Irene Urdangarin y su novio son primos: repasamos la endogamia en los Borbones
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Irene Urdangarin y su novio son primos: repasamos la endogamia en los Borbones

Pasan los años y las costumbres permanecen en la Casa Real española. Y es que da lo mismo que las generaciones se sucedan, porque uno de los rasgos más distintivos y controvertidos de los Borbones sigue en pie: la endogamia. Numerosos miembros han llevado a cabo esta práctica pese al terrible final de Carlos II 'El Hechizado', que falleció con una larga lista de problemas de salud derivados de su forzado árbol genealógico. En 1700, la dinastía de los Habsburgo terminaba entregando la corona a los Borbón, y estos han adoptado la misma dinámica en sus relaciones de consanguinidad, más allá de cualquier riesgo o juicio social. El último ejemplo lo encarnan, de hecho, los jovencísimos Irene Urdangarin y Juan Urquijo, primos terceros y, ahora, novios.

La revista Hola ha dado a conocer este miércoles que Irene, la hija pequeña de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin, sale desde hace unos meses con Juan Urquijo, hermano de Teresa, la esposa del alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida. Tiene sentido que ambos jóvenes, ella de 18 años y él de 25, se interesen el uno en el otro dado su estatus social. Sin embargo, lo que llama la atención es que son parientes: el abuelo de Irene es el rey emérito, primo de Teresa de Borbón-Dos Sicilias, de la que, a su vez, es nieto Juan. Es decir, que sus abuelos son primos, lo cual, en realidad, no es tan extraño. De hecho, sus familias están encantadas. "No es tan sorprendente, porque los Borbones están emparentados por muchas ramas", cuenta a Informalia la periodista Marta Cibelina, autora del libro Los Borbones y el sexo.

La realidad del matrimonio de Don Juan Carlos y Doña Sofía

Si echamos la vista atrás, la familia Borbón anota un historial curioso, empezando por la realidad detrás del matrimonio de Juan Carlos I y Doña Sofía. "La reina Sofía y Don Juan Carlos están emparentados, porque él es tataranieto de la reina Victoria de Inglaterra, y Sofía es bisnieta del Kaiser Guillermo II, nieto, al mismo tiempo, de la monarca británica. Diríamos, en sentido coloquial, que Doña Sofía es resobrina de Don Juan Carlos", explica la autora, que comparte más ejemplos, como el de Don Juan de Borbón, que era primo tercero de la condesa de Barcelona, o el de Luis I de España, bisnieto de Luis XIV. "Lo casaron con la princesa Luisa Isabel de Orléans, hija de Felipe II de Orleans. Ella era sobrina nieta de Luis XIV de Francia por parte de su padre y nieta de él por parte de madre. Su madre era Francisca María de Borbón, hija bastarda de Luis XIV de Francia y de Athenais, Madame de Montespan, que fue procesada como envenenadora".

Recuerda, en este sentido, que "Fernando VII y María Cristina también eran tío y sobrina carnales, algo que parece muy asqueroso, pero que no está tan mal visto desde el punto de vista genético como los matrimonios entre primos hermanos". "Los matrimonios entre tíos y sobrinos no estaban mal vistos hace un tiempo, pero sí hubo una época en la que había que pedir permiso", comenta. "Por ejemplo, Isabel de Castilla y Fernando de Aragón eran primos segundos y, de acuerdo con las normas de la Iglesia católica de aquel entonces, tuvieron que pedir una dispensa papal para casarse".

¿Una estrategia tras los divorcios de las infantas?

Resulta abrumador pensar en la cantidad de genes entrecruzados que constituyen las raíces borbónicas, aunque hubo quienes desafiaron la norma. Es lo que se dice de Isabel II, que habría buscado descendencia fuera de palacio. "La reina castiza y su primo hermano, Francisco de Asís, llevaban el apellido Borbón por partida doble y hasta seis veces de manera consecutiva. Hay que agradecer lo que se rumorea de Isabel II, y es que casi ninguno de sus hijos era de su primo carnal. Gracias a ella se habría renovado la sangre y no se habría llegado a algo exagerado", sostiene Cibelina, y expone un último caso: "Isabel de Borbón y Borbón, conocida como La chata, no era hija de rey consorte sino fruto de los amores de Isabel II y el llamado Pollo Arana, José María Arana, que era el gallito que por aquel entonces picoteaba de la reina más voluptuosa de los Borbones".

Ahora, con Irene y Juan la historia se repite, aunque la escritora afirma que estos no corren "grandes riesgos" a nivel genético: "Históricamente, ha habido una endogamia peligrosa, pero con el apellido Urdangarin se renueva". Eso sí, no descarta que la perpetuación de "las viejas costumbres" se pueda ver reforzada por los fracasos amorosos de las infantas Elena y Cristina. "Igual quieren volver a esto para evitar ciertas sorpresas que no tienen por qué ser genéticas. Por ejemplo, así evitan las infidelidades o que la gente no aguante determinadas situaciones. Los matrimonios de las infantas han acabado en divorcio. ¿Hubiera sido mejor si se hubieran casado con algún pariente?".

Juan Urquijo, novio de Elena... ¿y ex de Victoria Federica?

Los motivos detrás de este noviazgo también se pueden relacionar con "una endogamia económica o aristocrática". "Irene no se va a casar con un fontanero, sino con alguien de su nivel. Teniendo en cuenta la experiencia que ha tenido la madre, esta va a intentar que la niña se relacione con gente de su estilo. Victoria Federica está muy influenciada también. Todo el mundo pensaba que se iba a juntar con un torero, porque influye mucho la tradición". Curiosamente, a la hermana de Froilán ya se la vinculó en su momento con Juan Urquijo, que le regaló un cerdo por su mayoría de edad. Los rumores se disiparon cuando se dio a conocer que eran primos pero, visto lo visto, no se descarta que entre ellos hubiera algo más. Lo afirma la escritora: "En los Borbones, ser primos no es una excusa".

¿Quieren Felipe y Letizia el mismo destino para sus hijas?

¿Querrán el mismo destino para sus hijas Felipe VI y Letizia? Cibelina cree que la reina desea otro camino para la princesa Leonor y la infanta Sofía: "Ella querría para sus hijas una persona culta, inteligente, a ser posible de letras y con varias carreras. Una persona fácil, con la que convivir bien; que no sea mansa, pero que aporte tranquilidad. No creo que quiera un Borbón para ellas".

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