Fuerza bruta (2022), de Lee Sang-yong

El oficial de policía de Seúl Ma Seok-do marcha con su jefe a Vietnam para acompañar la repatriación de un conocido delincuente. La cuestión es que éste ha decidido entregarse por miedo al sanguinario Kang, otro criminal huido de Corea que está sembrando de cadaveres el país vecino. Ma Seok-do decide entonces atrapar a Kang cueste lo que cueste.

El director Lee Sang-yong recupera al personaje protagonista de Ciudad sin ley, el fornido oficial de policía Ma Seok-do para ofrecer una segunda parte cortada por el mismo patrón, es decir un cóctel de enfrentamientos mortales entre policías y asesinos, mezclado con una leve trama de investigación policial y un sentido del humor “made in Corea” a veces despiporrante, aunque ese tono sea compatiple con una violencia contundente y sangre a borbotones, no apta para todos los públicos.

Rodada con un ritmo magnífico, que nos lleva a las calles de Vietnam y de Seúl, la sencilla trama de Fuerza bruta –no hay eufemismos de ningún tipo en este título en español– engancha y tiene la cualidad de marcar claramente ambos bandos; aquí no hay giros, engaños o sorpresas de guión de ningún tipo. Estamos ante una película de polis y criminales, una implacable persecución en donde el protagonista acabará ineludiblemente enfrentándose cara a cara con el malvado de turno, un tipo que consigue hacerse despreciable. La batalla alcanzará su culmen en la brutal pelea del autobús, una catarsis adrenalítica de aquí te espero. Los amantes del cine de acción del lejano oriente están de enhorabuena.

Todo el éxito de Fuerza bruta (una película que ha abarrotado los cines de su país, batiendo todos los récords) se debe sin duda a la carismática presencia del actor Ma Dong-seok, una bestia de músculos tan sólido como un saco de plomo, capaz de tumbar a cualquiera con un puñetazo o de lanzar a su oponente varios metros por delante. Su personaje es gracioso, tranquilo y bruto pero sin un pelo de tonto y cuenta con compañeros que saben arrancar también la sonrisa, especialmente con la complicidad de su jefe inmediato, bien interpretado por Choi Gwi-hwa.