Saltando el Muro: las relaciones culturales entre España y Alemania Oriental
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Sello con el rostro de un hombre impreso sobre un dibujo de soldados republicanos luchando en la guerra civil española.
Sello que homenajea a Hans Beimler, miembro de las Brigadas Internacionales, que murió en España y había sido amigo personal del que fue máximo dirigente de la RDA, Erich Honecker. Shutterstock

Saltando el Muro: las relaciones culturales entre España y Alemania Oriental

El 1 de mayo de 1957, una orquesta muy especial tocó en el Palau de la Música de Barcelona. Era especial, por ejemplo, porque por primera vez sonaba en España la Sinfonía n.º 6 del compositor soviético Dimitri Shostakóvich. Y, sobre todo, era muy especial porque hasta ese momento nunca había tocado en la España de Franco un conjunto musical de la República Democrática Alemana (RDA), la Alemania Oriental gobernada por los comunistas.

Esto prueba que, aunque España y la antigua RDA, dos países ideológicamente opuestos, no establecieron relaciones diplomáticas hasta 1973, ya antes habían existido interacciones culturales entre ambos, que se dispararon tras la normalización diplomática y la Transición española.

Crítica musical en un periódico.
La noticia bastante elogiosa de La Vanguardia Española sobre el viaje de la Orquesta Filarmónica de Dresde de 1957. La Vanguardia

Algunas relaciones culturales

La RDA (1949-1990) era un régimen socialista gobernado por el Partido Socialista Unificado de Alemania (SED), partido único en la práctica según el modelo soviético. Se erigía sobre la porción oriental de la Alemania dividida. Muchos de sus dirigentes habían luchado en las Brigadas Internacionales y esta participación era constantemente evocada. También contaba con un importante grupo de exiliados españoles. Además, la SED apoyaba la oposición antifranquista del Partido Comunista de España (PCE). Por todo esto, el reconocimiento oficial de España era imposible.

España vivía bajo el régimen franquista. Franco era fuertemente anticomunista y respaldaba la “Doctrina Hallstein” de la República Federal de Alemania (RFA). Esto suponía no reconocer políticamente a la RDA. Así, España y la RDA parecían condenados a no entenderse.

Las relaciones culturales, en esas circunstancias, se abrieron paso muy tenuemente. La inexistencia en los primeros años de correspondencia entre ambos imposibilitaba los contactos que trataron de entablar algunas entidades. A España sólo llegaba cultura de la RFA. Por su parte, la RDA sólo permitía la difusión de la cultura española considerada progresista (de creadores como Goya, Cervantes, Lorca, Picasso, etc.).

En 1956, sin embargo, surgió la posibilidad de que la Orquesta Filarmónica de Dresde hiciera una gira por España y Portugal. La tournée, mencionada al comienzo del artículo, se llevó a cabo en 1957 y fue muy bien recibida. Pese a las directrices del régimen a la prensa española para que hiciera de menos a la orquesta, algunos diarios afirmaron cosas tales como que “pocas veces nos han sido ofrecidas versiones tan claras, tan precisas, tan ricas de color, tan rítmicamente cuidadas”.

Tras el viaje de esta orquesta siguieron nuevos intercambios culturales similares. Por ejemplo, ese mismo año la artista española Nati Mistral y la Compañía de Ballet Español Ximénez-Vargas actuaron en Berlín Oriental. Desde entonces, aumentaron las expediciones de conjuntos artísticos de la RDA por España, generalmente fruto de acuerdos con promotores privados.

Páginas de periódico con una fotografía de Nati Mistral.
Reseña de la estancia de Nati Mistral en la RDA en el diario Neue Zeit. Staatsbibliothek Zu Berlin

También creció la presencia de artistas españoles contemporáneos en Alemania Oriental. Se proyectaron películas de un país en el otro (por ejemplo, llegaron a la RDA Muerte de un ciclista, de Juan Antonio Bardem, y Bienvenido, Mister Marshall, de Luis García Berlanga), se tradujeron algunas obras literarias… Los condicionantes políticos, no obstante, no desaparecieron. Todas las actividades, en España y en la RDA, fueron supervisadas y se organizaron con criterios comerciales.

Los tumultuosos años 70

En febrero de 1973, España y la RDA finalmente establecieron relaciones diplomáticas. Carlos Gámir Prieto se convirtió en el nuevo embajador español en Berlín Este y Peter Lorf llegó a Madrid a representar a la RDA. Las nuevas relaciones sirvieron para avanzar en algunos terrenos, como el económico, con la firma de un tratado comercial en 1974. Sin embargo, este cambio apenas dio frutos en el terreno cultural. En 1974 se planteó la posibilidad de establecer un acuerdo en este sentido, pero los alemanes lo descartaron.

Y en octubre de 1975, las relaciones fueron suspendidas unilateralmente por la RDA como muestra de rechazo ante las últimas cinco ejecuciones del franquismo.

Tras el final de la dictadura, todo siguió igual de distante hasta abril de 1977. Pero recuperar las relaciones ese año abrió nuevas oportunidades. El Ministerio de Cultura de la RDA preparó un borrador de acuerdo cultural que fue firmado, tras algunas discusiones, en 1978 en Berlín.

Este acuerdo proponía varias fórmulas de colaboración: intercambios artísticos, apoyo económico a la cooperación cultural, difusión mutua de las expresiones deportivas y culturales de ambas partes, etc.

Para concretarlo, se decidió suscribir un programa específico de trabajo cultural conjunto para 1979–1980, que detallaba muchos de los aspectos consignados en el acuerdo. Entre otras cosas, se establecían becas para estudiar idiomas y literatura, el intercambio anual de profesores, científicos y artistas, muestras “de pintores y escultores españoles laureados en Exposiciones Internacionales en los últimos veinticinco años” en la RDA o “una exposición de obras gráficas de artistas contemporáneos”, la organización de sendas semanas de cine, etc. En 1981 se firmó un nuevo programa en la misma línea con vigencia hasta 1983.

Anuncio en un periódico de una semana de cine español ilustrado con el escudo del ánguila.
Anuncio de una semana de cine español del diario de la SED Neues Deutschland en 1981. Resulta llamativo que aparezca el escudo, por entonces todavía con el águila. Staatsbibliothek Zu Berlin

Refuerzo de las relaciones con el PSOE

La llegada del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) al Gobierno de España tras las elecciones de octubre de 1982 supuso cambios importantes en las relaciones España–RDA. Éstas se vieron reforzadas en muchos campos, también en el cultural. El programa de cooperación de 1983-1986 fue más ambicioso que los anteriores, así como su continuación para 1987-1989.

Como resultado, se produjo una expansión en ambos países de las actividades culturales en determinados campos, como el cine. Las películas españolas llegaron a la RDA, por ejemplo, en la Semana del Cine Español de octubre de 1981, o en ciclos en varias ciudades germano-orientales de noviembre de 1984 y enero de 1984, además de estar presentes en varios festivales (como el de cine documental de Leipzig).

Los ciudadanos de Alemania del Este pudieron disfrutar en estos años de filmes como Viva la clase media (de José María González Sinde), Las largas vacaciones del 36 (de Jaime Camino), El crimen de Cuenca (de Pilar Miró), La escopeta nacional (de Luis García Berlanga) o Bodas de sangre (de Carlos Saura).

La RDA, asimismo, acudió a numerosos festivales cinematográficos en España, destacando el de San Sebastián, donde, por ejemplo, los directores alemanes Walter Heynowski y Gerhard Scheumann presentaron en varias ocasiones obras documentales sobre la situación en Chile o la Guerra de Vietnam.

También hubo intercambios teatrales y musicales. Mismamente, la Orquesta Filarmónica de Dresde hizo nuevas incursiones en España. Y en la celebración del 750.º aniversario de Berlín (1987) participaron varios artistas españoles de renombre.

No obstante, las relaciones culturales continuaron estando fuertemente condicionadas. En la RDA se mantenía una rígida censura sobre todo lo que llegase del exterior. La presencia cultural española siguió ciñéndose, mayoritariamente, a la línea política oficial. En cuanto a España, el Gobierno mostró poco interés en aplicar los diferentes programas. Éstos fueron impulsados sobre todo por las autoridades germano-orientales, descontentas con la situación.

Amistad entre los pueblos

Berlín este contaba con un as en la manga. A través de la Liga para la Amistad de los Pueblos, dependiente de la SED, la RDA había impulsado la creación en varios países de asociaciones de amistad.

En 1979, con su patrocinio, se fundó en España la “Asociación Guillermo Humboldt para el Conocimiento y la Amistad España-República Democrática Alemana”. Mediante ella, la Liga trató de organizar en España actividades culturales para difundir una imagen positiva de la RDA (exposiciones, ciclos de conferencias, etc.). Pero la capacidad de esta asociación fue muy reducida, salvo en lugares muy concretos (como Asturias).

Fragmento de un folleto.
Fragmento de un folleto anunciando la exposición ‘Berlín hoy’. Author provided

La propia Liga intervino directamente en la organización de varias actividades culturales junto con algunas autoridades municipales y autonómicas. La más destacada fue la exposición en Madrid “Berlín hoy. Un encuentro con la República Democrática Alemana”. Acompañada de un amplio programa de actividades, concitó el interés de 125 000 visitantes entre el 20 de enero y el 7 de febrero de 1988.

La RDA entró en crisis en 1989 y el 3 de octubre de 1990 su territorio se incorporó a la RFA. El balance de las relaciones culturales entre España y la RDA es muy tímido, especialmente porque esta segunda nunca logró ser una alternativa a la influencia cultural de la RFA. Alemania Occidental prácticamente monopolizaba la representación alemana en España, apoyada en potentes instrumentos como el Goethe-Institut.

Tres décadas después, sin embargo, se están haciendo algunos esfuerzos por traducir a autores de la RDA al castellano, entre los cuales destaca la labor de Ibon Zubiaur, quien ha publicado una antología de escritores de Alemania del Este, y ha traducido a autoras como Brigitte Reimann (que permanecía inédita en nuestro país). La presencia cultural de la RDA en España, aunque mínima, no ha desaparecido del todo.

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