La muerte de Adolfo Federico I de Suecia o cuando te gusta demasiado el postre
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16 de abril de 2024

Adolfo Federico de Suecia. Retrato por Lorens Pasch el Joven

Adolfo Federico de Suecia retratado por Lorens Pasch el Joven

Picotazos de historia

La muerte de Adolfo Federico I de Suecia o cuando te gusta demasiado el postre

Su principal debilidad era una cierta glotonería y liberalidad culinaria, en especial con unos bollos denominados Semla

Adolfo Federico I de Suecia (1710 – 1771) llegó al trono de Suecia de casualidad. El Rey guerrero, Carlos XII, murió en 1718 e inmediatamente fue proclamada su hermana Ulrica Leonor como nuevo monarca. Los largos años de guerra, la peste, las perdidas territoriales y de mercados habían afectado profundamente a la sociedad sueca. Su gobierno fue efímero –apenas duró un año– y, en febrero de 1720, abdicó en favor de su marido Federico I de Hesse-Kassel, quien sería Rey de Suecia hasta su fallecimiento en 1751.
El Landgrave de Hessel-Kassel no tuvo hijos con Ulrica, así que para enlazar con el siguiente heredero de la dinastía sueca de los Vasa hubo que remontarse hasta Catalina Vasa, hija del Rey Carlos IX de Suecia y antepasada de Adolfo Federico por parte de su madre. El padre de Adolfo fue Cristian Augustus, príncipe de Eutin, de la casa de Holstein Gottorp, soberanos sobre los territorios de Schleswig y Holstein. Su hermano mayor había fallecido dejando un heredero y el príncipe de Eutin quedó como regente. Adolfo Federico asumiría las funciones a la muerte de su padre.
Adolfo era una personalidad abúlica, inteligente pero no brillante, educado pero no refinado. Llevó la administración de Holstein Gottorp, en nombre de su sobrino Carlos Pedro Ulrico, sin queja pero sin distinción. En 1741, la zarina Isabel –hija de Pedro I el Grande–, al no tener hijos, decidió adoptar y nombrar heredero del imperio ruso a Carlos Pedro Ulrico. De golpe y porrazo, Adolfo Federico se encontró en la primera línea para la sucesión de la corona sueca. En 1743 fue nombrado heredero por el Parlamento sueco y fue coronado en 1751.

Todas las crónicas y estudios están de acuerdo que murió a consecuencia de «problemas de digestión»

En su conjunto, Adolfo Federico, fue considerado como un monarca débil y mediocre, carente de cualquier virtud como gobernante. Como individuo fue amable y gentil con todo el mundo, hospitalario y franco con sus invitados, amante esposo y padre cariñoso. Su pasatiempo favorito era hacer tabaqueras para el rapé. Arte en el que alcanzó cierta maña. Y su principal debilidad era una cierta glotonería y liberalidad culinaria, en especial con unos bollos denominados Semla.

Los bollos Semla

El Martes de Carnaval, víspera del Miércoles de Ceniza, es el último día antes de la Cuaresma: tiempo de ayuno y abstinencia. En los países del norte es tradicional preparar en estas fechas un bollo dulce relleno de mazapán y rematado con nata llamado Semla. En el siglo XVIII era normal tomarlo dentro un bol con leche tibia. Era un postre dulce y muy calórico. Y el postre favorito de Adolfo Federico I.
Bollo de Semla

Bollo de Semla

Esa noche del 12 de febrero de 1771, Adolfo Federico, decidió cenar opíparamente antes de empezar los rigores de la Cuaresma. La cena consistió en marisco, arenques ahumados y diferentes platos de carne; encurtidos, fiambres, verduras preparadas de maneras diferentes, etc. calculen una cena de unos ocho platos, sin contar los entremeses. Y como postre tomó Semla. Y repitió el postre...
Repitió 14 veces y reventó esa misma noche. Desde luego, todas las crónicas y estudios están de acuerdo que murió a consecuencia de «problemas de digestión». Lo que está en disputa es la cantidad que generó esos «problemas».
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