La planta de cannabis no representa un riesgo para la salud, siempre que se use para su propósito previsto. Además, los productos químicos en la planta, conocidos como cannabinoides, se han relacionado con una serie de beneficios terapéuticos.

Es muy importante diferenciar entre cáñamo y marihuana, ya que no son lo mismo, ambas pertenecen a la familia de las Cannabáceas, pero físicamente y genéticamente son diferentes, así como el uso que tienen; la diferencia más importante es que el cáñamo contiene THC menor al 1%, cannabinoide que tiene un efecto psicoactivo y la marihuana contiene THC mayor al 1%, por otro lado, el cáñamo tiene más de 25 mil aplicaciones industriales y la marihuana es exclusiva de uso farmacéutico y recreacional.

Físicamente, el cáñamo tiende a ser más alto que la marihuana y puede alcanzar hasta 5 metros de altura. Los tallos del cáñamo son más espesos y menos huecos, no tienen tantas ramas como los de las plantas de marihuana y apenas presentan flores; sin embargo, las características también varían según sea el objetivo del cultivo.

Otra diferencia entre el cáñamo y la marihuana es que el primero se cultiva en general con un grado muy alto de densidad, donde, las plantas crecen muy cerca unas de otras y son plantas muy poco ramificadas lo que produce campos muy espesos. En cambio, en el cultivo de la marihuana se deja más espacio entre plantas para que se puedan desarrollar correctamente, la marihuana tiene más ramificación lateral y unas flores más abundantes y voluminosas.

Las plantas de cáñamo tienen como principal componente el Cannabidiol (CBD), que no tiene efectos psicoactivos y usado adecuadamente posee una gran cantidad de propiedades terapéuticas que están siendo estudiadas, el aceite de CBD se extrae principalmente de las flores de cáñamo, pero generalmente el cáñamo tiene aplicación industrial como alimento, cosmético, textil, bioplásticos, bioenergía, aceites, etc.

El cáñamo no representa un riesgo a la salud como asevero la COFEPRIS en un comunicado emitido el pasado 9 de marzo, ya que sus usos son principalmente industriales como materia prima, esta institución le compete más regular los productos terminados que contienen CBD que son de consumo humano y ya se encuentran en el mercado con una calidad cuestionable, por el contrario, la regulación del cáñamo le compete más a la secretaria de agricultura y economía.

Cuestionando el comunicado emitido por esta autoridad, la evidencia científica de miles de estudios realizados en países donde es legal, no ha reportado que el CBD provoque un daño a la salud, siempre y cuando se use de forma correcta, también hace falta investigación en nuestro país debido a la prohibición y falta de regulación, pero en las investigaciones realizadas en otros lugares no se han reportado reacciones adversas graves.

En los Estados Unidos, la marihuana es legal para uso médico en más de la mitad de los estados. Pero es ilegal a nivel federal, en cambio, la producción y distribución del cáñamo es legal desde el 2018 siempre y cuando las plantas contengan menos del 0.3% de THC, la cantidad de este cannabinoide difiere en la regulación de cada país, pero siempre está por debajo del 1%.

Los usos industriales y medicinales de la planta de cannabis han existido durante miles de años. Las culturas antiguas, incluidos los nativos americanos y los chamanes en Europa, probablemente usaron cannabis para tratar dolencias físicas como dolor, náuseas, convulsiones y epilepsia, así como para producir hilos y telas.

Sin embargo, el uso médico registrado más temprano de la planta en Occidente se produjo a mitades del siglo XIX, cuando los médicos estadounidenses comenzaron a realizar experimentos sobre sus propiedades medicinales. Estos experimentos abarcaron una amplia gama de sujetos, desde los efectos psicodélicos del cannabis hasta su capacidad como antídoto para la rabia y el cólera.

Los primeros investigadores estaban interesados ​​en los efectos psicoactivos de la planta, pero no estaban al tanto de sus muchos otros beneficios médicos. Los principales compuestos aislados de la planta fueron delta-9-tetrahidrocannabinol (D-9-THC) y cannabidiol (CBD).

Estos dos compuestos actúan sobre el sistema endocannabinoide del cerebro para muchas funciones corporales regulares diferentes. Algunos de estos incluyen apetito, estado de ánimo, sueño, dolor, memoria y movimiento muscular.

Si bien el cannabis con alto contenido de THC, se ha asociado con efectos secundarios negativos en algunas personas, los riesgos suelen ser pequeños y de corta duración. Un pequeño porcentaje de personas que usan la planta puede volverse adicto, y este es un riesgo común para aquellos con antecedentes familiares de adicción o trastornos psiquiátricos.

Aunque no está claro por qué algunas personas son más vulnerables a los efectos negativos del cannabis, los investigadores han descubierto que hay ciertas características y genes que hacen que algunas personas sean más susceptibles a sus efectos nocivos.

Durante el uso del cannabis, estos rasgos genéticos y de personalidad pueden influir en la respuesta del cuerpo a los químicos en la planta, debido a los receptores cannabinoides. Esto puede conducir a una variedad de efectos adversos desde una disminución de la capacidad de concentración hasta dificultad para dormir y depresión, pero estos efectos o reacciones adversas se le atribuyen a la marihuana, no así, al cáñamo, que es donde se puede generar confusión.

Lo más importante que debe saber sobre el cáñamo es que como materia prima no representa un riesgo para la salud y como producto terminado debe consumirse con moderación y bajo supervisión de un profesional médico como cualquier otro producto; siempre se debe tener claro que el cáñamo no es lo mismo que marihuana y que de no regularse en México se pierde una gran oportunidad de crecimiento económico.

http://www.anicann.org/ 
 

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