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Reliquias, manuscritos y el patio privado de Felipe II: viaje nocturno en el tiempo por los lugares m�s secretos del Monasterio de El Escorial

Patrimonio Nacional estrena unas visitas especiales, a la luz de la Luna, que permiten descubrir el monumento como nunca antes a trav�s de los espacios m�s �ntimos del monarca que lo erigi�

La biblioteca del monasterio de El Escorial.
La biblioteca del monasterio.
Actualizado

Si viaj�semos en el tiempo hasta el siglo XVI, a la ca�da de la tarde, con esa luz sutil iluminando el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, Felipe II aparecer�a en este escenario caminando en direcci�n a la fachada principal. Cruzar�a el Patio de Reyes y acceder�a al edificio camino a sus aposentos reales, un espacio privilegiado desde donde podr�a observar la bas�lica sin moverse de la cama. Quiz�, tambi�n, pasear�a por las zonas de palacio restringidas a sus hombres de confianza. O saldr�a a tomar el aire a su jard�n privado. Este recorrido imaginario, que bien podr�a ser real, forma parte de la �ltima iniciativa de Patrimonio Nacional, quien esta pr�xima semana va a inaugurar unas visitas especiales para exhibir este lugar, con la mirada del rey que lo impuls�, como nunca antes se hizo: de noche y por algunos lugares cerrados hasta ahora al p�blico.

Con la excusa del D�a Internacional de los Monumentos (18 de abril), la colocaci�n de la primera piedra (23 de abril) y la firma de la important�sima Carta Fundacional del Monasterio (22 de abril), la instituci�n abrir� sus puertas en nueve visitas guiadas, y gratuitas, que se celebrar�n los d�as 18, 19 y 20 de abril en tres turnos (20.30- 20.45 y 21.00 horas).

El Real Monasterio de El Escorial, de noche.
El Real Monasterio de El Escorial, de noche.

En ese mismo viaje que realizar�n, de momento, s�lo 225 personas -la inscripci�n se puede realizar desde este lunes en la web de Patrimonio Nacional-, se ha embarcado GRAN MADRID d�as antes, para conocer, en el silencio y la oscuridad de la noche, los secretos que oculta este Real Sitio, que se levant� entre 1563 y 1584 para celebrar la victoria sobre los franceses en la batalla de San Quint�n, en honor a la Monarqu�a, la Fe, las ciencias y las artes.

�El Felipe II anciano, vestido de negro y con cara de vinagre que todo el mundo conoce no es el Felipe II que construy� el monasterio. Fue un rey de su �poca, renacentista. Culto, inteligente y viajero, se imbu�a de lo que se hac�a en Europa. Y todas sus ideas -ideol�gicas y culturales- las plasm� aqu��, apunta Mar�a Jes�s Pi�uela, encargada de Museos y gu�a tur�stica del Real Sitio durante 35 a�os. �Si viviese hoy, Felipe II ser�a un friki de las redes sociales y dominar�a todos los idiomas�, a�ade, segura, nada m�s comenzar la visita.

La entrada a la bas�lica, desde el Patio de Reyes, al atardecer.
La entrada a la bas�lica, desde el Patio de Reyes, al atardecer.

Antes de atravesar la Puerta de Reyes, de camino a ese recorrido que bien podr�a haber realizado el propio monarca, nuestra gu�a detalla que en este Real Sitio nada es cosa del azar. El Rey, seg�n dej� escrito, �quiso construir un edificio para dar alabanza a Dios, una morada donde descansase su padre y una choza donde habitar sus �ltimos d�as�. Por eso, cristaliz� aqu� una bas�lica, custodiada y alimentada por un convento y un colegio, adem�s de un pante�n y un palacio. Y tambi�n una biblioteca donde almacenar toda la sabidur�a. Un lugar al que inicialmente lleva esta ruta.

Protegida desde su entrada bajo orden de excomuni�n del propio Papa Gregorio XIII, esconde aut�nticos tesoros que el propio monarca se encarg� de reunir: del m�s antiguo (siglo V), el tratado sobre el bautismo de los ni�os, de San Agust�n, al m�s valioso, el C�dice �ureo, escrito en oro (siglo XI). �Lleva ocho kilos�, detalla la gu�a.

�El rey quer�a que todo el saber de la �poca quedase recogido en un lugar�. Por eso, all�, entre sus m�s de 50.000 vol�menes manuscritos e impresos hay libros de todas las tem�ticas y casi todos los idiomas, �incluso de algunas lenguas muertas, como el arameo�, que permanecen colocados tal y como los dej� el primer bibliotecario, Arias Montano: del rev�s para mejorar su conservaci�n y con una signatura capaz de localizar un libro �en apenas cinco minutos�.

Detalle de algunos de los libros, con el lomo dorado.
Detalle de algunos de los libros, con el lomo dorado.

Esferas celestes, terrestres y hasta armilares, como la del siglo XVI que retrata la teor�a de Tolomeo -todos los planetas y el Sol giran en torno a la Tierra- se disponen por la sala, cuya b�veda, decorada con frescos de Pellegrino Tibaldi, representa las siete artes liberales (ret�rica, dial�ctica, m�sica, gram�tica, aritm�tica, geometr�a y astrolog�a), adem�s de la la Teolog�a y la Filosof�a. �Esta biblioteca era toda una declaraci�n de intenciones�, se�ala Pi�uela poniendo en valor la labor de este �culto rey�, conocido popularmente como El prudente.

De all�, el itinerario lleva a la Bas�lica, obra maestra de la arquitectura del Renacimiento y donde todas las decisiones del Concilio de Trento se hallan simbolizadas: de la veneraci�n de los santos, alzados en 43 altares que recorren el templo, a las reliquias, ocultas de forma habitual bajo dos gigantescos armarios, dispuestos a ambos lados del altar, y que, para estas visitas, quedan al descubierto.

Algunas piezas del relicario de la bas�lica.
Algunas piezas del relicario de la bas�lica.

�Hay 7.500 reliquias. Los bustos son de plata y est�n pintados. Normalmente estos contienen reliquias muy peque�as�, se�ala Pi�uela antes de abandonar este lugar santo, donde �la milicia no pod�a entrar al tener delitos de sangre�.

La ruta discurre despu�s por el Pante�n de Reyes, decorado con m�rmoles, jaspes y bronces dorados al fuego. All� se hallan enterrados casi todos los Reyes de Espa�a y sus consortes desde Carlos I. Y m�s tarde, se adentra en la habitaci�n de Felipe II, donde muri� a los 71 a�os. �Desde aqu� pod�a escuchar misa sin levantarse de la cama�, asegura in situ la gu�a, porque una puerta de su dormitorio, abierta para la ocasi�n, conecta directamente con el altar de la bas�lica.

��sta es la zona m�s �ntima del palacio, la zona privada�, asegura Pi�uela antes de bajar por la escalera del Rey hasta una entreplanta que serv�a de almacenamiento y proseguir por la escalera de la Reina, que lleva directa al Patio de Mascarones, un patio privado --de estilo renacentista y tradici�n hisp�nica, que toma su nombre por las m�scaras de las dos fuentes que lo coronan- que s�lo usaba el rey y su familia.

El patio de Mascarones, iluminado de noche.
El patio de Mascarones, iluminado de noche.

Con la bas�lica a sus pies, �uno se siente peque�o aqu��, apunta Jos� Mar�a Garc�a, delegado de patrimonio en el Real Sitio de El Escorial, quien tambi�n recorre el monasterio de noche en esta visita especial. La zona que albergaba lo que eran las habitaciones de verano, cercanas al lugar, llevan a una disimulada salida que utilizaba el rey Felipe II para adentrarse en su jard�n privado, en aquella �poca, en contraposici�n de lo que es hoy, un �deleite para los sentidos�: ten�a flores arom�ticas, plantas medicinales, el rumor del agua...

Conectado con el Jard�n de los Frailes, espacio cerrado al p�blico por la noche, la visita recorre la primera fachada que se construy�, la del convento, desde donde se observa el lugar donde se coloc� la primera piedra, marcada por una placa de granito. �Est� a un nivel inferior y coincide con el sitio que ocupa el Prior en el refractario�, dice Pi�uela. �Aqu� no hay nada al azar�, insiste.

El jard�n del rey, a los pies del monasterio.
El jard�n del rey, a los pies del monasterio.

La galer�a de convalecientes, el lugar donde los monjes enfermos recib�an el sol al abrigo del aire, cierra este viaje por la historia, que, de forma espont�nea, ameniza un seminarista con las notas de un piano de su equipo de f�tbol favorito.

A partir de mayo, previsiblemente, la experiencia se incluir� dentro del cat�logo de actividades extraordinarias de Patrimonio Nacional, para que m�s visitantes puedan tener el privilegio de transportarse hasta el siglo XVI de la mano de Felipe II.