El pasado 14 de febrero no solo se celebró el Día de los Enamorados, sino que uno de los estados más populares y conocidos de la República Mexicana celebró su cuarta y última fundación, un lugar que recién cumplió sus 482 años y que guarda una historia que pocos conocen, pues por increíble que parezca la Perla Tapatía como muchos la conocen no siempre se encontró en Jalisco.
Si bien cada uno de los 32 estados que conforman México tiene su propia historia, en esta ocasión nos enfocaremos en uno de los más relevantes, se trata de Guadalajara ya que, por increíble que parezca su fundación no se dio una, ni dos, ni tres veces, fueron cuatro las que necesitaron para que al fin quedara como el territorio que actualmente conocemos.
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Las cuatro fundaciones de Guadalajara
1.- La fundación de Guadalajara no fue para nada rápida ni fácil, sino que, todo lo contrario, aunque los movimientos en la región se dieron desde 1522 con la llegada de los primeros conquistadores españoles, fue en 1530 con Nuño Beltrán cuando se propuso conquistar la región, cuando lo consiguió decidió llamar Guadalajara a estas tierras en honor a la ciudad española donde nació. Fue así que la primera fundación se dio en 1532 en Nochistlán, hoy Zacatecas, por 42 vecinos, pero duró poco porque no había mucha agua ni buenas condiciones de vida.
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2.- Así que se decidieron mover a Tonalá, lo que hoy ya es Jalisco, donde permanecerían cerca de dos años, sin embargo, no hay más información de lo que sucedió o destacó en este periodo.
3.- Fue en 1535 cuando Guadalajara vuelve a moverse a Tlacotán, lo que actualmente es Ixtlahuacán del Rio, pero debido a los constantes ataques de indígenas y la muerte de Pedro de Alvarado, conquistador de Tenochtitlán, se volvió a mover la Perla Tapatía.
4.- Después de varios años, finalmente encontraron el lugar definitivo el 14 de febrero de 1542, luego de que doña Beatriz Hernández diera una conocida frase anunciando la ida al Valle de Atemajac, donde 63 peninsulares jefes de familia fundaron por cuarta y última vez la ciudad de Guadalajara cerca del río San Juan de Dios, lo que hoy es la parte trasera del Teatro Degollado, a un costado del centro.