CARLOS V / TELEVISI�N

Las claves hist�ricas de la serie de TVE 'Carlos, rey emperador'

Francisco I y Solim�n, la alianza que abri� las puertas de Europa al turco

Tras la derrota de la Batalla de Pav�a (1525) contra el emperador Carlos V y su cautiverio en Espa�a, el rey de Francia, Francisco I, forjaba una alianza secreta con el sult�n turco, Solim�n el Magn�fico

La estrategia pon�a fin a los compromisos del Pacto de las Damas o Paz de Cambray (1529) forjado ente la madre de Francisco, Luisa de Saboya y Margarita de Austria, t�a de Carlos

"Persiste el rumor de que los turcos fueron introducidos en Hungr�a por quienes menos deber�an y de quienes nadie lo habr�a sospechado". Este era el juicio de Polipragm�n, uno de los personajes del di�logo de Luis Vives titulado De Europae Dissidiis et Bello Turcico, escrito en 1626 tras el desastre de Mohacs. Tan simb�lica derrota supuso la ocupaci�n de la mayor parte del reino de Hungr�a por los otomanos y la desaparici�n en el campo de batalla del rey de los h�ngaros, Luis II, junto a buena parte de la nobleza del reino.

El terrible balance de aquella batalla para las armas cristianas, que acercaba el peligro otomano a las puertas de Viena, encendi� todas las alarmas respecto a la alianza que se estaba fraguando entre Francisco I y el sult�n. El insistente rumor, extendido por toda Europa a trav�s de avisos y de noticias difundidas por los mercaderes venecianos a lo largo de los principales puertos del continente, solo fue el preludio de la noticia confirmada por los embajadores de la Signoria en julio de 1536. El rey de Francia y Solim�n el Magn�fico hab�an firmado una alianza pol�tica que pon�a fin a los compromisos contra�dos con el emperador Carlos V en la Paz de Cambray (1529) y en la Conferencia de Bolonia (1530).

El tratado, que caus� gran esc�ndalo en Europa, era de por vida y se establec�a en plano de igualdad entre los firmantes, con posibilidad de hacerlo extensivo a otros pr�ncipes, ya que, seg�n la argumentaci�n del rey franc�s, el acuerdo solo era una respuesta a guerras de naturaleza pol�tica contra enemigos comunes. Se iniciaba as� una alianza estrat�gica que, marcada por sucesivos hitos y episodios, dur� casi tres siglos y que solo se quebr� tras la campa�a de Egipto protagonizada por Napole�n entre 1798 y 1801.

El comercio exclusivo con el turco

Los t�rminos de aquel documento aseguraban a Francia el derecho de comercio con todo el Imperio otomano y conced�an a Francisco I el protectorado de los cat�licos, a los cuales se les permit�a practicar su religi�n en los territorios del Imperio turco, mientras a los ojos del sult�n, el rey franc�s quedaba convertido "en el principal �rbitro y compositor de los nazarenos", pues los primeros acercamientos diplom�ticos se hab�an producido con el pretexto de defender a los cristianos que viv�an en los territorios dominados por el sult�n.

La alianza de Francisco I con Solim�n foment� los intercambios diplom�ticos y la aproximaci�n cultural entre Oriente y Occidente. Pierre de Belon du Mans describ�a en su Voyage au Levant (1553) aquel mundo, hasta entonces difundido casi en exclusividad por los intermediarios venecianos, mientras reparaba en las grandes diferencias que exist�an entre las Cortes de ambos monarcas y tambi�n en las sutiles.

Sus descripciones al hablar de los modos de percibir las maravillas de la naturaleza y sus peque�os placeres dan testimonio de la avidez con la que se acog�a cualquier noticia procedente de Constantinopla: "A nosotros nos gustan los ramilletes de flores variadas mezcladas con olorosas hierbecillas pero a los turcos s�lo les gusta llevar una flor a la vez", advert�a Belon en el cap�tulo dedicado al gusto de los turcos por los jardines.

Pero al tiempo que aquella alianza abr�a una puerta para la civilidad y la comprensi�n de "el otro", en t�rminos pol�ticos el acuerdo multiplic� los frentes de combate europeos mientras el Imperio otomano consolidaba su dominio sobre Asia Menor y Egipto, lograba establecerse con solidez en las costas de �frica y fijaba las posiciones de la pirater�a berberisca en el Mediterr�neo, con todos los inconvenientes que ello supuso para la seguridad en la circulaci�n de personas y el desarrollo del comercio

17 Comentarios

17

@sustrai #16 La historia aporta experiencia.....exitos, o fracasos...no moral......la moral es feeble (ligera, caprichosa).....cambian los parametros, cambia la moral...un momento robar es malo, otro momento robar es bueno...robar es una habilidad de la que se han beneficiado infinidad de pueblos....jejejeje.....En un lugar un padre entrega a su hija nubil a un hombre en otro pais lo matan por eso....el universo es relativo....Einstein tiene razaon....no siente.....jejejeje

16
15

@sustrai #14 ....Mi punto es....la historia no es el punto donde buscar moral....la naturaleza no es moral...la moral es un invento humano...como la paz.....el universo es violento...es la lucha por la vida ...la supervivencia, el asegurar los medios para continuar la existencia...o se enfrenta uno a la extincion.....nada que ver con moral.

14
13
12

@sustrai #11 ....Y que me dices de.....por ejemplo Gengis Khan....sus movidas no cabe duda generaron miles (millones?) de muertos.....Napoleon.....ve a cualquier pais en America y pregunta sobre la conquista de sus tierras por los europeos....Lo de Hitler son muchos anos de prensa y literatura judia machacando el aire inculcandonos el odio....mas nunca oyes de otros genocidios...Los armenios no tienen un mpreio mediatico como los judios so los espanolitos raramente los mencionan....Las expansiones de los pueblos tuvieron muchos y variados motivos....pro nunca la moral fue unode ellos...

11
8

Ese Francisco fue un grand�simo bellaco, que apu�alaba por la espalda a los cristianos que luchabann con los turcos. Buena habr�a quedado Europa si no fuera por los espa�oles-

Lo más leído

  1. Max Weber, el padre de la sociolog�a moderna
  2. El archiduque en Sarajevo, un atentado para detonar la guerra
  3. 1945: El reparto de Alemania y Berl�n entre los Aliados
  4. Jueves Negro, el d�a que se derrumb� Wall Street y comenz� la Gran Depresi�n
  5. 'Suffragettes', la lucha por el voto femenino