¿Existen las corridas de toros en Francia? Sí, y podrían desaparecer
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      ¿Existen las corridas de toros en Francia? Sí, y podrían desaparecer

      ¿Existen las corridas de toros en Francia? Sí, y podrían desaparecerActivistas antitaurinos participan en una manifestación en París. Foto: EFE

      El Parlamento debate una ley anticorridas. Es una tradición y una pasión para muchos como en España. Y divide a los franceses.

      ¿Usted sabía que en Francia las corridas de toros son una pasión como en España?

      En la Camargue, en St Remy de Provence, en la Aquitania, en Bayona, en el Pais Vasco, miles de espectadores montan las gradas de la arena, o las del del anfiteatro romano de Arles para presenciar una corrida tradicional o “a la camarguesa”, cuando dos equipos se disputan arrancarles las bolitas de lana entre los cuernos a un toro, que no muere.

      Hoy un proyecto de ley anticorrida divide a los franceses y va a ser debatido este jueves en la Asamblea Nacional, bajo la amenaza de terminar con este espectáculo sangriento, que se practica en Francia desde el siglo XVIII.

      Ya el Papa Pio V sostenía que había que prohibirla entre toda la cristiandad porque el hombre arriesgaba su vida por una causa que lo valía la pena.

      Hoy las razones son no solo humanitarias sino de lucha contra la crueldad de los animales, aunque sea una estocada fatal a los matadores, a los criadores de toros, a los caballos y matadores y a toda la logística que rodea la corrida en el sur de Francia.

      Un proyecto de ley anticorrida divide a los franceses. Foto: archivoUn proyecto de ley anticorrida divide a los franceses. Foto: archivo

      Un proyecto ecologista


      La Asamblea Nacional analiza la proposición del diputado verde Aymeric Caron, que quiere prohibirla sobre todo el territorio.

      Si el texto es rechazado en comisión, se planta una banderilla según el lenguaje taurino. Pero no la estocada final. La corrida se sabe amenazada por la modernidad y las nuevas costumbres.

      “Es un espectáculo antimoderno por excelencia pero tambien universal y eterno”, contó Olivier Mageste, apoderado del torero Florian Canton.

      Los toreros se enfurecen ante los ecologistas. ”Hoy el sufrimiento animal está asociado al sufrimiento humano. Cuando un toro muere en la arena, ellos ven a un ser humano morir. Los ecologistas quieren poner al hombre en la misma escala que el animal”, asegura el torero Raphaël Raucoule, “El Rafi” para la afición.

      El torero y el toro


      La batalla entre los ecologistas y los toreros por los toros es algo más que conceptual. El torero respeta al toro más que a nadie, sueña con él. El animal lo trasciende y lo emociona. Es una batalla entre él y su toro.

      Para Benjamin Cuillé, criador de toros de corrida en la región de Gard, no hay que olvidar lo esencial: “son animales”.

      ”Si un toro y el diputado Aymeric Caron se hunden en un río, yo salvaré a Caron”, dijo.

      Los animales tienen su ADN de combate. Nacieron para la pelea. Centenares se matan a cornadas en el campo mientras esperan la corrida.”Tienen una ferocidad inigualable entre ellos”, describe un torero, con respecto al “toro bravo”.

      Para Benjamin Cuillé, criador de toros de corrida en la región de Gard, no hay que olvidar lo esencial: “son animales”. Foto: ReutersPara Benjamin Cuillé, criador de toros de corrida en la región de Gard, no hay que olvidar lo esencial: “son animales”. Foto: Reuters

      Los anticorrida no defienden al torero. Para ellos, “es un asesino, que mata por placer”. No es para ellos la misma sensación del torero, “cuando juego mi vida frente al toro”, según Rafi. Para ellos, es “la más bella muerte que un torero le puede ofrecer al toro”.

      Estas costumbres y tradiciones estaban muy apegadas en el sur de Francia. Hoy está cambiando la sociedad: el 80 por ciento está favor de la abolición de la corrida, según dominical Journal du Dimanche.

      Los toreros creen que este proyecto de vida es un ataque a su cultura, a su identidad, a su modo de vivir. ”Nosotros vivimos por y para eso. No sabemos vivir de otro modo”, admite Benjamín Cuille, productor de toros de lidia.

      “La gente no entiende que yo amo al toro”, dice el matador Tibo Garcia. El proceso va más allá de la corrida. Comienza con el nacimiento del toro, su crianza, la vida alrededor de la corrida, la fiesta, los caballos. No todo es la muerte del animal sino el fin de un proceso.

      Es cuando los franceses eligen el español para hablar de la lidia: el capote, la vuelyta, la alternativa, el aficionado, el torero. Un vals de la corrida con las palabras del castellano incorporados “a la fiesta”.

      Este jueves en la Asamblea Nacional se juzgaba una liturgia, una tradición ritual

      Una corrida tradicional


      El primer choque de la tarde entre el hombre y la bestia en la pequeña ciudad de Vauvert, en el sur de Francia, alcanzó su clímax sangriento frente a 1.500 espectadores que vitoreaban.

      El matador arrojó la oreja del toro a la multitud, donde una elegante mujer rubia la atrapó y sonrió con orgullo. Karine Dupeyron, que trabaja en el negocio de la moda y estaba sentada con su familia, incluidos sus nietos pequeños, colocó el gran objeto negro y peludo en el escalón de cemento a su lado.

      Hay que secarlo con sal gruesa”, dijo. “Es un trofeo, como una copa que puedes ganar”. Ella es una frecuente aficionada a las corridas de toros durante décadas. “Es un ballet que involucra al torero y al toro”, dijo. “Si se hace bien y se pone bien la espada, el animal no tiene tiempo de sufrir porque todo pasa muy rápido”.

      El corte de las orejas del toro —e incluso del rabo, si se considera que la pelea fue particularmente impresionante— se encuentra entre una serie de rituales coreografiados que acompañan a la corrida, que llegó al sur de Francia a mediados del siglo XVIII desde España y ha existido durante mucho tiempo.

      Pero concursos como este, que atrae a millones de espectadores a unas 200 corridas de toros al año en lugares como Nîmes, Arles y Béziers, pronto podrían pasar a la historia si Aymeric Caron, un periodista de radio y televisión convertido en diputado de extrema izquierda, se sale con la suya.

      El parlamento francés debe considerar el proyecto de ley propuesto por Caron que daría el golpe de gracia a las corridas de toros. Está permitido solo en tres regiones del sur: Nouvelle-Aquitaine, Occitanie y Provence-Alpes-Côte d'Azur, donde se considera una "tradición local ininterrumpida".

      El proyecto de ley también prohibiría las peleas de gallos, que están permitidas en partes del norte y los territorios de ultramar del país, bajo la misma exención a las leyes contra la crueldad animal.

      El proyecto de ley también prohibiría las peleas de gallos. Foto: EFEEl proyecto de ley también prohibiría las peleas de gallos. Foto: EFE

      “Creo que la mayoría de los franceses comparten la opinión de que las corridas de toros son inmorales, un espectáculo que ya no tiene cabida en el siglo XXI”, declaró este año Caron, de 50 años.

      Ha habido protestas contra la prohibición propuesta en una decena de localidades del sur de Francia y una manifestación más pequeña contra las corridas de toros en París.

      Será la primera vez que haya una votación parlamentaria sobre el tema. A diferencia de España, donde la tauromaquia ha sido un tema profundamente político, desde que fue defendida por el general Franco como parte de la identidad cultural nacional, ha continuado en el sur de Francia, apenas notada por la gente en el resto del país, excepto por algunos defensores de los derechos de los animales.

      El resultado es difícil de predecir: después de un acalorado debate la semana pasada durante el cual Caron denunció la "barbarie" de las corridas de toros, la comisión de leyes del parlamento rechazó su propuesta. Pero la cámara en su conjunto puede respaldarlo, con los diputados del partido del presidente Macron y varios de sus rivales con voto libre.

      El tema se ha convertido en un tema de conversación gracias a una campaña de alto perfil dirigida por Caron, quien argumenta que los animales tienen esencialmente los mismos derechos que los humanos.

      Las pasiones suscitadas recuerdan a las que acompañaron la campaña para abolir la caza del zorro en Gran Bretaña hace casi dos décadas.

      La caza del zorro en Gran Bretaña. Foto: APLa caza del zorro en Gran Bretaña. Foto: AP

      Un cartel producido por la Sociedad para la Protección de los Animales de Francia muestra a un torero a punto de empalar a un perro con la leyenda: "Si fuera un perro, ¿aceptarías que lo mataran 'en nombre de la tradición'?".

      Los transeúntes de Nimes, por su parte, se sorprendieron la semana pasada al ver a la actriz Marie Cornillon, posando casi desnuda y maquillada de toro frente al anfiteatro romano de la ciudad, portando una pancarta que decía “Prohibamos la corrida”.

      La arena de 2000 años de antigüedad alberga la feria anual de Pentecostés que atrae a dos millones de personas a cinco días de eventos basados ​​en toros.

      Si bien una encuesta a principios de este año mostró que el 77 por ciento de los franceses apoyaría una prohibición, casi exactamente lo contrario es cierto en el sur, donde los niños, y ocasionalmente las niñas, sueñan con convertirse en matadores en lugar de futbolistas, y las corridas de toros son un negocio multimillonario importante para turismo y agricultura.

      Los animales destinados al ring se crían con cuidado y deambulan libremente: cada uno tiene un promedio de 3 hectáreas para el mismo.

      Viven hasta los cinco o seis años, a diferencia del ganado vacuno y lechero, que tienen espacios mucho más reducidos y se sacrifican mucho más jóvenes. Lo mejor se puede vender por miles de euros a los promotores de corridas. Tal forma de agricultura sería inviable si se prohibieran las corridas de toros.

      París, corresponsal


      Sobre la firma

      María Laura Avignolo
      María Laura Avignolo

      Corresponsal de Clarín en París. mavignolo@clarin.com


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