La música vocal profana

El Clasicismo fue una de las etapas más importantes para la ópera. Este género, nacido en el Barroco, experimenta un cambio durante el Clasicismo.

Se eliminan los excesos barrocos y se busca la naturalidad.  Los argumentos también son más cercanos a los gustos e intereses del público.

Además, los teatros se multiplican y el público aumenta, con lo que la ópera constituye una nueva fuente de ingresos para los compositores.
En Francia, la ópera seria había alcanzado una gran complejidad, los argumentos sobre temas mitológicos eran difíciles de entender y  el público cada vez estaba más alejado de este tipo de espectáculo.

En 1752 se produjo un cambio, ya que una compañía ambulante de ópera se instaló en París y presentó una ópera bufa de Pergolesi, La serva padrona.
Su éxito fue muy grande, pero también generó una controversia que enfrentó durante los años 1752-1754 a los defensores de la tradición de la ópera seria francesa y los defensores de la ópera bufa italiana.

La ópera seria trataba sobre temas mitológicos y leyendas, mientras que la ópera bufa versaba sobre asuntos cotidianos y tenía un carácter cómico.

 A este enfrentamiento se le conoce como La querella de los bufones.

En este contexto de enfrentamiento surgió W.C. Gluck, que buscó la reconciliación entre ambos grupos, realizando una reforma de la ópera seria para que se acercase más a los gustos del público.

Para Gluck la ópera seria debía adoptar varios principios:

  • Utilizar música sencilla, dejando de lado la complejidad a la que había llegado la ópera seria.
  • Evitar los contrastes entre recitativo y aria haciendo las arias más simples y los recitativos más expresivos.
  • El argumento debía ser más sencillo y verosímil, alejado de los elementos fantásticos y artificiales de Barroco.
  • La música debía estar siempre al servicio del libreto y de los personajes.

Durante este período en España destacan dos géneros musicales: la zarzuela y la tonadilla escénica.