Biografia de Georges Sorel

Georges Sorel

(Cherbourg, 1847 - Boulogne-sur-Seine, 1922) Fil�sofo y pol�tico te�rico franc�s. Hijo de una familia de la burgues�a provincial normanda, Georges Sorel recibi� de ella la afici�n al trabajo y los sentimientos morales y religiosos, que mantuvo siempre vivos y profundos, aun despu�s de perdida la fe. Realizados los estudios secundarios en la ciudad natal, fue enviado al Colegio Rollin de Par�s; luego ingres� en la �cole Polytechnique. Llegado en 1870 a ingeniero de caminos y puentes, vivi� en el territorio provincial durante veinticinco a�os; finalmente, nombrado ingeniero jefe, abandon� el cargo sin ni tan s�lo pedir el permiso correspondiente y se entreg� con plena libertad a la actividad meramente intelectual.


Georges Sorel

A partir de 1892 no conserv� m�s funciones que las de administrador de la �cole des Hautes �tudes Sociales. En 1895, junto con Bonnet y Deville, fund� Le devenir social, revista que persisti� hasta 1897; colabor� en Mouvement Socialiste, de Lagardelle; y también en �re Nouvelle, Revue de Metaphisique et de Morale y varias publicaciones italianas y alemanas. En 1897 se retir�, con su sobrino y la esposa de este �ltimo, a la peque�a casa de Boulogne-sur-Seine, donde permaneci� hasta el fin de sus d�as.

Todav�a conservador en 1889, Georges Sorel pas� al socialismo democr�tico en 1893; luego acept� el marxismo, con todas sus perspectivas revolucionarias, y m�s tarde, desenga�ado del proletariado, se aproxim�, en 1911, a los nacionalistas de la Action Fran�aise; finalmente, la Primera Guerra Mundial reanim� su oposici�n a las democracias, que le indujo a considerar la revoluci�n rusa como aurora de una nueva era en Mat�riaux d'une th�orie du proletariat (1919) y Plaidoyer pour L�nine (1921).

El "affaire" Dreyfus ejerci� notable influencia en la orientaci�n de su pensamiento. Partidario del c�lebre militar franc�s durante la discusi�n del caso, o sea cuando parec�a que el proceso de revisi�n habr�a de hacer posible en Francia unas condiciones que permitieran la instauraci�n de una nueva forma de vida y un movimiento de renovaci�n, Sorel sufri� un gran desenga�o al comprobar la degeneraci�n de todos los jefes del socialismo llegados al poder y de cuantos pol�ticos de sus mismas ideas que tend�an �nicamente a la explotaci�n de las masas obreras y a la defensa de sus intereses personales. Desilusionado por tal experiencia, conden� para siempre cualquier sistema pol�tico de car�cter "reformador" y se inclin� hacia una concepci�n revolucionaria de la pol�tica del proletariado.

Hacia los cuarenta a�os empez� a escribir acerca de problemas sociales. Antes de su notoriedad como aficionado al estudio de la filosof�a, debida a su colaboraci�n en la Revue de Metaphisique et de Morale y en la Revue Philosophique, y de su fama como te�rico del sindicalismo, era ya, desde 1889, c�lebre en cuanto historiador, gracias al Proc�s de Socrate, complejo examen de la sociedad ateniense y cr�tica del racionalismo socr�tico. Fil�sofo de la t�cnica y moralista, Sorel afront� cuestiones y temas de la civilizaci�n en Ruine du monde antique (1898) e Illusions du progr�s (1908), y estudi� el cristianismo en Syst�me historique de Renan (1906), que, bajo la influencia de Vico, juzg� como un principio.

Estableci� las bases de la nueva econom�a concreta en Introduction � l'�conomie moderne (1903), y estudi�, meritoriamente, el aspecto jur�dico del sindicato como nueva forma de instituci�n en Reflexiones sobre la violencia (1906), su obra m�s c�lebre, en la que propugna la formaci�n de un sindicalismo obrero fuerte, consciente y preparado para enfrentarse con la sociedad burguesa, destruirla y crear sobre sus ruinas una nueva sociedad basada en la producci�n y libre de las jerarqu�as e instituciones del pasado.

Gran importancia presenta su aplicaci�n de la filosof�a de Bergson a los problemas sociales; en 1889 hab�a sido ya uno de los primeros que llamaron la atenci�n respecto del Ensayo sobre los datos inmediatos de la conciencia de este famoso pensador, a quien juzg� "�rbol vigoroso elevado en medio de las desoladas estepas de la filosof�a contempor�nea". Al fil�sofo del sindicalismo correspondi� el m�rito de la transposici�n al terreno social y econ�mico, en oposici�n al criterio meramente evolutivo del socialismo, de la teor�a bergsoniana del movimiento �nico a lo largo de una l�nea ideol�gica de tendencia antirracionalista.

Fue Sorel quien se�al� con eficacia, antes del desarrollo de nuevas orientaciones fenomenol�gicas y existencialistas, el camino seguido por Bergson: la revalidaci�n de la idea de instinto y misterio a la que este fil�sofo llegó a trav�s de reflexiones sobre los fen�menos biol�gicos y las inclinaciones naturalistas. En su opini�n, es posible deducir variaciones y transformaciones de la sociedad a partir de signos �nfimos y poco visibles, contrariamente a la afirmaci�n de Darwin seg�n la cual las modificaciones muy peque�as no pueden asegurar el triunfo de especies nuevas sobre las antiguas.

Notable es tambi�n la actitud de Sorel en la valoraci�n de las actividades espirituales m�s elevadas y libres, como la ciencia y la religi�n, de las cuales excluye, en franca oposici�n a Marx, todo car�cter pragm�tico. Considera el hegelianismo transici�n entre la era del dogmatismo filos�fico y la de la filosof�a que se propone ofrecer al esp�ritu una orientaci�n susceptible de facilitar los descubrimientos, y atribuye a Bergson la funci�n de revelador de las fuerzas j�venes. Confirma, adem�s, una de las intuiciones m�s originales de Hegel al establecer una correspondencia entre misterio-misticismo-ciencia y arte-religi�n-filosof�a, punto culminante del esp�ritu; seg�n �l, tales formas se renuevan y decaen juntamente.

Sorel avanz� algunas dudas sobre varios puntos de las ense�anzas oficiales del marxismo: negligencia de los factores morales, confianza excesiva en la ciencia (que define como "peque�a ciencia"), e interpretaci�n insuficiente o err�nea de la evoluci�n social y del movimiento obrero. Bajo la influencia de Giambattista Vico aplic� sus c�nones hist�ricos al cristianismo. Con elevada conciencia reivindic� los valores del mismo, y lleg�, por ello, a ser juzgado autor de la revoluci�n extrema del esp�ritu cristiano. Considera al cristianismo no destinado a perecer, por cuanto ha difundido en el mundo tres grandes principios: la dignidad de la pureza, los valores infinitos del hombre y el sacrificio establecido sobre el amor. Conden� todas las formas de religi�n social, ya en cuanto faltas de un verdadero m�rito religioso o por su tendencia a la mediocridad, el c�lculo y el utilitarismo.

Las pol�micas y los estudios de Sorel acerca del marxismo fueron reunidos por V. Racca en los Ensayos de cr�tica del marxismo (1903), que limitan el determinismo econ�mico de las corrientes ortodoxas marxistas y revelan algunos elementos �ticos de la filosof�a del movimiento obrero. Nuestro autor considera las reformas sociales como una corrupci�n de la clase trabajadora en D�composition du marxisme (1908), y de la evoluci�n del sindicalismo obrero en L'avenir socialiste des syndicats (1898), Ense�anzas sociales de la econom�a contempor�nea (texto publicado tambi�n por V. Racca, 1907) y en los art�culos aparecidos el mismo a�o en Mouvement socialiste. Entre las numerosas obras restantes cabe mencionar Contribution a l'�tude de la Bible (1889), Essai sur l'�glise et l'�tat (1902), La r�volution dreyfusienne (1909), La rivoluzione d'oggi (1909), Le confessioni (come divenni sindicalista) (1910) y De l'utilit� du pragmatisme (1921).

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].