(PDF) Los Nassau y los Habsburgo: la deslealtad de Guillermo de Orange como asunto de familia | Liesbeth Geevers - Academia.edu
Los Nassau y los Habsburgo: la deslealtad de Guillermo de Orange como asunto de familia Liesbeth Geevers [Publicado en: Alicia Esteban Estríngana (ed.), Decidir la lealtad. Leales y desleales en contexto (siglos XVI-XVIII) (Aranjuez: Doce Calles, 2017) 47-70] Introducción En la historiografía neerlandesa sobre la rebelión y deslealtad de Guillermo de Orange contra Felipe II encontramos muy a menudo factores como su tolerante humanismo erasmiano contra la intransigencia religiosa de Felipe II; o su amor por los privilegios de los Estados de los Países Bajos y la posición central que tradicionalmente tenía la nobleza en el gobierno local contra los esfuerzos centralizadores y absolutistas del rey español.1 Pero en 1984, en el cuarto centenario de la muerte del héroe nacional, el historiador Koen Swart propuso la tesis de que, más que convicciones religiosas o principios políticos habían sido intereses familiares los que llevaban a Guillermo de Orange a oponerse al régimen Habsburgo y a tomar las armas contra su señor. Swart argumenta que Orange quería proteger a los luteranos en los Países Bajos contra la opresión Habsburga porque sus familiares eran en su mayoría luteranos – tanto su propia familia en Dillenburg, como sus suegros de Sajonia y Hesse que eran líderes del partido luterano en el Imperio. Tenía que proteger los intereses de sus familiares y suegros para no poner en peligro la alianza entre estas tres familias. Además, dice Swart, su honor fue seriamente herido cuando el Duque de Alba llevó a su hijo mayor y heredero Felipe Guillermo a España en 1567. Este fue un insulto tan grave, que Orange no podía aceptarlo sin desprestigiarse en los ojos de su propio círculo social.2 En la tesis de Swart topamos con dos elementos muy importantes para valorar las acciones de cualquier aristócrata de la edad moderna: el contexto familiar y social de esas acciones; y el honor que formaba parte de la identidad noble y el sentido de lo que significaba ser noble y de pertenecer a una familia de altísimo rango nobiliario como los Nassau y Orange.3 En este artículo quiero elaborar 1 Henk van Nierop, ‘Alba’s Throne: Making Sense of the Revolt of the Netherlands,’ in: G. Darby (ed.), Origins and Development of the Dutch Revolt (Londres, 2001), 29–47, 45–46; Simon Groenveld, M. E. H. N. Mout, H. L. P. Leeuwenberg, y W. M. Zappey, De Tachtigjarige oorlog. Opstand en consolidatie in de Nederlanden (ca. 1560–1650) (Zutphen, 2008), 9–10; Herbert H. Rowen, The Princes of Oranges: stadholders in the Dutch Republic (Cambridge, 1988), 10; Hubert Klink, Opstand, politiek en religie bij Willem van Oranje 1559–1568. Een thematische biografie (Heerenveen, 1998). 2 Koenraad W. Swart, ‘Wat bewoog Willem van Oranje de strijd tegen de Spaanse overheersing aan te binden?’ Bijdragen en mededelingen betreffende de geschiedenis der Nederlanden 99 (1984): 554–72. 3 Véase en este tema Liesbeth Geevers y Mirella Marini, ‘Introduction: Aristocracy, dynasty and identity in early modern Europe, 1520-1700,’ in: Liesbeth Geevers y Mirella Marini (eds.), Dynastic Identity in Early Modern Europe. Rulers, aristocrats and the formation of identities (Farnham, 2015). 1 estas ideas de identidad nobiliaria y tradiciones familiares, e investigar en qué medida la deslealtad de Orange fue motivada por tales razones, y también qué consecuencias tuvo para la futura identidad de sus descendientes. Eso no servirá para explicar completamente la deslealtad de Guillermo de Orange, porque los factores religiosos y políticos también tienen importancia, pero sin embargo creo que es un aspecto muy importante que tenemos que tener en cuenta, especialmente cuando analizamos las acciones de individuos nobles. La forma de este artículo será la siguiente: primero, trataré la dimensión histórica de la deslealtad de Guillermo, indicando los lazos históricos entre los Nassau y los Habsburgso y su reflejo en una genealogía temprana, que indican una estrecha cooperación entre las dos familias antes de 1550. En segundo lugar, hablaré sobre los cambios en las relaciones entre las dos familias como resultado de cambios en sus patrimonios, especialmente en el patrimonio Habsburgo, que significaría que las tradiciones familiares de Guillermo fueron menos aceptable a Felipe II que a Carlos V o Maximiliano II. Argumentaré que estos cambios condujeron a una ruptura y divergencia entre los Nassau y los Habsburgo, que era muy importante por la percibida deslealtad de Guillermo de Orange. En tercer lugar, trataré la justificación posterior de esta deslealtad, la reescritura de la historia de los lazos históricos en la famosa Apología, y el desarrollo de nuevo modelo para las generaciones futuras de la familia Nassau. En su conjunto, este artículo clarificará la dimensión familiar de la deslealtad de Guillermo en tres niveles: el del pasado, el del presente y el del futuro. Historia e identidad familiar Muchos historiadores empiezan sus historias de la casa de Nassau en el año 1544, en que el futuro Guillermo el Taciturno, hijo mayor de un conde alemán, heredó de su primo el principado de Orange y el patrimonio neerlandés de la dinastía. En este año el joven heredero viajó desde el castillo de Dillenburg, donde residía su padre – y que se sitúa en el oeste de Alemania a mitad de camino entre Bonn y Frankfurt am Main – a Bruselas para ser educado como buen católico y buen vasallo Habsburgo. Pero la historia de los Nassau y los Habsburgo empieza unos años antes, con la llegada de ambas dinastías en los Países Bajos. Ya en el siglo XIII encontramos un obispo electo de Utrecht, de la Casa de Nassau – un hijo del Conde Enrique II y su mujer Matilda de Güelders.4 Pero es sólo en tiempos de los Valois Duques de Borgoña, antecesores y antepasados de los Habsburgo como señores de los Países Bajos, que los condes de Nassau obtuvieron una vera posición de poder. 5 En el año 1403 Engelberto de Nassau, el tercer hijo del conde de Nassau-Dillenburg que hasta aquel momento había sido un clérigo alemán sin lazos con los Países Bajos, dejó el estado clerical después 4 N. Japikse, De geschiedenis van het Huis van Oranje-Nassau (La Haya, 1948), vol. I, 29-30. Hans Cools, Mannen met macht. Edellieden en de moderne staat in de Bourgondisch-Habsburgse landen (1475-1530) (Zutphen, 2001), 65-66. 5 2 de la muerte de sus hermanos mayores y contrajo matrimonio con la heredera neerlandesa Juana de Polanen, señora de Breda.6 Por este matrimonio los Nassau obtuvieron sus primeros patrimonios en los Países Bajos y que establecieron una rama neerlandesa de su dinastía. De este conjunto nasovio, la cuidad brabantina de Breda era la capital dinástica y los Nassau eran conocidos como los ‘NassauBreda’.7 Después de la muerte de Engelberto, su hijo mayor heredó Breda y el segundo Dillenburg, estableciendo dos ramas. Pero los patrimonios de Breda y Dillenburg quedarían muy unidos, porque existía el acuerdo de que en caso de falta de sucesores en una de las ramas, un representante de la otra rama heredaría.8 En efecto, en casi cada generación, o bien la línea alemana, o bien la línea neerlandesa quedaba sin heredero varón, de modo que muchas veces, dos hermanos de una u otra rama heredaban los dos patrimonios de su padre y de un tío sin hijos. Los señores de Breda formaban parte de la aristocracia borgoñona. Los duques de Borgoña eran señores de un conjunto de estados y provincias – entre ellos los condados de Flandes y de Holanda, y los ducados de Borgoña y Brabante et cétera – cada uno con sus propios grupos nobiliarios. La unificación de los Países Bajos era difícil por los muy distintos intereses geopolíticos y económicos de los estados, y la historia de rivalidad y guerra que hubo entre ellos.9 Los duques intentaban establecer una sola nobleza para todos sus estados, entonces un grupo con estrechos lazos entre ellos por vía de matrimonios, y también con lazos con distintas provincias del estado borgoñón – eso se logró dando bienes en distintas provincias a esos noble, o patrocinando matrimonios con herederas de otras provincias. Miembros de esta ‘super-nobleza’ tenían oficios en la corte y en el gobierno central, y además formaban parte de la Orden del Toisón de Oro – otra institución supranacional en los Países Bajos. Los nuevos estados de Engelberto de Nassau estaban dispersos por varias provincias: Holanda, Brabante, Zelanda, Henao y Utrecht. Esto significaba que el conde de Nassau tendría intereses en varias partes de los Países Bajos – tanto en el Norte como en el Sur – que conformaba a la política de los Valois duques de Borgoña de crear una aristocracia que podía servir como una fuerza unificadora en sus estados. Por eso, los Nassau iban a formar parte de 6 Olaf Mörke, Wilhelm von Oranien (1533–1584). Fürst und ‘‘Vater’’ der Republik (Stuttgart, 2007), 83; Georg Schmidt, ‘Des Prinzen Vaterland? Wilhelm I. von Oranien (1533–1584) zwischen Reich, deutscher Nation und den Niederlanden,’ in Ralph Melville (ed.), Deutschland und Europa in der Neuzeit. Festschrift für Karl Otmar Freiherr von Aretin zum 65. Geburtstag (Stuttgart, 1988), 223–39, 231; Adriaan W.E. Dek, Genealogie van het vorstenhuis Nassau (Zaltbommel, 1970), 67–74. 7 Véase por ejemplo las genealogías Wilhelm Knüttel, ‘Epitome Stemmatis nobilissimi illustrium dominorum comitum a Nassa’ (manuscrito, Real Biblioteca de La Haya, 78 H 35); Jan Orlers, Geslacht-boom der graven van Nassau (Leiden, 1616); Matteus Smallegange, Geslacht-rekening der doorluchtigste vorsten van Nassau en Oraenjen, waer in den oorspronk, aenwas en voorgank der selver, met het gene sy verricht hebben sedert den jare 682 tot het jaer 1675 (Amsterdam, 1675); y recientamente Dek, Genealogie van het vorstenhuis Nassau. 8 Koninklijk Huisarchief (Archivo de la Casa Real, La Haya), Inv. A11 (Príncipe Guillermo I), VII, 2: acuerdos entre las Casas de Nassau-Breda y Nassau Dillenburg. 9 W.P. Blockmans y W. Prevenier, The promised lands: the Low Countries under Burgundian rule, 1369-1530 (Philadelphia, 1999). 3 este grupo y así encontramos a Engelberto II, el nieto del primer Engelberto, como el primer Nassau caballero del Toisón en 1473.10 Desde este momento, los Nassau siempre tendrían un representante en la Orden, por lo menos hasta principios del siglo XVII.11 Además, el conde Engelberto II fue instrumental en recuperar y consolidar la posición de Maximiliano de Austria – desde 1482 viudo de la heredera borgoñona María y padre del jovencito duque Felipe el Hermoso – como regente de los Países Bajos, muy opuesta por las ricas ciudades de Flandes.12 De este modo, Engelberto II era un soporte importantísimo para los primeros Austrias y cuando Felipe el Hermoso viajó a Castilla con su esposa Juana en 1501, Engelberto se quedó en los Países Bajos como su gobernador. 13 El favor de los duques de Borgoña y después de los Habsburgo creció a su más alto nivel durante el gobierno de Carlos V, que tenía una relación estrechísima con Enrique III de Nassau, y también con el hijo de este, Renato de Chalons. Enrique, nacido en 1483, era el hijo mayor del conde de Nassau-Dillenburg, es decir de la rama alemana, pero vino a los Países Bajos en 1499 como heredero de su tío Engelberto, que no tenía hijos. En los años que seguían, viajaría con la corte borgoñona a Castilla en 1504 y de nuevo en 1506. Desde 1506, año en que murió Felipe el Hermoso, iba a formar parte del pequeño grupo de preceptores del muy joven príncipe Carlos, junto al futuro papa Adriano VI y el todopoderoso Guillermo de Croÿ-Chièvre. 14 Enrique combinaba oficios en la corte – como chambelán y chambelán mayor– en la administración – como miembro del consejo de estado, gobernador de Güeldres y Holanda – y puestos militares. Por su matrimonio con la heredera Mencía de Mendoza, II Marquesa del Cenete, fue aliado a la aristocracia castellana y pasó varios años en la Península Ibérica. Mientras estaba allí, parece que fue uno de los padrinos del recién-nacido príncipe Felipe en su bautismo en Valladolid (1527).15 En breve, se convirtió en uno de los grandes favoritos de Carlos V hasta su muerte en 1538. Estas buenas relaciones continuaron durante la vida de su hijo Renato, nacido en 1519, que fue muy favorecido por Carlos V y se dice que cuando Renato 10 Cools, Mannen met macht, 80. Los sucesivos ‘señores de Breda’ Engelbert II (1473), Enrique III (1505), Renato de Chalon (1531), Guillermo I (1555) y Felipe Guillermo (1599) entraron en la Orden. Además, dos condes de Nassau convertidos al catolicismo en el siglo XVII entraron: Juan VIII de Nassau-Siegen (1593-1638, nieto de Juan VI, hermano menor de Guillermo I), y Juan Luis de Nassau-Hadamar (1590-1653, hijo de Juan VI de su tercer matrimonio y por lo tanto sobrino de Guillermo I). Este último formó parte del equipo de negociadores del Emperador en la Paz de Münster (1648) y es personaje central en una genealogía manuscrita de 1648: Biblioteca Nacional de España, Mss/3281, ‘Papeles genealógicos varios,’ ff. 1-4 (gracias a Leonor Álvarez Francés por mostrarme este manuscrito). 12 Jelle Haemers, De strijd om het regentschap over Filips de Schone. Opstand, facties en geweld in Brugge, Gent en Ieper (1482-1488) (Gante, 2014). 13 Japikse, Geschiedenis van het Huis Oranje-Nassau, 39, 42. 14 Japikse, Geschiedenis van het Huis Oranje-Nassau, 44. 15 Aurelio Espinosa, ‘The formation of Habsburg rule in Spain, 1517-1528,’ tésis de doctorado inédita (Universidad de Arizona, 2003), 277. 11 4 murió en el asedio de San Dizier en 1544, el emperador lloró como si hubiera perdido a un hijo propio.16 Una genealogía nasovia, escrita en 1541, confirma las buenas relaciones entre los Habsburgo y los Nassau. Las genealogías nos dan una idea de qué significa ser Nassau – o ser miembro de cualquier otra familia – porque en su tratamiento de los individuos pone énfasis en los aspectos que parecen, al genealogista por lo menos, más importantes, más esenciales. En 1541 el secretario alemán Wilhelm Knüttel17 produjo su Epitome Stemmatis nobilissimi illustrium dominorum comitum a Nassa (Una descripción breve del linaje nobilísimo de los ilustrísimos señores condes de Nassau), que sólo conocemos en versión manuscrita.18 Redactó este texto cuando el joven Renato de Nassau, o de Chalon, acababa de tomar posesión del patrimonio neerlandés después de la muerte de su padre y de contraer matrimonio. Un buen momento, entonces, para recordar la historia de su estirpe. En este texto se refleja la historia alamana de los Nassau. Desde los orígenes de la familia en tiempos de Julio César (más mito que historia), Knüttel presenta todas las ramas de la familia nasovia – cuatro – aunque trata más elaboradamente de las ramas de que Renato descendía. Además, el autor pone mucho énfasis en las relaciones entre los Nassau y los emperadores alemanes y especialmente en los favores recibidos del César durante los siglos. Cada vez que la familia crecía en estatus – recibiendo títulos u honores más altos, contrayendo matrimonios ventajosos, obteniendo nuevos patrimonios – se agradece al emperador del momento. Está claro en este texto que el destino de los Nassau estaba muy estrechamente ligado al favor imperial.19 Las buenas relaciones entre los Habsburgo y Renato de Chalon no durarían, porque el príncipe de Orange contaba con tan sólo 25 años cuando murió sin dejar descendencia. En su último testamento – redactado en su propia mano durante el asedio de San Dizier – instituyó a su primo Guillermo, hijo mayor de su tío paterno Guillermo de Nassau de la rama alemana, como su heredero universal.20 En realidad, el joven Guillermo no era precisamente un heredero perfecto desde el principio. Según la tradición de la Casa de Nassau y los tratados familiares, el padre del joven – también llamado Guillermo, tío de Renato y varón principal de la Casa – hubiera debido ser el heredero.21 En su primer testamento, redactado en 1533 era aún el conde Guillermo padre quien fue 16 Klaus Vetter, Aan het hof van Willem van Oranje (Haarlem, 1992), 16. M. A. Delen, Het hof van Willem van Oranje (Amsterdam, 2002), 116–17. 18 Koninklijke Bibliotheek (Real Biblioteca, La Haya), 78 H 35. A. S. Korteweg, De boeken van Oranje-Nassau. De bibliotheek van de graven van Nassau en prinsen van Oranje in de vijftiende en zestiende eeuw (La Haya, 1998), 43–44, 48. 19 Liesbeth Geevers, ‘Being Nassau. Nassau Family Histories and Dutch National Identity from 1541 to 1616,’ Dutch Crossing 35 (2011), 4-19, 11. 20 KHA, inv. C1 (principado de Orange), nr. 76: segundo testamento de Renato de Chalon, 20 junio 1544. 21 Japikse, Geschiedenis van het Huis Oranje-Nassau, 36. Este tratado fue concluido en 1472 para arreglar la recíproca sucesión de los Nassau-Breda en Dillenburg y los Nassau-Dillenburg en Breda en el caso de que una de las rama no tuviera heredero varón. Las mujeres fueron excluidas. 17 5 designado heredero en caso de falta de ‘herederos de su cuerpo.’22 Pero, en el mismo año 1533, Guillermo senior había convertido al luteranismo e introdujo la nueva religión en sus territorios – y mujer dio a luz al primer hijo Guillermo. Además, en 1535 el conde padre se había unido a la Liga de Esmalcalda – una liga de príncipes luteranos enemígos del emperador. 23 Renato probablemente se daba cuenta de que el emperador Carlos V nunca podría aceptar a un luterano como nuevo señor de Breda y príncipe de Orange. Por eso, Renato decidió elegir a su primo Guillermo el joven como heredero universal – una elección que Carlos V sí podía aceptar, a condición de que el nuevo príncipe se criara en Bruselas según la religión católica. Además, el Emperador y su gobernadora en los Países Bajos – su hermana, la reina María de Ungría – pidieron al conde padre de no oponerse a su exclusión, lo que hizo ‘à l’honneur et l’obéissance de leurdites Majestés.’24 El padre ni siquiera sería tutor de su hijo.25 Una otra causa por que la herencia de Guillermo era problemática, era que después de la muerte de Renato – hijo de una dama de Chalon – otros descendientes de mujeres chalonas consideraron que ellos tenían mejor derecho al principado que el conde de Nassau – pariente de Renato en línea paterna, pero en ninguna manera aparentado al linaje de Chalon. Además una de ellos tenía posesión del principado, que el rey de France había ocupado durante la última guerra entre los Austrias y los Valois (1542-1546).26 Por eso, el nuevo príncipe de Orange, ni siquiera llegado en Bruselas, necesitaba inmediatamente la ayuda del emperador para poder tomar posesión de su principado francés. Afortunadamente, en 1544 Francisco I y Carlos V concluyeron la Paz de Crépy (una paz efímera que no podría terminar la guerra) de la cual la restitución de Orange formaba parte.27 El Rey de Francia reconoció los derechos del conde de Nassau. Por eso está claro, que Guillermo gozó desde el primer momento del favor de Carlos V, que aparentemente no tenía ninguna duda de que Guillermo, aunque crecido hasta entonces como luterano, sería un leal vasallo, digno del apoyo de su señor. Guillermo viajó a Bruselas en 1545. [Inserir imagen #1: Retrato de Guillermo de Nassau, príncipe de Orange, como joven de doce años a caballo, Cornelis Anthonisz., 1545. Rijksmuseum Amsterdam] Se educaba en Breda. En 1549 entró en el servicio imperial como cortesano, teniendo 22 KHA, inv. C1 (principado de Orange), nr. 75: primer testamento de Renato de Chalon, 28 octubre 1533. Renato había heredado el principado en 1530, cuando su tío Filiberto de Chalon murío. Sólo contaba 14 años, pero el testament pone que estuvo ‘emancipé et mis hors de puissance paternelle.’ 23 Aún en los años 1542-1543 carteaba frecuentemente con uno de los líderes de la Liga, Juan Federico de Sajonia. KHA, inv. A2 (Viejo linaje de Dillenburg), 692: varias cartas de Juan Federico de Sajonia al conde Guillermo de Nassau. 24 KHA, inv. C1 (principado de Orange), nr. 90. 25 Japikse, Geschiedenis van het Huis Oranje-Nassau, 58-59, 64. 26 W.F. Leemans y Elisabeth Leemans, Guillaume de Nassau et la principauté d’Orange 1544-1559 (Haarlem, 1969), 22. 27 Leemans y Leemans, Guillaume de Nassau et la principauté d’Orange, 99-106. 6 un puesto de gentilhombre de la cámara.28 En el mismo año, el príncipe Felipe llegó en los Países Bajos para su investidura como heredero de su padre. Guillermo participó en el ‘felicísimo viaje’ que Felipe hizo por su herencia borgoñona. Viajando por los Países Bajos, Felipe llegó también a Breda, donde Guillermo de Orange – como señor de la ciudad – le acogió. El cronista Calvete de Estrella nota en su famosa relación del felicísima viaje como Orange había organizado un torneo en la plaza de Breda que fue seguido por un banquete. El próximo día, todos salieron a la misa en la iglesia mayor con su ‘sepultura y enterramiento mucho de ver,’ donde estaban enterrados Engelberto II, Enrique III y Renato de Nassau.29 [Inserir imagen #2: El coro de la Iglesia de Nuestra Señora de Breda con el cenotafio de Engelberto II de Nassau, Johannes Bosboom, 1843. Rijksmuseum, Amsterdam.] Pero excepto de organizar estas festividades, no parece que Guillermo participaba mucho en el proyecto dinástico de los Habsburgo. En la correspondencia entre padre e hijo, nunca encontramos ni el viaje del príncipe Felipe, ni su juramento como heredero de los Países Bajos. 30 En las pocas cartas de Guillermo de estos años no encontramos muchos asuntos políticos. Por ejemplo, una carta a su hermanastro mayor, trata más bien de unos caballos que el Emperador le había regalado y otras cosas. Debemos tener en cuenta que Guillermo era aún bastante joven – quince, dieciséis años – y parece que los monarcas austríacos – aunque le favorecían – no le involucraban en sus asuntos familiares, y los deputados de los Estado Generales tampoco necesitaban su apoyo político.31 Guillermo sólo empezó su carrera militar y político en 1551, muy pronto después de cumplir los dieciocho años. Contrajo matrimonio con la heredera neerlandesa Anna de Egmont, condesa de Buren, y obtuvo sus primeros nombramientos militares. Siguió gozando del del favor imperial. Sabemos cómo el nuevo príncipe de Orange apoyó al envejecido emperador en la ceremonia de abdicación en Bruselas en 1555.32 En el reinado de Felipe II, Guillermo recibiría también el oficio consejero de estado (1555), entró en la Orden del Toisón (1556) y fue estatúder de Holanda, Zelanda y Utrecht (1559). Está claro que este favor imperial y real por el príncipe no era simplemente un caso de ‘personalidades compatibles’, sino también de una tradición bien establecida entre las dos familias, del intercambio de servicios y favores.33 Las diferencias religiosas entra las Casas de Austria 28 P. Janssens, ‘Willem van Oranje aan het Brusselse hof, 1549-1559,’ Spiegel Historiael 19 (1984), 174-180, 174. Juan Cristóbal Calvete de Estrella, El felicísimo viaje del muy alto y muy poderoso príncipe Don Felipe (Amberes, 1552), 266r. 30 La completa correspondencia de Guillermo de Orange está digitalizada por el Instituto Huygens de Historia neerlandesa (Huygens ING): http://resources.huygens.knaw.nl/wvo. 31 Graham Darby, ‘Narrative of events,’ in G. Darby (ed.), The origins and development of the Dutch revolt (Londres y Nueva York 2001), 12. 32 Felix Rachfahl, Wilhelm von Oranien und der Niederḷändische Aufstand, 3 vols (La Haya, 1906–24), Vol. 1, 201. 33 Janssens, ‘Willem van Oranje aan het Brusselse hof,’ 180. 29 7 y Nassau-Dillenburg habían superado por la educación bruselense de Guillermo (y la exclusión de su padre de la herencia de Renato de Chalon) y no presentarían obstáculos a la carrera de Guillermo. Vista la historia compartida entre los Emperadores y los Condes de Nassau y el favor excepcional mostrado a Guillermo, la deslealtad del nuevo príncipe de Orange parece, entonces, inesperada. El presente y lazos familiares Obviamente, parece que la deslealtad de Guillermo de Orange significase un gran cambio en la actitud ‘tradicional’ de sus antepasados. Los Países Bajos – como otras zonas de Europa – sufrieron grandes cambios y convulsiones en el periodo 1540-1560 que tendrían una gran influencia en la relación entre Guillermo de Orange y Felipe II. Antes de despedirse de Bruselas, Felipe nombró a su hermanastra Margarita de Parma como gobernadora. Ella sería apoyada por Antonio Perrenot de Granvela, mientras que Orange y otros aristócratas como Egmont y Horn fueron nombrados en el Consejo de Estado. Entre 1559-1564 se desarrolló una grandísima antipatía Granvela y los tres grandes señores, causada por el sentido de los señores de que ellos no tenía lo suficiente poder en la administración; el descontento sobre la presencia de algunos tercios españoles en los Países Bajos; y percepciones muy distintas sobre cómo manejar los problemas de la disensión religiosa, falta de ingresos fiscales etc.34 Además de estos problemas políticos, hubo algunos asuntos privados. El conde de Horn había servido como capitán de la guardia flamenca en el séquito de Felipe II desde hace 1548 y había gastado su hacienda. Pero la corte española nunca le pagó sus gajes atrasados, lo que causó el conde de simplemente dejar Bruselas y retirarse en su condado. El conde de Egmont tenía sueños de oficios más allá de los Países Bajos – virrey de Sicilia, por ejemplo – pero el rey sólo le querría emplear en Bruselas. En el caso de Guillermo de Orange vemos que tenía ambiciones de participar en la vida política del Imperio, lo que disgustó mucho al nuevo rey. 35 En breve, la relación personal y político entre Felipe II y sus grandes vasallos sufrió mucho en las primeras décadas de su reinado. Cuando nos fijamos en la relación de Guillermo de Orange y Felipe II, podemos detectar también una separación causada por estrategias dinásticas cambiadas. Ya hemos señalado que los duques de Borgoña intentaban crear una nobleza transnacional. Cuando Carlos V juntaba no sólo los Países Bajos, sino también los reinos ibéricos con sus dependencias, y el Imperio, seguía una política similar, intentando fomentar lazos entre sus distintas noblezas.36 Vemos que muchos nobles en los 34 Van Nierop, ‘Alva’s throne – making sense of the revolt of the Netherlands,’ 29-47. Liesbeth Geevers, Gevallen vazallen. De integratie van Oranje, Egmont en Horn in de Spaans-Habsburgse monarchie 1559-1567 (Amsterdam, 2008), 178-185. 36 Enrique III de Nassau se casó en 1524 con Mencía de Mendoza, heredera del marquesado de Cenete. En 1527 nació un hijo que sólo vivía unas horas. Él hubiera sido un exponente de una nobleza borgoñonacastillana. 35 8 Países Bajos contraían matrimonio con señoras alemanas, por ejemplo el conde de Egmont con Sabina de Baviera37 y el conde de Horn con una condesa de Neuenar.38 El importante duque de Arschot fue educado en la corte imperial en Viena.39 Además, Carlos V y su hijo Felipe II sabían utilizar estos lazos. Hasta en tiempos de Felipe II, las visitas familiares de nobles neerlandeses en Alemania fueron usados por los Habsburgo para adelantar políticas habsbúrgas.40 Los Nassau obviamente siempre habían mantenido estrechísimos lazos con sus primos de la rama alamana. Guillermo de Orange, un conde alemán con patrimonio neerlandés, era una persona que podía jugar un importante papel en estos lazos neerlandeses-alemanes. Aunque su hermano menor Juan serviría como ‘conde reinante’ en Dillenburg, Guillermo seguía considerando las dos ramas como una sola familia, refiriendose a ‘la casa’ en singular, y recomendando a sus hermanos a seguir unidos.41 Entonces, se consideraba a sí mismo como parte y jefe de la rama alemana tanto como de la rama neerlandesa. Además, se sentía intensamente alemán. Para ilustrar el ‘germanismo’ del príncipe, es interesante dar un cita de 1568. En una carta, el ya exiliado Guillermo de Orange refirió a los Países Bajos como el país ‘al que debo casi tanto como a nuestra propia patria’- indicando que Alemania contaba como su patria, y los Países Bajos como su ‘país adoptivo’. 42 Por eso, no parece extraño de que cuando Felipe II quería honorar a ciertas casas alamanas, envía a Egmont u Orange para representarle en sus bodas.43 También, cuando surgió un conflicto sobre el pagamento de un pensión al conde alemán Günther de Schwarzburg, Orange, su cuñado, intentó aquietar al furioso conde utilizando sus contactos en la corte española.44 Esta actitud unificadora entre los Países Bajos y Alemania sería quebrantada en los reinos de los sucesores de Carlos V – Felipe II en los Países Bajos y Fernando I y Maximiliano II en Alemania. Después de la abdicación de Carlos, vemos importantes cambios y divergencias dentro de la Casa de Austria. Durante los años 50 del siglo XVI, Carlos V había discutido con su hermano, con su sobrino 37 Aline Goosens, Le comte Lamoral d'Egmont (1522-1568). Les aléas du pouvoir de la haute noblesse à l'aube de la Révolte des Pays-Bas (Mons, 2003), 42; L. De Vos, ‘Het huwelijk van Lamoraal van Egmont met Sabine van Beieren,’ in: Jaarboek van de Zottegemse Culturele kring (1960-1961) 7-52, 31-32. 38 Simon Groenveld, ‘Filips van Montmorency, graaf van Horn (1524-1568). Een Habsburgs edelman tussen vorstenmacht en verzet,’ in: Publications de la société historique et archéologique dans le Limbourg 139 (2003), 39-99, 55. 39 Geevers, Gevallen vazallen, 100. 40 Geevers, Gevallen vazallen, 78-81. 41 Por ejemplo: Correspondencia de Guillermo de Orange (WVO), nr. 4450 (Guillermo a su hermano Luis de Nassau, Bruselas, 15 octubre 1559): ‘‘Il nous fault regarder . . . de ensuivre ses vestiges affin que nostre maison qui tousiours ast este´ avecque laide de Dieu en si bonne renomme´ et estimation ne soit perdu ains plustost augmente´.’’ 42 Swart, ‘Wat bewoog Willem van Oranje,’ 557: ‘die wy byna so vele schuldich zyn als onse eyghen vaderlande.’ 43 P.B. de Troeyer, Lamoraal van Egmont. Een critische studie over zijn rol in de jaren 1559-1564 in verband met het schuldvraagstuk (Bruselas 1961), 49; Geevers, Gevallen vazallen 80. 44 El contador Cristóbal Castellanos al secretario Francisco de Eraso, Bruselas, 27 febrero 1561. Archivo General de Simancas, Consejo y Juntas de Hacienda, legajo 36, folio 90. 9 mayor Maximiliano y con su hijo cómo compartir el patrimonio habsbúrgico. 45 El matrimonio del sobrino Maximiliano con la hija mayor María y la posibilidad que esos dos heredasen los Países Bajos formaban parte de estas negociaciones. También se discutía el futuro emperador: ¿debería ser el hijo Felipe, o el hermano Fernando? Y una vez decidido que debería ser Fernando, ¿quién le seguiría a él, Felipe o Maximiliano? Finalmente, como sabemos, sería Maximiliano el que ‘heredaría’ el Imperio (fue presentado como el candidato habsburgo a elegir), y Felipe se quedaría con los Países Bajos. Esta división del patrimonio significaba dos cosas importantes: primero, el Imperio y los Países Bajos, que habían sido gobernados por un sólo señor durante casi 30 años y habían estado estrechamente unidos durante un periodo aún más largo si contamos los años de Maximiliano I; y que iban a formar parte formalmente del Imperio en 1548 cuando se creó el Círculo Borgoñón (también las provincias oficialmente debajo de la sobernía francesa), se veían separados; y además, los dos nuevos señores Felipe y Maximiliano tenían una relación pésima, caracterizada por sospechas religiosas y antipatía personal.46 Además, Felipe temía que el luteranismo, tan establecido en el Imperio después de la Paz de Augsburgo de 1555, se extendería a los Países Bajos. A su vez, los príncipes luteranos del Imperio desconfiaban mucho de Felipe, porque sospechaban que Felipe conspiraba con el rey de Francia para extirpar la herejía luterana. Estas sospechas crecieron durante los años 50 y 60 cuando Felipe fue incapaz de pagar las muchas pensiones que antes había prometido a los príncipes alemanes y ellos pensaban que la falta de pago significaba una falta de favor. Ni siquiera la intermediación de Guillermo de Orange lograría a tranquilizar a los alamanes, visto que el príncipe no fue capaz tampoco de extraer lo suficiente dinero de la burocracia financiera española. Por estas razones, la relación de Felipe II tanto con el nuevo emperador, como con las élites alemanas, era muy mala. 47 Desde este momento, casi todos los contactos que Guillermo tenía en el Imperio serían sospechosos en los ojos de Felipe II, cuya reputación en Alemania iba de mal en peor. Pero Guillermo, que formaba parte de una dinastía muy extendida en el Imperio, no podía – o no quería – cambiar sus propios intereses dinásticos tan fácilmente. En 1561, Guillermo contrajo matrimonio con Ana de Sajonia, hija del famoso Mauricio – aliado luterano de Carlos V y después traidor – y sobrina de Augusto, heredero de Mauricio como elector y uno de los líderes de los 45 María José Rodríguez-Salgado, The Changing Face of Empire: Charles V, Philip II and Habsburg Authority, 1551–1559 (Cambridge, 2008), 39; Friedrich Edelmayer, ‘Los hermanos, las alianzas dinásticas y la sucesión imperial,’ In Socialización, vida privada y actividad pública de un emperador del Renacimiento. Fernando I 1503–1564, ed. Alfredo Alvar (Madrid, 2004), 167–79; Alfred Kohler, ‘Vom habsburgischen Gesamtsystem Karls V. zu den Teilsystemen Philipps II. und Maximilians II,’ in Friedrich Edelmayer y Alfred Kohler (eds.), Kaiser Maximilian II. Kultur un Politik im16. Jahrhundert (Viena, 1992), 13–37. 46 Rodríguez-Salgado, Changing face of empire, 37–40. 47 Monique Weis, ‘La peur du grand complot catholique. La diplomatie espagnole face aux soupçons des protestants allemands (1560–1570),’ Francia. Forschungen zur westeuropäischen Geschichte 32 (2005), 15–16; Friedrich Edelmayer, Söldner und Pensionäre: das Netzwerk Philipps II. im Heiligen Römischen Reich (Viena, 2002), 31–32; Geevers, Gevallen vazallen, 79; Albrecht P. Luttenberger, Kurfürsten, Kaiser und Reich. Politische Führung und Friedenssicherung unter Ferdinand I. und Maximilian II. (Maguncia, 1994). 10 luteranos en el Imperio.48 Ana era luterana y los representantes de los Habsburgo de Bruselas – la gobernadora Margarita de Parma y el ministro Granvela – se oponían fuertemente a este matrimonio. Muchos historiadores han interpretado la alianza dinástica con los Sajonia como un primer paso a la rebelión por parte de Guillermo.49 Pero cuando interpretamos este matrimonio en el contexto del Imperio y de los lazos que los Nassau tenían allí, tiene mucho sentido. Primero, daría aún más prestigio a los Nassau – tanto al propio Guillermo como a sus hermanos en Dillenburg – por ser una alianza con una Casa Electoral, el más alto escalón de la aristocracia alemana a que los Nassau en sí no pertenecían.50 Segundo, los Nassau ya habían disputado con los Hesse el territorio del condado Katzenelnbogen desde hacía generaciones. En 1557, las cortes juridiciales decidieron en favor de Hesse. Este casamiento serviría como clausura ceremonial del conflicto, Ana siendo nieta de Felipe de Hesse, pero también se renovaron las futuras pretensiones de los Nassau al condado. 51 Además, el landgraviato de Hesse fue adyacente al condado de Nassau en por eso, matrimonios entre las dos casas habían sido concluidas muchas veces antes.52 Entonces, esta alianza tenía sentido para todos los Nassau y Guillermo defendió su elección diciendo que era su familia la que quería que contrajese este matrimonio.53 Además, aunque está claro que Felipe II se opuso al matrimonio, hay muchas razones para suponer que este no fuese el caso con los Habsburgo del Imperio. El nuevo emperador Fernando y especialmente su hijo Maximiliano, seguían una política conciliadora hacia los príncipes luteranos54 – muy sospechosos en los ojos de Felipe. Para ellos, los matrimonios que creaban relaciones estables entres nobles católicos y luteranos, parecían muy saludables. Tenemos que tener en cuenta también que después de la Paz de Augsburgo (1555), el luteranismo era una religión legítima en el Imperio, entonces, ser luterano o casarse con una luterana no era una acción rebelde en sí. Además, Maximiliano era un gran amigo personal de Augusto de Sajonia.55 Entonces, en el Imperio, el matrimonio no encontraba muchos problemas, y menos aún con Maximiliano. Pero no sólo fue el matrimonio. En 1562, Guillermo y muchos de sus nuevos suegros luteranos se juntaron en la elección del archiduque Maximiliano como Rey de Romanos, aunque Felipe – temiendo que los luteranos intentarían elegir a un luterano como futuro emperador – 48 Mörke, Fürst und Vater, 73; Folkert Postma, Viglius van Aytta. De jaren met Granvelle 1549–1564 (Zutphen, 2000), 203. 49 Por ejemplo, Rowen, Princes of Orange, 10. 50 Correspondentie van Willem van Oranje, WVO (Correspondencia de Guillermo de Orange), nr. 6711 (Guillermo a Felipe II, 7 febrero 1560): ‘l’ung des mariages le plus apparent et honorable de tout l’Empire.’ 51 Mörke, Fürst und Vater,, 17, 27–28. 52 Dek, Genealogie van het vorstenhuis Nassau, 17-18, 20, 25, 28, 65, 67, 69-70. El bisabuelo de Guillermo había casado una hija heredera de Hesse en 1482. Antes, hubo casamientos entre los Nassau de varias ramas y los Katzenelnbogen o Hesse en 1250, 1307, 1320, 1377, 1402, 1450, 1474 y 1480. 53 WVO 6711 (Guillermo a Felipe II, 7 febrero 1560): ‘conformer aux advis et conseil de mes parens.’ 54 Paula Sutter Fichtner, The Emperor Maximilian II (New Haven, 2001), 135-136. 55 Fichtner, The Emperor Maximilian II, 14, 138. 11 prohibió la venida de Orange.56 Sin embargo, Guillermo se fue, argumentando que como conde alemán tenía derecho a estar presente en la elección, y además porque quedaban cosas pendientes de negociar con los suegros en torno a la dote de Ana.57 Otra vez, Guillermo se mostró desobediente a su señor, queriendo mantener su posición en el Imperio a costa de su relación personal con Felipe. En los años que siguen, vemos como Orange reforzaba su alianza con los luteranos del Imperio, por ejemplo en los nombres de sus hijos con Ana de Sajonia, y la elección de padrinos para los pequeños. De su primer matrimonio, con la heredera neerlandesa Anna de Egmont, Guillermo tenía dos hijos. Todos recibieron nombres y padrinos habsburgos: el mayor, Felipe Guillermo, fue apadrinado por el mismo Felipe II, y por el padre de Guillermo, también Guillermo; y la menor, María, fue apadrinada por María de Hungría (hermana de Carlos V y su gobernadora en los Países Bajos). 58 Los hijos del segundo matrimonio llevaban nombres completamente distintos. El primer hijo fue nombrado: Mauricio Augusto Felipe – por el padre (difunto) Mauricio, el tío Augusto y el abuelo materno de Ana de Sajonia, Felipe de Hesse, quién fue invitado para apadrinar al recién-nacido. 59 Al morir este Mauricio, su hermano pequeño, nacido en 1567, fue nombrado Mauricio también – el futuro líder de las Provincias Unidas. Entonces, Guillermo seguía una política alemana muy activa en los años 60, que conformaba a su tradición familiar, pero que causaba gran sospecha en los ojos de Felipe II. Vemos que en los años hasta 1567, en que Alba llevó a Felipe Guillermo a España, Orange huyó a Alemania y tomó las armas, una serie de acciones de Guillermo habían socavado la relación entre él y Felipe II, y que el Imperio jugaba un papel importante en el empeoramiento de esta relación. Cuando interpretamos las acciones de Guillermo de Orange en un contexto dinástico y alemán – que no significa más que situar a Guillermo en su propio contexto social como noble alemán – sus extendidos lazos en el Imperio no tiene un aspecto de rebelión. Lo que más razonablemente podríamos decir es que esas acciones encajan bien en la tradición de establecer lazos entre vasallos alemanes y neerlandeses. Lo que había cambiado es que después de 1555-1558, los vasallos alemanes y neerlandeses ya no tenían el mismo señor habsburgo, y los dos distintos señores habsburgos tenían ideas muy opuestas sobra la religión y el papel que sus vasallos debían desempeñar en su patrimonio. Eso es importante, porque también en los problemas del régimen habsburgo en los Países Bajos – es decir, el creciente calvinismo y descontento tanto de la alta nobleza, como de la baja nobleza sobre su participación en el gobierno – vemos que la desconfianza 56 Hans Habersack, Die Krönungen Maximilians II. zum König von Böhmen, Römischen König und König von Ungarn (1562/63) nach der Beschreibung des HansHabersack, ediert nach CVP 7890, Friedrich Edelmayer, Leopold Kammerhofer, Martin C. Mandlmayr, Walter Prenner, y Karl G. Vocelka (eds.)(Viena, 1990). 57 Geevers, Gevallen vazallen, 100-101. 58 Liesbeth Geevers, ‘Family matters: William of Orange and the Habsburgs after the Abdication of Charles V 1555–67),’ Renaissance Quarterley 63 (2010), 459-490, 479. 59 Delen, Het hof van Willem van Oranje, 255. 12 fue un tema importante. Los grandes señores del consejo de Estado de Bruselas – Orange, Egmont y Horn – tenían la idea de que Felipe desconfiaba de ellos. La desconfianza entre señor y vasallos causó un estancamiento en el gobierno de Bruselas, muy dañino visto los problemas que había. 60 Pues podríamos argumentar que la base común entre los vasallos neerlandeses y el rey español había sufrido por la separación de los Países Bajos del Imperio, porque el ámbito social alemán, natural y tradicional para los neerlandeses, se había transformado en un ámbito más bien hostil para su señor. Justificación y futuro dinástico En la genealogía de Knüttel (1541) veíamos que la buena relación política entre los Habsburgo y los Nassau fue proyectada en la historia de las dos dinastías. 40 años más tarde, la situación había cambiado rigorosamente. En 1581 Felipe II emitió contra el príncipe de Orange el edicto de Proscripción, en que le acusó de traición, ingratitud y herejía. Este documento ya tenía un aspecto histórico, visto que la ingratitud del príncipe tocaba a su deslealtad a pesar de todos los favores que Felipe y sus antepasados habían concedido a Guillermo y sus antepasados. La ruptura entre los dos hombres, entonces, se interpretaría no simplemente como un conflicto entre dos individuos, sino entre dos familias. Aunque los historiadores interpretan la Apología comúnmente como un manifiesto por la libertad política o religiosa, y como un documento clave en el fomento de la leyenda negra, cuando Guillermo redactó su Apología, el – y su coautor, Pierre Loyseleur de Villers – pusieron mucho énfasis en el aspecto histórico del conflicto. 61 Entonces, podemos leer la Apología casi como una historia de familia, pero una historia que había cambiado muchísimo desde que Knüttel ofreció su Epitome Stemmatis a Renato de Chalon en 1541. El discurso familiar de los Nassau había consistido – hasta entonces – en que la casa había obtenido su elevada posición de estatus y poder gracias a los favores del emperador. En 1581, Guillermo de Orange y Loyseleur cambiaron esta argumentación completamente. El rey de España había acusado al príncipe de ser ingrato, pero Guillermo dijo que era el rey quien debería mostrar gratitud por todo lo que los Nassau/Orange habían hecho por él y sus antepasados. Como dice, en un extracto contemporáneo castellano de la Apología: “Compare su conducta [de Felipe II] á la mia [de Guillermo], i dezida quien de él ó yo mereze el nombre de ingrato. El emperador Masimiliano fué el primer prínzipe de la casa de Austria 60 Geevers, Gevallen vazallen, 147. P. Loyseleur de Villiers, Apologie ofte verantwoordinge van den Prince van Orangien, M. Mees-Verwey (ed.) (Santpoort, 1942). Traducción inglesa: Alastair Duke, ‘William of Orange’s Apology (1580): A New Annotated English Translation with a Brief Introduction,’ Dutch Crossing: Journal of Low Countries Studies 22 (1998), 3–96. Un extracto español existe en: Robert Watson, Istoria del reinado de Felipe II, rei de España (2 tom., Madrid: Imprenta que fue de Fuentenebro, 1822), vol. II, 436-459. 61 13 que bino á los Paises-Bajos, i nadie ignora, por poco instruido que esté en la istoria, las obligaziones que aquel emperador tubo al conde Englebert de Nassau, mi pariente. El fué el que tan poderosamente le ausilió contra el rei Luis XI de Franzia: él fué el que sometió el pueblo de estos paises que se abian rebelado contra Masimiliano; i él el que le izo restituir la libertad que por zelos le quitaran los flamencos. Inútil es recordar aquí lo que todo el mundo sabe azerca del particular serbizio echo al emperador Cárlos V por el conde Enrique de Nassau, mi tio, cuando se trató de elejir entre él i Franzisco, quien abia de ocupar el trono imperial. Mi tio fué el que dezidió á los electores en fabor del padre de mi acusador.” 62 Es decir: los Habsburgo debían dar las gracias a los Nassau por ser señores de los Países Bajos, e incluso emperadores. Y además las acusaciones de Felipe II y sus esfuerzos de alejar a Guillermo de Orange de su posición de poder en los Países Bajos constituían ingratitud. Así vemos que la justificación de la deslealtad no era un asunto individual. Justificar la deslealtad y argumentar que era Felipe el que se mostró desleal a la casa de Nassau (y a su propia tradición familiar), necesitaba reescribir la establecida historia de las dos familias. No son solamente las acciones de Guillermo las que hay que poner en una luz lo más favorable posible, sino que tenemos que valorar las acciones de todos sus antepasados neerlandeses – su primo Renato, su tío Enrique, su tío abuelo Engelberto – en una nueva luz, que pone del revés la relación histórica de las dos familias. Ahora son los Nassau los que han concedido los favores y que merecen gratitud; y los Habsburgo los receptores. Así, la deslealtad de Guillermo no cambia simplemente su propia relación con su ex-señor, sino la de todos sus antepasados.63 No solo los antepasados sino también los descendientes tienen que adaptarse a una nueva imagen dinástica. Esta imagen la vemos muy claramente en las genealogías producidas en el siglo XVII. En la obra de Knüttel de 1541 – que era muy breve – veíamos que el favor imperial era esencial para ser Nassau, porque son especialmente los individuos los que gozaban de tal favor en que se centra el autor. No tenemos muchas genealogías del siglo XVII, pero las que tenemos dan una imagen muy clara y muy distinta de lo que significa ‘ser Nassau’. Hay dos: Jan Orlers, Geslacht-boom der Graven van Nasau (edición francesa en 1615: La généalogie des illustres contes de Nassau); y Mattheus Smallegange’s, Geslacht-rekening der doorluchtigste vorsten van Nassau en Oraenjen, de 1675 [Relato genealógico de los ilustres príncipes de Nassau y Orange]. En las obras de Orlers y Smallegange encontramos muchos aspectos que veíamos también en la obra de Knüttel, pero también algunas cosas muy distintas. Lo que es similar a la genealogía temprana es la vuelta del emperador. Cuando tratan de los antepasados, Orlers y Smallegange 62 63 Watson, Istoria del reinado de Felipe II, vol. II, 436-459. Geevers, ‘Being Nassau,’ 6-9. 14 reconocen la importancia del favor imperial; eso incluye el reconocimiento que Felipe III había otorgado el Toisón de Oro a Felipe Guillermo, hijo mayor de Guillermo el Taciturno, en 1599 – entonces muy reciente.64 Pero cuando tratan de los antepasados directos, desde la generación de Guillermo y más tarde (que incluye, en el caso de Orlers, personas aún vivas cuando publicó su obra) encontramos otros aspectos muy distintos. Cuando vemos qué personas reciben más atención de los autores, y qué aspectos de su vida se enfatizan, está claro que ‘ser Nassau’ en el siglo XVII significaba ‘participar en la rebelión neerlandesa.’ Lo podemos averiguar de dos maneras distintas. Primero: cuando comparamos las breves biografías sobre los hijos mayores de Guillermo, hay una gran diferencia. El mayor, Felipe Guillermo, se convirtió en príncipe de Orange a la muerte del padre, y por lo tanto, dinásticamente era el cabeza de la casa. Pero, como sabemos, fue llevado a España en 1567 a los trece años de edad y se quedó allí hasta 1596. Nunca jugó ningún papel de importancia en la rebelión. Creció católico y permaneció leal a los Habsburgo. El segundo, Mauricio, sólo era un conde de Nassau (un conde más, porque todos los varones de la casa llevaban este título). Sin embargo, fue bautizado luterano, después se convirtió en calvinista y siguió a su padre como estatúder de Holanda y líder militar de la rebelión. Esta distinción entre los dos hermanos se refleja en las genealogías en un gran énfasis en Mauricio, que es la gran estrella de la obra de Jan Orlers, y una exageración de su estatus; y un gran descuido de Felipe Guillermo. Smallegange ni siquiera le da una biografía completa, omitiendo el lugar en que murió. 65 Pero no es sólo Felipe Guillermo quien sufre este tratamiento. También cuando analizamos las biografías de otros condes de Nassau, descendientes del hermano de Guillermo, vemos grandes diferencias en la manera de tratar a los individuos, y otra vez, el criterio más importante parece ser la participación en la rebelión. Para los primos de Mauricio hay un grabado en la obra de Orlers, por ejemplo para Guillermo Luis66 – Willem Lodewijk – un colaborador muy importante de Mauricio como estatúder de Güeldres, de quien hay un grabado y una página y media de texto; y su hermano menor Felipe67 – Philips – de quien igualmente hay un grabado y bastante texto. Intercalado entre estos dos hermanos encontramos un tercer hermano – es decir, casi no le encontramos, porque recibe poquísima atención. Este es Jorge 68 – Georg – que tuvo que quedarse en casa en Alemania, a las órdenes del padre, para gobernar el condado de Dillenburg. Él y sus descendientes serían los ‘condes reinantes’ de Dillenburg69 – dinásticamente una posición bastante importante – quizás más 64 Orlers, Geslacht-boom der graven van Nassau, 114-116; Smallegange, Geslacht-rekening der doorluchtigste vorsten van Nassau en Oraenjen, 55-56: ‘Hy stierf tot....’ (Murió a.....). 65 Smallegange, Geslacht-rekening der doorluchtigste vorsten van Nassau en Oraenjen, 56. 66 Orlers, Geslacht-boom der graven van Nassau, 42-43. 67 Orlers, Geslacht-boom der graven van Nassau, 44-45. 68 Orlers, Geslacht-boom der graven van Nassau, 44. 69 Johannes Textor, Nassawische Chronik (Herborn, 1617), 168-169. 15 importante que el hermano Felipe, que se distinguió en la guerra, pero murió sin descendencia– pero no lo suficiente ‘Nassau’ para merecer un tratamiento elaborado en esta genealogía. Así vemos como las actitudes de Guillermo cambiaron completamente lo que los Nassau consideraban como elemento esencial en la identidad familiar. Así, el pasado dinástico tuvo que ser adaptado a la realidad ‘desleal’ de Guillermo de Orange. Además esta deslealtad tuvo una gran influencia en las normas dinásticas que guiaron las vidas de futuras generaciones de Nassau y Orange. La persona Felipe Guillermo – príncipe de Orange, pero católico, pacífico, pro-Austria – no correspondía con estas nuevas expectaciones dinásticas. Es por eso que recibe muy poca atención en las genealogías. Y es también por eso que los regentes de las Provincias Unidas decidieron a crear un príncipe alternativo: el hermano menor Mauricio. Ya en 1585, sólo un año después del asesinato de Guillermo, los Estados de Holanda designaron a Mauricio como su nuevo estatúder. Decidieron también llamarle ‘príncipe nato’ de Orange. Aunque esta novedad no fue aceptado inmediatamente por todas partes de la élite neerlandesa, vemos que alrededor de 1600 casi todos las medallas conmemorativas, grabados y demás obras propagandísticos de la República refieren a Mauricio como ‘príncipe de Orange.’70 Incluso el propio Felipe Guillermo refirió a sus dos hermanos como ‘el príncipe Mauricio y el príncipe Federico Enrique’ en su testamento.71 Esta transferencia del título principesco al hijo que conformaba mejor al modelo rebelde establecido por el padre, demuestra como el significado del título mismo había cambiado entre 1544 y 1600.72 [Inserir imagen #3: Retrato de Mauricio, Príncipe de Orange. Cornelis Dircksz. Boissens, sin año. La circunscripción dice ‘Mauritius Deo Gratia Natus Auriacae Princeps Comes Nassoviae Marchio Verae et Vlissingae et Belgicarum provinciarum confederatarum Gubernator’, con el ‘natus’ quizás deliberadamente en la sombra de la pierna del putto.] Conclusiones En esta ponencia quería elaborar la idea de que los nobles – los reyes y emperadores tanto como los vasallos – no eran individuos completamente autónomos. Llevaban consigo la memoria y los ejemplos de sus antepasados, las tradiciones y los intereses familiares. Guillermo de Orange heredó su posición de poder en los Países Bajos y el favor imperial de sus antecesores; heredó también lazos 70 Liesbeth Geevers, ‘Prinselijke stadhouders. De titulatuur van Maurits van Nassau en de informele erfelijkheid van het stadhouderschap in de Republiek,’ in Michiel van Groesen, Judith Pollmann y Hans Cools (eds.), Het gelijk van de Gouden Eeuw. Recht, onrecht en reputatie in de vroegmoderne Nederlanden (Hilversum, 2014), 17-31. 71 Los llamó ‘le Prince Maurice de Nassau’ y ‘le Prince Henry de Nassau.’ Aunque les concedió el estatus principesco, no quiso compartir el título ‘de Orange.’ Lieuwe van Aitzema, Saken van staet en oorlogh (La Haya 1669) libro 1, 446, 448. 72 Véase también Liesbeth Geevers, ‘The Nassau Orphans. The disputed legacy of William of Orange and the creation of the Prince of Orange (1584-1675),’ in: Liesbeth Geevers y Mirella Marini (eds.), Dynastic Identity in Early Modern Europe. Rulers, aristocrats and the formation of identities (Farnham, 2015). 16 estrechísimos con Alemania, por vía de su propia familia y como resultado también de la política borgoñona-habsburga de integración de sus élites transnacionales. Siguió estas tradiciones familiares al insistir en jugar un papel importante en Bruselas, al casarse con la luterana Ana de Sajonia, al elaborar su red de alianzas en Alemania, y al guardar rencor sobre el secuestro de su hijo. Pero sus acciones causaron gran enfado a su nuevo señor Felipe, que quería formar un patrimonio más centrado en Castilla y bien separado del Imperio de su odioso primo Maximiliano. La resultante deslealtad de Guillermo de Orange se convirtió, podemos decir, casi inmediatamente en una nueva tradición familiar que tendría una influencia inmensa. Esa influencia podemos detectarla tanto en las acciones de los miembros de la familia Nassau, que luchaban en los ejércitos de los Estados Generales en grandes números, pero también en la representación de la familia: hemos visto como, en la Apología, se reescribió la historia de los Nassau y los Habsburgo para señalar como Felipe rompía con su tradición familiar; y además veíamos como, en las genealogías del siglo XVII, sólo aquellos que eran rebeldes igual que el gran antepasado Guillermo contaban como verdaderos nasovios, dignos de ser incluido en las genealogías. De muchas maneras, entonces, constatamos que la deslealtad de Guillermo de Orange era un asunto de familia: de él, pero también retrospectivamente de sus antepasados y de sus descendientes. 17