Como ovejas sin Pastor: JESÚS TENDIDO EN LA CRUZ. Viernes Santo, según las revelaciones de Sor Josefa Menéndez

viernes, 29 de marzo de 2024

JESÚS TENDIDO EN LA CRUZ. Viernes Santo, según las revelaciones de Sor Josefa Menéndez

 


               ¡Contempladme, Ángeles del Cielo!... ¡Ved al Creador de todas las maravillas, al Dios a quien rinden adoración los Espíritus Celestiales, caminando hacia el Calvario y llevando sobre Sus hombros el leño santo y bendito que va a recibir Su último suspiro!... 

               Vedme también vosotras, almas que deseáis ser Mis fieles imitadoras. Mi Cuerpo, destrozado por tanto tormento, camina sin fuerzas, bañado de sudor y de Sangre... ¡Sufro... sin que nadie se compadezca de Mi dolor!... La multitud me acompaña y no hay una sola persona que tenga piedad de Mí!... ¡Todos me rodean como lobos hambrientos, deseosos de devorar su presa!

               Seguid conmigo unos momentos y a los pocos pasos me veréis en presencia de Mi Madre Santísima, que con el Corazón traspasado de dolor sale a Mi encuentro para dos fines: cobrar nueva fuerza para sufrir a la vista de Su Dios..., y dar a Su Hijo con su actitud heroica aliento para continuar la obra de la Redención.

               Para Mí lo más grande es Mi Madre, y no solamente no la puedo consolar, sino que el lamentable estado en que me ve procura a Su Corazón un sufrimiento semejante al mío. ¡La muerte que Yo sufro en el Cuerpo la recibe Mi Madre en el Corazón! ¡Ah! ¡Cómo se clavan en Mí Sus ojos, y los Míos, oscurecidos y ensangrentados, se clavan también en Ella! No pronunciamos una sola palabra; pero ¡cuántas cosas se dicen Nuestros Corazones en esta dolorosa mirada!...

               Pero... ha llegado la hora, y tendiéndome sobre la Cruz, los verdugos cogen Mis brazos y los estiran para que lleguen a los taladros preparados en ella. Con tal atroces sacudidas todo Mi Cuerpo se quebranta, se balancea de un lado a otro y las espinas de la corona penetran en Mi cabeza más profundamente. ¡Oíd el primer martillazo que clava Mi mano derecha...; resuena hasta las profundidades de la tierra!... Ya clavan mi mano izquierda...; ante semejante espectáculo los Cielos se estremecen; los Ángeles se postran. ¡Yo guardo profundo silencios... ¡Ni una queja se escapa de Mis labios! Después de clavarme las manos, tiran cruelmente de los pies...; las llagas se abren..., los nervios se desgarran..., los huesos se descoyuntan... ¡El dolor es inmenso!... ¡Mis pies quedan traspasados..., y Mi Sangre baña la tierra!...

               ¡Estad atentos, Ángeles del Cielo!, y vosotros, todos los que me amáis. Los soldados van a dar la vuelta a la Cruz para remachar los clavos y evitar que, con el peso de Mi Cuerpo, se salgan y lo dejen caer. ¡Mi Cuerpo va a dar a la tierra el beso de paz! ¡Mientras los martillazos resuenan por el espacio, en la cima del Calvario se realiza el espectáculo más admirable!... A petición de Mi Madre, que contemplando lo que pasaba y siéndole a Ella imposible darme alivio, implora la Misericordia de Mi Padre Celestial..., legiones de Ángeles bajan a sostener mi Cuerpo adorable para evitar que roce la tierra y que lo aplaste el peso de la Cruz...

               ¡Contempla a tu Jesús tendido en la Cruz!..., sin poder hacer el menor movimiento..., desnudo..., sin fama..., sin honra, sin libertad... Todo se lo han arrebatado... ¡No hay quien se apiade y se compadezca de Su dolor...; sólo recibe tormentos, escarnios y burlas!...; si me amas de veras, ¿qué no harás para asemejarte a Mí? ¿A qué no estarás dispuesta para consolarme?. Y ¿qué rehusarás a Mi Amor?. 


Extraído de "Un Llamamiento al Amor", 
Revelaciones del Sagrado Corazón de Jesús 
a la humilde religiosa Sor Josefa Menéndez



Toca sobre la imagen para verla en su tamaño original; 
se recomienda su copia y difusión, sin fines de lucro




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.