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Guillermo de W�rttemberg: el pastizal del riqu�simo heredero de un gran amigo del Rey Juan Carlos

Actualizado

Numerosos miembros de la realeza europea asisten hoy al funeral por el duque Carlos. Su nieto, de 26 a�os, asume ahora el 'trono' y uno de los mayores imperios familiares de Alemania.

Numerosos representantes del G�tha se han dado cita este s�bado en el formidable castillo de Altshausen (en la Alta Suabia alemana, a unos 40 kil�metros del lago Constanza) para asistir al funeral por el duque Carlos de Wurtemberg, fallecido hace un mes a los 85 a�os de edad. Entre otros, han estado presentes los grandes duques Enrique y Mar�a Teresa de Luxemburgo, as� como del pr�ncipe soberano Hans Adam de Liechtenstein y su hijo, el pr�ncipe heredero Alois. No es para menos porque estamos hablando del rey sin trono de Wurtemberg, el que fuera reino alem�n hasta 1918; uno de los arist�cratas m�s ricos de Europa, con gran influencia en el sector empresarial y pol�tico de la Alemania actual y muy bien relacionado con muchos monarcas del continente, incluido el Rey Juan Carlos, con quien mantuvo durante d�cadas una estrech�sima amistad.

No ha acudido nuestro Em�rito a las exequias. Y, sin embargo, es indudable que habr� sentido mucho la muerte del duque Carlos, con quien comparti� tantos momentos de intimidad. Los castillos y las extensas propiedades del alem�n sirvieron muchas veces a nuestro anterior Jefe de Estado como refugios para sus francachelas.

Todos los ojos estar�n puestos hoy en uno de los nietos del finado, Guillermo Federico Carlos Felipe Alberto Nicol�s Erico Mar�a -�sta es la interminable ristra de sus nombres-, convertido a sus 26 a�os en el nuevo jefe de la dinast�a Wurtemberg y con la pesada responsabilidad de hacerse con las riendas de un vast�simo legado hist�rico y cultural, as� como de propiedades de incalculable valor que convierten a esta familia real en una de las m�s ricas de toda Europa.

El pr�ncipe Guillermo es casi un desconocido para el gran p�blico. De car�cter extraordinariamente reservado, nunca le ha gustado asistir a las grandes fiestas de la nobleza alemana. Se sabe que ha estudiado en la prestigiosa Royal Agricultural College (Gloucestershire, Reino Unido), prepar�ndose para el momento en el que tuviera que hacerse cargo de las decenas de miles de hect�reas de terrenos forestales, agr�colas y de vi�edos de la dinast�a repartidas en media Europa.

ACCIDENTE MORTAL

La vida de Guillermo dio un giro dram�tico en mayo de 2018 cuando perdi� la vida su padre, el duque heredero Federico de Wurtemberg, en un accidente automovil�stico. Ello convirti� al jovenc�simo pr�ncipe en el sucesor de su abuelo, obligado a asumir responsabilidades en la gesti�n del patrimonio familiar mucho antes de lo esperado. Al funeral por Federico asistieron muchos miembros de las familias reales europeas, como Felipe y Matilde de B�lgica. La ausencia de los Borbones espa�oles no pas� desapercibida.

Y es que son dos dinast�as muy vinculadas. Carlos de Wurtemberg se convirti� en heredero por la renuncia de su hermano mayor a sus derechos din�sticos para contraer matrimonio morgan�tico. No fue su caso. �l se cas� en 1960 con la exc�ntrica y muy habitual de las revistas del coraz�n espa�olas Diana de Francia. La princesa de Orleans, una de las hijas de los condes de Par�s, hab�a formado parte del c�rculo estrecho de Juanito, el entonces Pr�ncipe Juan Carlos, durante el exilio en Estoril. Don Juan y Do�a Mar�a de las Mercedes eran �ntimos de los muy pudientes condes de Par�s.

Don Juan Carlos, ya convertido en Rey de Espa�a, fue padrino de bautismo de la hija menor de los seis v�stagos de Carlos de Wurtemberg y Diana de Francia, la duquesa Flor. Tampoco se perder�a el hoy Em�rito la boda de �sta, en 2003, con el conde Mauricio von Go�ss.

Durante d�cadas, los Wurtemberg han pasado temporadas en su mansi�n de Mallorca, muchas veces punto de salida de los cruceros por el Mediterr�neo que realizaban en su formidable yate. Y hubo un tiempo en el que la familia coincid�a mucho con los Borb�n, pese a la leyenda extendida de la nula sinton�a entre la Reina Sof�a y la divertida y singular Diana de Francia.

En el verano de 1984, en plena estancia de nuestra familia real en Marivent, el propio Don Juan Carlos tuvo que desmentir un insistente rumor que vinculaba sentimentalmente a la Infanta Elena con uno de los hijos del matrimonio Wurtemberg, el duque Eberardo. "S�lo son dos buenos amigos que se conocen desde ni�os", aclar� un Rey harto de lo que se hab�a convertido en serpiente estival para los periodistas desplazados a Mallorca.

El nuevo duque de Wurtemberg hereda formidables castillos, como los de Altshausen, Friedrichshafeny Monrepos, as� como acciones en numerosas multinacionales y extensas tierras y campos de cultivo. No le van a faltar pretendientes.

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