(ANSA) - CIUDAD DEL VATICANO 18 ABR - Se jubila uno de los
últimos cardenales que estaba al frente de una gran diócesis de
los que pertenecieron al círculo cercano del poderoso Camillo
Ruini, hoy retirado, el purpurado que durante décadas dominó la
Iglesia italiana.
Hoy el Papa aceptó la renuncia del cardenal Giuseppe
Betori, de 77 años, al frente de la arquidiócesis de Florencia
debido a la edad. Y como sorprensa, en su lugar nombró como
nuevo arzobispo metropolitano a un sencillo párroco, quien
además vivió casi 12 años en Chad como misionero.
El nuevo titular de la arquidiócesis es el padre Gherardo
Gambelli, de 54 años, nacido en Viareggio, ordenado sacerdote en
junio de 1996 y desde 2023, después de trabajar desde 2011 hasta
2022 en el Estado africano, donde también fue capellán en la
cárcel, párroco de la Madonna della Tosse en la capital toscana.
"Como iglesia florentina, estamos muy agradecidos al Santo
Padre por la elección de un sacerdote florentino como mi sucesor
en la cátedra de los santos Zanobi y Antonino", comentó Betori.
El cardenal saliente estuvo al frente de la diócesis 16 años
y antes fue secretario general de la Conferencia Episcopal
cuando la presidía el Cardenal Ruini. Lo creó purpurado en 2012
el papa Benedicto XVI.
Un concepto similar expresó Gambelli mismo: "La elección de
un sacerdote de Florencia es un gran signo de confianza del
obispo de Roma hacia nuestra diócesis", dijo en la catedral de
Santa María del Fiore después del anuncio de su nombramiento.
Luego, con los periodistas, envió "un saludo a los hermanos
y hermanas detenidos, especialmente a aquellos de la casa de
detención de Sollicciano donde ejercí mi ministerio como
capellán durante este año pastoral".
Además, agregó: "Espero poder compartir la riqueza de la
experiencia misionera, y así responder cada vez mejor a lo que
nos pide el Papa, la conversión misionera de la Iglesia en este
impulso hacia las periferias, precisamente porque así es como se
vive la belleza del Evangelio".
La atención a los últimos y a las "periferias" sociales y
existenciales está entonces en el ADN del nuevo metropolitano,
como lo están en los deseos del Papa Francisco para los pastores
de ciudades grandes y pequeñas.
Solo en el futuro se verá si Gambelli, en la cátedra de
Florencia, puede aspirar al cardenalato, aunque la ciudad de
todas maneras mantiene a su cardenal con Betori como arzobispo
emérito.
Pero se sabe que con el papa Francisco, las antiguas reglas
sobre las "sedes cardenalicias" en las principales ciudades ya
no cuentan, y lo que más importa son el perfil de los pastores y
su labor.
Mientras tanto, en Roma, la espera continúa por el
nombramiento del nuevo cardenal vicario, después de que Angelo
De Donatis, el 6 de abril, fuera nombrado por el Papa
penitenciario mayor.
Francisco ha informado al clero romano que quiere tomarse su
tiempo para elegir al sucesor, mientras la diócesis es dirigida
por el vicegerente monseñor Baldo Reina.
Los 'rumores' continúan acreditando como nuevo vicario del
Papa al cardenal Augusto Paolo Lojudice, actual arzobispo de
Siena y exauxiliar en Roma.
Y fue precisamente Lojudice, hoy, uno de los primeros en
felicitar a Gambelli por su nombramiento en Florencia: "Desde
ahora estamos listos para continuar el trabajo, junto con los
otros hermanos obispos de Toscana, especialmente en favor de las
personas más vulnerables que pueblan las muchas periferias
existenciales de nuestras comunidades".
Y también aquí, una declaración de fidelidad al corazón del
dictado bergogliano. (ANSA).
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