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George Lucas: una biografía fuera de esta galaxia

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Hace unos 78 años, en un rincón muy, muy lejano en Modesto, California comenzó una leyenda llamada George Lucas. ¡Y estas son sus aventuras!

Darse a la labor de escribir sobre un cineasta tan influyente para más de una generación es una labor titánica, en especial porque no es fácil saber por dónde comenzar.

Y si se habla de un hombre que tuvo la visión (y terquedad, porque era más que necesaria) para plasmar su visión e ideas pese a las adversidades y hasta las últimas consecuencias –incluso implicando su propia salud– hay que tener la precaución de saber qué plasmar como ejemplo para nuevas generaciones de cineastas y creativos del cine y la pantalla chica, sin que sus errores y desaciertos se conviertan también en un “manual paso a paso” que resulte contraproducente.

Pero la realidad es que en el caso de George Lucas los aciertos sobrepasan por mucho a los errores, aunque el brillo de uno de sus “hijos” es tan grande, que el reto más bien consiste en separar aquella enorme y lejana galaxia del resto de la creatividad y obras de este hombre que se atrevió a tomar a Hollywood “por los cuernos”, y salir avante en el proceso.

El comienzo de una mente inquieta

Algo peculiar en los años mozos de George Walton Lucas Jr. era su afición por la velocidad (que curiosamente es un recurso de acción constante en sus filmes que implicaban alguna secuencia de acción), pues en su adolescencia se intensificó su fanatismo por las carreras de autos, aunque su “carrera” quedó trunca cuando sufrió un accidente automovilístico, lo cual lo dejó hospitalizado varias semanas, poco después de graduarse de la Downey High School en Modesto.

Pero dicha experiencia, por muy dolorosa, tuvo la afortunada consecuencia de reencausar las ambiciones y sueños de George hacia el mundo del cine. Una actitud introspectiva y más analítica hicieron que el joven tuviera un ángulo diferente de la vida, lo que lo llevó en la preparatoria de Modesto a tomar con seriedad y ahínco materias como literatura, sociología, historia, filosofía y antropología. Su análisis de culturas lejanas y antiguas se complementó con el uso constante de una cámara de video de 8mm (gadget difícil de conseguir en ese entonces, pero que su padre dueño de una tienda de escritorios podía darle el gusto).

Crecer y vivir en aquél hermoso rancho de nueces en Modesto otorgaron al joven Lucas la oportunidad de desarrollar una lente y visión únicas, que le darían un estilo increíble en el futuro.

Video
https://www.youtube.com/watch?v=dW9hicGqI_k

Alianzas legendarias, resultados fantásticos

Como pasa tantas veces en la vida: tu éxito y el encausamiento del buen (o mal) camino depende de tus amistades y círculo de que decides rodearte. Tal fue el caso con George, quien junto con su amigo John Plummer se hicieron asiduos a las proyecciones de directores independientes que proyectaban sus trabajos underground en el Canyon Cinema, donde se empaparon de flicks europeos como 8 1/2 de Federico Fellini o Jules y Jim de Francois Truffaut, así como la influencia de cineastas de la talla de Bruce Conner y Stan Brakhage. Fue en esos encuentros donde conoció a Haskell Wexler, con quien trabajaría en repetidas ocasiones, además de congeniar en su amor por las carreras y la alta velocidad.

Aunado a ello, George comenzó a hacer amistades en la Universidad de Southern California que durarían toda la vida, siendo su afortunado encuentro con otro joven con aspiraciones hollywoodenses una de las más entrañables y fructíferas: Steven Spielberg. También conoció a estudiantes como John Milius y Walter Wolch, además de compartir incluso habitación con Randal Kleiser y Hal Barwood. ¡vaya “camada” de genios de la lente!

El salto al hiperespacio de una franquicia millonaria

Algo muy peculiar es el hecho de que Star Wars no fue el inicio de la historia fílmica de George Lucas y mucho menos su primer éxito (aunque sí el más grande y por mucho, pero eso todo mundo lo sabe), pero curiosamente la insistencia del cineasta en el género sí prevaleció. Aquella historia corta que saltara del festival nacional de películas estudiantiles en 1967 al largometraje THX-1138: 4RB en 1979 preservaría su inclinación a la ciencia ficción, si bien el filme fue más de culto que de aceptación pública (pese a estar basado en la novela 1984 de George Orwell, inspiración que Apple misma usaría más tarde para uno de sus comerciales más emblemáticos).

Fue entonces, y tras una sabia sugerencia de su colega y amigo Francis Ford Coppola, que Lucas decidió llevar los últimos vestigios del cine cruising con una historia de “adiós juvenil” que reflejaría su misma vida estudiantil en los años 60. Décadas más tarde el cineasta confesaría que en American Graffiti (1973) plasmó VARIAS versiones de sí mismo en diferentes personajes, reflejando su gusto por los autos, el cine y esto es algo fascinante: la amistad. ¿Notan este último elemento en franquicias como Star Wars, Indiana Jones y The Goonies?

Otros proyectos y su retiro temporal

Trascenderemos de detallar todo el fenómeno Star Wars en favor de otros fascinantes artículos que publicaremos esta misma semana en Spoiler Time, pero sería un insulto no incluir en esta biografía la forma en la que Lucas forjó una historia tan excepcional y luchó de forma tan aguerrida para colocarla en Hollywood y así cambiar no sólo el género de la ciencia ficción para siempre, sino incluso la forma de construir un blockbuster desde cero, incluida su genialidad para comercializar y explotar de forma extraordinaria su franquicia completa, misma que sigue generando dividendos millonarios hasta el día de hoy.

Le tomó un año (1973-1974) a George Lucas escribir el guion de su ópera espacial The Star Wars, inspirándose en todo un bagaje de lo que aprendió del cine independiente e internacional (muy poco sonadas sus raíces japonesas con las genialidades de Akira Kurosawa, siendo más vitoreadas las influencias de Flash Gordon y Planet of the Apes) y aderezando con nuevas formas de hacer cine, retando lo ya escrito y yendo mucho más allá de lo que dictaban los grandes estudios. Quizás esto fue lo que lo hizo peregrinar más o el elemento sorpresa que hizo que la Twentieth Century Fox accediera a un acuerdo donde canjeaba su salario como director por el 40% de ganancias en taquilla y el 100% de la comercialización de la franquicia, aciertos que lo convertirían en uno de los cineastas más exitosos de todos los tiempos.

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https://www.youtube.com/watch?v=0xQSIdSRlAk

Pero la realidad es que el éxito en este mundo SIEMPRE cobra factura y Lucas no fue la excepción, adquiriendo diabetes a una edad temprana debido a la gran tensión por llevar Star Wars a la pantalla grande, planear el camino de sus secuelas y hasta participar en otras grandes franquicias como Indiana Jones y Los Goonies con su hermano de vida Spielberg, situación que lo llevó a un letargo creativo que lo pondría “a descansar” de los grandes proyectos desde el final desde mediados de los años 80 y hasta su regreso para la trilogía precuela Star Wars, en 1999.

El regreso del cineasta, el final de una era y su legado

Fue aquél un regreso agridulce, pues aunque gran parte del fandom warsie aclamó los logros narrativos en La amenaza fantasma, El ataque de los clones y La venganza de los Sith, muchos otros condenaron los tremendos hoyos y libertades que, aseguran, arruinaron la franquicia (Jar Jar, los midiclorianos, personajes y tecnologías DEMASIADO poderosas y avanzadas para los estándares de la trilogía clásica, etc.).

Es quizás precisamente la combinación de todas estas críticas junto con la duramente criticada historia de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (2008) lo que hicieron que finalmente George Lucas se hartara de la fama y lo demandante de Hollywood y los fans para vender Lucasfilm el 30 de octubre de 2012 a los estudios Disney por la insólita suma de $4,050 millones de dólares, mitad que decidiría donar a organizaciones benéficas, convirtiéndolo en uno de los filántropos más sobresalientes de la actualidad, a lado de personajes como Bill Gates.

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https://www.youtube.com/watch?v=bD7bpG-zDJQ

Es cierto que Lucas sigue vigente –aunque en un perfil muy bajo­– como productor, consultor y coguionista en proyectos como Rogue One y Han Solo (está TOTALMENTE ausente de Indiana Jones 5, por ejemplo) y a sus 78 años de edad se antoja muy difícil pensar en un repentino regreso a las grandes ligas de Hollywood, pero su legado sin duda está allí y sigue enseñando a nuevas generaciones a concebir y realizar el cine.

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