Biografia de Georges Clemenceau

Georges Clemenceau

(Mouilleron-en-Pareds, 1841 - Par�s, 1929) Pol�tico y periodista franc�s. Como periodista y l�der de la izquierda parlamentaria, fue uno de los hombres m�s influyentes de la pol�tica francesa de fines del siglo XIX. Durante su segundo mandato como primer ministro (1917-1919), lider� el esfuerzo de guerra que condujo a Francia al triunfo sobre las potencias del Eje, y desempe�� un papel esencial en las conversaciones de paz que concluyeron en el Tratado de Versalles, consagr�ndose como una de las figuras m�s relevantes de la pol�tica de su tiempo.


Georges Clemenceau

Fue el primero de los seis hijos de una familia humilde. Nacido y criado en una regi�n de fuerte tradicionalismo, Clemenceau recibi�, sin embargo, desde muy ni�o, la influencia anticlerical y progresista de su padre, Benjamin, imbuido de los ideales de la Ilustraci�n y de la Revoluci�n Francesa. A los doce a�os ingres� en el Liceo de Nantes. Durante su �poca de estudiante en dicha ciudad se introdujo, por mediaci�n de su padre, en los cen�culos pol�ticos opuestos a Napole�n III y conoci� a hombres notables del republicanismo radical, como el gran historiador Jules Michelet.

En 1861 se traslad� a Par�s para estudiar medicina; se instal� en el Barrio Latino. All� se uni� a los j�venes republicanos de la asociaci�n vanguardista Agis comme tu penses ('Act�a como piensas'). Junto a algunos de sus compa�eros fund� el bolet�n Le Travail. Poco despu�s fue detenido y encarcelado durante dos meses y medio por haber publicado un llamamiento a los obreros parisinos para la conmemoraci�n del aniversario de la Revoluci�n de 1848. Tras su liberaci�n, fund� un nuevo peri�dico, Le Matin, que fue clausurado al poco tiempo por las autoridades policiales.

Al acabar sus estudios march� a Estados Unidos, en pleno fragor de la Guerra de Secesi�n. Durante los siguientes cuatro a�os (1865-1869) permaneci� la mayor parte del tiempo en Nueva York, donde se introdujo en los c�rculos pol�ticos e intelectuales progresistas y qued� fascinado por la libertad de expresi�n de la que la democracia americana hab�a hecho su bandera. Trabaj� como corresponsal de guerra para el peri�dico Paris Temps y, al acabar la contienda, se emple� como profesor de franc�s y equitaci�n en un colegio para se�oritas en Stamford (Connecticut). En 1869 se cas� con una de sus alumnas, Mary Plummer, con la que tendr�a tres hijos. El matrimonio se separ� tras siete a�os de convivencia.

Pocos d�as despu�s de su boda se traslad� a Francia y se instal� como m�dico en La Vend�e. Pronto, sin embargo, sus intereses pol�ticos le llevaron de nuevo a Par�s. En julio de 1870 Napole�n III declar� la guerra a la Prusia del canciller Bismarck. Dos meses despu�s, el ej�rcito franc�s era derrotado en Sed�n y el emperador capturado. Clemenceau se uni� a las manifestaciones que, el 4 de septiembre de 1870, asaltaron el Palais-Bourbon y proclamaron la Tercera Rep�blica.

Pocos d�as despu�s fue elegido edil del distrito parisiense de Montmartre y, el 8 de febrero de 1871, diputado por los republicanos radicales para la Asamblea Nacional reunida en Burdeos. En ella se opuso a la firma del tratado de paz impuesto por Bismarck, que consideraba deshonroso para Francia. Su oposici�n a los t�rminos del armisticio le indujo a regresar a la capital, donde se viv�an las jornadas revolucionarias de la Comuna. Se convirti� en el mediador entre los rebeldes comuneros y la Asamblea Nacional, que hab�a trasladado su sede a Versalles para la firma del tratado de paz. El 27 de marzo, al no conseguir ning�n avance en la negociaci�n, renunci� a su esca�o en la Asamblea.

En 1876 fue de nuevo elegido diputado por el distrito electoral de Montmartre, cargo desde el que se uni� a los republicanos radicales. Pronto su elocuencia y su astucia pol�tica le convirtieron en el principal portavoz de la facci�n radical. Al a�o siguiente lider� la oposici�n parlamentaria contra el intento del presidente Patrice MacMahon de sustraer al gobierno de su responsabilidad ante la c�mara de representantes.

En 1880 inaugur� un nuevo peri�dico, La Justice, que se convirti� en el �rgano principal de los radicales. Durante el mandato presidencial de Jules Gr�vy (1879-1887), el prestigio pol�tico de Clemenceau se consolid� al presentar una oposici�n implacable a la gesti�n de los sucesivos gobiernos, a algunos de los cuales contribuy� a derribar. Bas� su oposici�n en los ataques contra la pol�tica colonial en �frica y Asia, que consideraba contraproducente para el desarrollo interior del pa�s; en 1885 utiliz� este argumento para derribar al gobierno de Jules Ferry con un vehemente discurso sobre la derrota francesa en Tonk�n (Indochina).

En las elecciones de ese mismo a�o volvi� a ser elegido diputado, esta vez por el departamento de Var. A pesar de ser uno de los hombres fuertes del parlamento, se neg� a formar gobierno por no disponer de una mayor�a suficiente en el Senado, pero prest� su apoyo al gabinete de Charles de Freycinet (1886), en el que logr� incluir al general Georges Boulanger, al que consideraba un republicano ejemplar. Sin embargo, Boulanger se mostr� pronto como un bonapartista recalcitrante y logr� formar a su alrededor un movimiento nacional-mon�rquico. Clemenceau hizo del boulangerismo el nuevo blanco de sus ataques. Para contrarrestar su influencia, form� la Liga de los Derechos Humanos a fin de promover reformas sociales de �ndole progresista.

En 1887 logr� la ca�da del gobierno de Maurice Rouvier al denunciar p�blicamente al yerno del presidente Gr�vy por tr�fico de influencias. Sin embargo, rehus� la oferta de formar gobierno, aunque ejerci� su influencia para apartar del poder a sus rivales pol�ticos. Su implacable labor de acoso y derribo le granje� gran n�mero de enemigos, que s�lo esperaban una oportunidad para minar su cr�dito ante la opini�n p�blica. En 1892 lleg� esa oportunidad: debido a su amistad con el financiero Corn�lius Herz, Clemenceau se vio salpicado por el esc�ndalo que produjo la quiebra de la Compa��a del Canal de Panam�. Incluso llegaron a acusarle de colaborar con los servicios secretos brit�nicos.

La campa�a contra �l, dirigida por el diario Le Petit Journal, alcanz� su culminaci�n dram�tica cuando, el 20 de diciembre de 1892, el diputado y escritor boulangerista Paul D�roul�de le denunci� ante la C�mara como fautor de Herz. Clemenceau acus� a D�roul�de de mentir y le ret� a un duelo, del que los dos salieron ilesos. M�s efectiva fue la v�a judicial contra sus difamadores: su victoria en los tribunales oblig� a quienes le hab�an acusado a renunciar a sus esca�os en el parlamento. Sin embargo, las acusaciones vertidas contra �l hab�an minado su prestigio, y en las elecciones de 1893, a pesar de realizar una brillante campa�a, fue atacado desde todos los frentes y derrotado.

Clemenceau se zambull� entonces en el periodismo, convirti�ndose, tras una etapa inicial de desaliento, en uno de los m�s respetados e influyentes comentaristas pol�ticos de la prensa francesa. Esta actividad le permiti� desplegar sus excelentes dotes para el an�lisis pol�tico, su vasta cultura y sus muchos contactos con el mundo intelectual de la �poca. Gran amigo de algunos de los m�s importantes escritores y artistas de su tiempo, fue inmortalizado por Jean-Fran�ois Rafa�lli, Auguste Rodin y Claude Monet, para quien organiz� una gran exposici�n en las Tuller�as tras la Primera Guerra Mundial. Su libro sobre la historia del pueblo hebreo, Al pie del Sina�, cont� con las ilustraciones del genial Henri de Toulouse-Lautrec.

Pero, sin duda, su principal contribuci�n al periodismo de su tiempo fueron sus art�culos sobre el affaire Dreyfus, que conmovi� a Francia entre 1894 y 1906. En un principio, Clemenceau estuvo convencido de la culpabilidad del capitán Alfred Dreyfus, acusado de vender secretos de Estado a Alemania. Pero, una vez seguro de su inocencia, emprendi� una incansable campa�a a favor de su liberaci�n, a trav�s de sus publicaciones La Justice y L'Aurore (fundada en 1897), en las que atac� con dureza el antisemitismo del ej�rcito y el clero franceses. Entre 1900 y 1902 ampli� su labor period�stica con la creaci�n de un nuevo semanario, Le Bloc. Su vehemente defensa de Dreyfus restaur� su prestigio entre los republicanos radicales. En abril de 1902 obtuvo un esca�o en el Senado, que ocupar�a ya ininterrumpidamente hasta su retirada en 1920.

En 1902 comenz� la fase m�s fruct�fera de su larga carrera pol�tica. Desde su primer discurso ante la C�mara alta defendi� con vigor las libertades de expresi�n y conciencia, as� como la completa separaci�n entre la Iglesia y el Estado, oponi�ndose radicalmente a la injerencia del Vaticano en los asuntos franceses y al monopolio estatal de la educaci�n que demandaban los socialistas.

En 1906 acept� la cartera ministerial de interior en el gabinete de Ferdinand Sarrien. Ese mismo a�o consolid� su posici�n como "hombre fuerte" de Francia al enviar al ej�rcito a reprimir una huelga de mineros del departamento de Pas-de-Calais que amenazaba con provocar graves disturbios sociales. Ello fue causa de su completa ruptura con los socialistas y evidenci� su giro hacia una postura pol�tica m�s conservadora. Cuando Sarrien present� su renuncia en octubre de 1906, Clemenceau le sustituy� al frente del Consejo de Ministros.

Su primer mandato se caracteriz� por el fortalecimiento de los lazos con Gran Breta�a a trav�s de la Entente formada en 1907. Poco despu�s, una disputa entre Francia y Alemania, originada al intentar el gobierno franc�s consolidar su supremac�a sobre Marruecos, provoc� una creciente tensi�n entre ambos pa�ses. La mediaci�n de Austria-Hungr�a permiti� llegar a un acuerdo en febrero de 1909 (Conferencia de Algeciras), por el cual se reconocieron los intereses econ�micos de Alemania en el pa�s norteafricano, al tiempo que se asegur� la hegemon�a pol�tica francesa sobre el mismo y se fortaleci� la alianza anglo-francesa.

Ello signific� el comienzo del aislamiento internacional de Alemania. A pesar de su triunfo sobre las pretensiones germanas, la cuesti�n de Marruecos provoc� una grave crisis ministerial, que enfrent� a Clemenceau y al influyente ministro de exteriores, Th�ophile Delcass�. El 20 de julio de 1909 Clemenceau se vio forzado a presentar su renuncia, al perder el apoyo de la C�mara.

Tras su salida del gobierno, se dedic� a viajar por Sudam�rica (Argentina, Uruguay, Brasil), donde imparti� conferencias sobre la democracia. En 1911 regres� al Senado y colabor� activamente en las comisiones de asuntos exteriores y ej�rcito. Persuadido de que Alemania preparaba la guerra, abog� sin descanso por el rearme, tanto desde su tribuna en el Senado como desde las p�ginas de su nuevo noticiario, L'Homme Libre, fundado en 1913.

Cuando estall� la Primera Guerra Mundial en julio del a�o siguiente, Clemenceau lanz� un llamamiento a la defensa de la patria y a favor de un supremo esfuerzo de guerra, lo que provoc� el cierre de L'Homme Libre en septiembre de 1914. Dos d�as despu�s de su cierre, el diario volvi� a aparecer con el t�tulo de L'Homme Encha�n� ('El hombre encadenado'), publicaci�n que sufri� constantes mutilaciones por parte de la censura.


Clemenceau hacia 1919

En el Senado, Clemenceau sigui� exigiendo m�s armas, m�s munici�n, m�s soldados y una mejor gesti�n de los recursos del pa�s, con el objetivo �nico de ganar la guerra. Al mismo tiempo, dirigi� llamamientos al presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, para que implicara a su pa�s en la contienda, lo que finalmente hizo en abril de 1917.

A pesar de sus esfuerzos por insuflar en la sociedad francesa un "esp�ritu de victoria", la prolongaci�n de la guerra dej� al pa�s abatido y al l�mite de sus recursos humanos y econ�micos. El pacifismo que adopt� la izquierda radical se convirti� en el nuevo blanco de los ataques de Clemenceau. En noviembre de 1917, en un intento por remediar la cr�tica situaci�n que viv�a el pa�s, el presidente Raymond Poincar� le encomend� la formaci�n de gobierno.

Clemenceau ten�a entonces 76 a�os, pero ello no le impidi� lanzarse con energ�a a la labor de poner todos los recursos de Francia al servicio de un �nico objetivo: la derrota de Alemania. Consigui� convencer a Gran Breta�a y Estados Unidos para establecer un mando unificado y, en mayo de 1918, el mariscal franc�s Ferdinand Foch fue nombrado comandante �nico de las tropas aliadas. A pesar de las derrotas sufridas en mayo de ese a�o, Clemenceau sigui� defendiendo la necesidad de mantener a toda costa el esfuerzo de guerra.

El 11 de noviembre de 1918 Alemania firm� el armisticio que sell� su derrota en la Primera Guerra Mundial. Para Clemenceau, este hecho se convirti� en una revancha hist�rica contra la Alemania que hab�a humillado a Francia en 1871. Junto al primer ministro brit�nico David Lloyd George y al presidente Wilson, fue uno de los principales protagonistas de la Conferencia de Paz de Par�s (1919).


Georges Clemenceau, Woodrow Wilson y
David Lloyd George en Versalles (1919)

Frente a la postura de mayor tolerancia defendida por la diplomacia norteamericana, exigi� la imposici�n a Alemania de un dur�simo tratado de paz. No s�lo consigui� la devoluci�n de Alsacia y Lorena, sino que adem�s logr� que se aceptara el total desarme alem�n y el pago de exorbitantes reparaciones de guerra. Finalmente, como colof�n simb�lico de su personal cruzada patri�tica, exigi� que el acuerdo de paz fuera ratificado en el Sal�n de los Espejos de Versalles, donde, en 1871, Bismarck hab�a tenido la osad�a de proclamar el II Reich.

Sin embargo, la actuaci�n de Clemenceau en la Conferencia de Versalles suscit� las suspicacias de la Asamblea Nacional francesa, orillada por el primer ministro en las conversaciones de paz. Las elecciones de noviembre de 1919 dieron como resultado una Asamblea mayoritariamente opuesta a la continuaci�n de Clemenceau al frente del gobierno. En enero siguiente result� derrotado en las elecciones a la presidencia de la Rep�blica y, como era de rigor tras la elecci�n de un nuevo jefe del Estado, se vio obligado a abandonar la jefatura del Consejo de Ministros.

Ello signific� su definitiva retirada de la vida pol�tica. Abandon� Par�s y se mud� a vivir a Bel-Ebat, la villa junto al mar que pose�a en La Vend�e. Entre septiembre de 1920 y mayo de 1921 realiz� un viaje por la India, donde, a pesar de su respetable edad, se dedic� a cazar tigres. En noviembre de 1922 realiz� un �ltimo viaje a Estados Unidos, donde dirigi� una campa�a en contra del progresivo alejamiento de dicho pa�s de los asuntos europeos.

De vuelta en Bel-Ebat, se dedic� a la lectura y a escribir sus �ltimas obras: Dem�stenes y Au soir de la pens�e. Sus Memorias: Grandeza y miseria de una victoria, fueron, en buena medida, una respuesta a los ataques lanzados contra �l por su antiguo aliado, el mariscal Foch. Ser�an publicadas de manera p�stuma en 1930. Georges Clemenceau muri� en su apartamento parisiense a la edad de 88 a�os.

C�mo citar este art�culo:
Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: ].