Francisco: «�Este rey del universo es el rey de mi existencia?»
Francisco en la Catedral de Asti en la Solemnidad de Cristo Rey �Vatican Media

«Vemos la crisis de hoy, la disminuci�n de la fe. �Qu� hacemos?»

Francisco: «�Este rey del universo es el rey de mi existencia?»

Despu�s de haber vivido un s�bado visitando a sus familiares en los pueblos de Portacomaro y Tigliole, el papa Francisco presidi�, el domingo 20 de noviembre, desde la catedral de Asti, en la regi�n del Piamonte, la Misa en la solemnidad de Jesucristo Rey del Universo.

(Aica/InfoCat�lica) Durante la homil�a, el Santo Padre record� c�mo �de estas tierras� parti� su padre para emigrar a la Argentina: �Y en estas tierras, valiosas por sus buenos productos agr�colas y sobre todo por la aut�ntica laboriosidad de la gente, he venido a reencontrar el sabor de las ra�ces�.

Reflexionando sobre el Evangelio de este domingo, Francisco subray� c�mo �nos lleva nuevamente a las ra�ces de la fe en el �rido terreno del Calvario, donde la semilla de Jes�s, al morir, hizo germinar la esperanza, pues plantado en el coraz�n de la tierra nos abri� el camino al cielo�.

En la solemnidad de Cristo Rey, el Papa destac� c�mo Jes�s �adornado s�lo con clavos y espinas, despojado de todo, pero rico en amor; desde el trono de la cruz ya no instruye a la multitud con palabras, ni levanta la mano para ense�ar. Hace mucho m�s: en vez de apuntar el dedo contra alguien, extiende los brazos para todos. As� se manifiesta nuestro rey, con los brazos abiertos�.

�Se hizo siervo para que cada uno de nosotros se sienta hijo. Se dej� insultar y que se burlaran de �l, para que en cualquier humillaci�n ninguno de nosotros est� ya solo. Dej� que lo desnudaran, para que nadie se sienta despojado de la propia dignidad. Subi� a la cruz, para que en todo crucificado de la historia est� la presencia de Dios�.

�Este es nuestro rey, rey del universo, dijo Francisco en la homil�a, porque �l cruz� los m�s rec�nditos confines de lo humano; entr� en la oscura inmensidad del odio y del abandono para iluminar cada vida y abrazar cada realidad. Hermanos, hermanas, este es el rey que festejamos�.

En esta l�nea, el Papa invit� a los fieles a preguntarse: ��Este rey del universo es el rey de mi existencia? �C�mo puedo celebrarlo como Se�or de todas las cosas si no se convierte tambi�n en el Se�or de mi vida?�.

El Papa subray� que Jes�s crucificado �no te dedica una mirada fugaz como frecuentemente hacemos nosotros con �l, sino que permanece ah� para decirte en silencio que nada de lo tuyo es ajeno, que quiere abrazarte, volverte a levantar y salvarte, as� como eres, con tu historia, con tus miserias, con tus pecados�.

Para el Santo Padre, Dios �da la posibilidad de reinar en la vida, si te rindes ante la mansedumbre de su amor, que se propone pero no se impone; a su amor que siempre te perdona, que siempre te vuelve a poner en pie, que siempre te restituye tu dignidad real�.

�S�, la salvaci�n nos viene al dejarnos amar por �l, porque s�lo as� somos liberados de la esclavitud de nuestro yo, del miedo de estar solos, de pensar que no lo lograremos�, se�al�.

Y afirm� Francisco: �No estamos en el mundo �nicamente para salvarnos a nosotros mismos, sino para llevar a los hermanos y hermanas al abrazo del Rey. Interceder, recordarle al Se�or, abre las puertas del para�so�.

Al final de la homil�a, Francisco subray� que �depende de nosotros decidir si ser espectadores o involucrarnos. Vemos la crisis de hoy, la disminuci�n de la fe, la falta de participaci�n. �Qu� hacemos? �Nos limitamos a elaborar teor�as, a criticar, o nos ponemos manos a la obra, tomamos las riendas de nuestra vida, pasamos del �si� de las excusas a los �s�� de la oraci�n y del servicio?�

�Todos creemos saber qu� es lo que no est� bien en la sociedad, en el mundo, incluso en la Iglesia, pero luego, �hacemos algo? �Nos ensuciamos las manos como nuestro Dios clavado al madero o estamos con las manos en los bolsillos mirando?�.

�Hoy, mientras Jes�s, que est� despojado en la cruz, levanta el velo sobre Dios y destruye toda imagen falsa de su realeza, mir�moslo a �l, para encontrar el valor de mirarnos a nosotros mismos; de recorrer las v�as de la confianza y de la intercesi�n; de hacernos siervos para reinar con �l�, concluy� el Papa.

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