico Andr�s de Inglaterra -quien esta semana ha recibido el jarro de agua fr�a de que la Justicia estadounidense seguir� adelante con la causa que le involucra en el esc�ndalo Epstein de abusos sexuales-. Y de Sarah Ferguson. Y de... La lista es interminable.
La t�mida y hasta hace bien poco insulsa Kate se ha coronado porque ahora lo que se le reconoce es su discreci�n, su capacidad de trabajar por el bien de la Corona sin un solo esc�ndalo, sin aspavientos y sin estridencias. Se ha esforzado duro para integrarse a la perfecci�n en el r�gido protocolo palaciego y para actuar conforme se espera de un Windsor. Exactamente igual que le ha sucedido a Isabel II a lo largo de sus 70 a�os de reinado, es como si de pronto los brit�nicos se maravillaran por la capacidad de la duquesa para guardar silencio, para no meter la pata, para mostrarse siempre perfecta y para ser gris. La grisura es un valor al alza en medio del esc�ndalo protagonizado por el pr�ncipe Harry y su inadaptable mujer, Meghan Markle -dos ranas para la Monarqu�a-, o el mencionado del pr�ncipe Andr�s, que amenaza con emborronar el que se presenta como el a�o glorioso de Isabel II, que celebra este 2022 su Jubileo de platino por sus primeros 70 a�os en el trono.
FUTURA REINA
Y no nos enga�emos. Nada se ha dejado al azar. Como en el mito de Pigmali�n, a Kate Middleton se la ha esculpido hasta convertirla en la princesa perfecta. Y a la confianza que inspira para el futuro de la instituci�n, se a�ade la bien estudiada vinculaci�n de la duquesa con causas de car�cter social a las que ella da proyecci�n internacional -qu� importante el poder blando de la Monarqu�a en el siglo XXI- y tambi�n su cuidada presentaci�n como madre.
Esto �ltimo tampoco es balad�. La mujer de Guillermo ha cumplido hasta ahora con su principal obligaci�n como consorte del futuro rey, esto es, la de alumbrar tres hijos que aseguran la continuidad din�stica. Pero, adem�s, ha puesto todo de su parte para conseguir que el primog�nito, el peque�o Jorge, enamore a los brit�nicos, con una gran presencia en la vida p�blica desde que naci� que tambi�n ha impulsado la popularidad de la madre.
Con todos estos mimbres, a nadie puede extra�ar que Kate Middleton haya disfrutado de lo lindo en la sesi�n con el fot�grafo Paolo Roversi, quien ha hecho un trabajo innovador y moderno que, a la vez, es un gui�o a todas las mujeres de la realeza brit�nica desde el periodo victoriano. Otro gesto m�s de c�mo se construye con cincel una reina.
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