Tanto Gibraltar como Ceuta forman las famosas columnas de Hércules, símbolo
representativo de España a lo largo de la historia. Hoy las columnas están en
el escudo de España, y de la ciudad autónoma de Melilla, junto con la frase
“Plus Ultra”.
Ceuta y Melilla están en la Constitución como ciudades españolas. Durante
la época de Al-Ándalus, las dos ciudades también permanecieron bajo
jurisdicción peninsular, ligadas, sobre todo al califato de Córdoba, o permanecieron
bajo el yugo de pequeños reinos independientes, mucho antes de que existiera
Marruecos como Estado (Marruecos se independizó de Francia en 1956).
Ceuta y Melilla, siempre han estado organizadas fuera del protectorado
español de Marruecos, por lo que nunca fueron considerados colonias. Además, en
1995 las Cortes Españolas establecen, de acuerdo con la Constitución de 1978, en
su Disposición Transitoria Quinta "Las ciudades de Ceuta y Melilla podrán
constituirse en Comunidades Autónomas si así lo deciden sus respectivos
Ayuntamientos, mediante acuerdo adoptado por la mayoría absoluta de sus
miembros y así lo autorizan las Cortes Generales, mediante ley orgánica, en los
términos previstos en el art. 144."
El Estatuto de
Autonomía, de ambas ciudades, fue aprobado por la Ley Orgánica 1/1995, y
2/1995, de 13 de marzo.
El 5 de noviembre de 2007, SS.MM. los reyes, don J. Carlos y doña Sofía
realizan su primera visita oficial a dichas ciudades.
Melilla está situada
al norte de África, en un semicírculo en torno a la playa y puerto, en la península
que hay entre los cabos de Tres Forcas y de Agua, a los pies del monte Gurugú y
en la desembocadura del río Oro, frente a la costa almeriense y malagueña.
Con 12,33 km2
se extiende entre el mar Mediterráneo y Marruecos, del que queda separada por
una franja de tierra neutral de 500 m de ancho. Tiene 86.261 habitantes empadronados
(datos del INE del 1/1/2021) y la densidad por habitante más alta de España.
Fue una importante
factoría fenicia (siglo VII a.C.), conocida con el nombre de Russadir, estuvo
en manos de los cartagineses desde el siglo VI a.C., y luego de los romanos
quienes la denominaron Flavia. Fue conquistada por bizantinos, vándalos y
visigodos, y a partir de la expansión musulmana por el norte de África se
incorporó al mundo árabe de la dinastía Omeya (que no guarda relación con la
identidad nacional marroquí), siendo un puerto pirata; fue en esta época cuando
cambió de nombre y pasó a llamarse Melilia.
Era un enclave
comercial muy importante por su situación. El estrecho fue un lugar de gran
inestabilidad debido a los saqueos vikingos, quienes arrasaron Melilla en el
859 d.C. Casi un siglo más tarde la ciudad se incorpora al califato de Córdoba.
Tras el paso de los almorávides, continuaron los almohades que son derrotados
en la batalla de las Navas de Tolosa por los cristianos. Al huir a Argelia los
almohades, los benimerines ocupan parte de la región norte del actual
Marruecos, siendo derrotados por Alfonso XI de Castilla, dando lugar a pequeños
reinos como el de Fez o el de Tremecén.
En 1399 Castilla conquista Tetuán para controlar el Estrecho y reducir la
piratería en la zona. Durante todo el siglo XV portugueses y castellanos
afianzan su presencia en la zona, siendo su actividad tan intensa, que
necesitaron crear límites de actuación en la región a fin de evitar conflictos
entre ambos reinos, y mediante el Tratado de Alcáçovas (1479), se fija la zona
atlántica del actual Marruecos para Portugal (excepto las Canarias) mientras
que la parte mediterránea es para Castilla.
Tras la conquista del Reino de Granada, los Reyes Católicos envían
exploradores para conocer la situación de la región, y crear allí una
fortaleza. A pesar de que la ciudad estaba deshabitada, los alrededores eran
convulsos al existir conflictos entre el Reino de Fez y Portugal. Los Reyes
Católicos no se deciden, finalmente, a entrar en Melilla al estar más interesados
en la conquista del Nuevo Mundo. Pero el duque de Medina Sidonia, Juan
Alonso Pérez de Guzmán, pide autorización real para conquistar la plaza.
Castilla accede, y es conquistada por Pedro de Estopiñán y Virués, jefe del
ejército y emisario del Duque de Medina Sidonia, el 17 de septiembre de 1497
(con la colaboración de sus habitantes) para los Reyes Católicos y depender de
la corona de Castilla (el día de Melilla se celebra cada 17 de septiembre). En
1556, debido a la falta de fondos, este ducado cede la ciudad de Melilla al
Reino de Castilla (Felipe II) al no poder mantenerla.
Su lejanía y aislamiento respecto al reino facilitaban el continuo
hostigamiento de los rifeños. La lucha contra éstos, los tratados de paz y su
incumplimiento han sido una constante de la historia de España en esa zona. Uno
de los conflictos que supuso mayor riesgo para Melilla se produjo en 1921, con el
desastre de Annual.
Su casco antiguo, declarado Conjunto Histórico Artístico, está rodeado de
murallas que datan de entre los siglos XV y XVI, y su principal edificio es la
Iglesia de la Purísima Concepción, donde se venera la imagen de la patrona de
la villa, Nuestra Señora de la Victoria (8 de septiembre).
Su condición de
puerto franco, libre de impuestos, hasta 1992 fue motor de su economía. El
comercio y los servicios estatales, emplean a más del 35 % de la población
activa, además del sector comercial y de bazar.
Ceuta está
situada en el NO de África, separada de la Península Ibérica por el estrecho de
Gibraltar y rodeada por el mar Mediterráneo, excepto en su zona continental que
limita con Marruecos. Dista 22 km de Algeciras, cuenta con una población de 82.787
habitantes (año 2021), y una extensión de 20 km². A cada extremo de la ciudad
se alzan el Monte Hacho y La Mujer muerta.
De origen fenicio, estuvo dominada por griegos que la
denominaron Eptadelfos, los romanos la llamaron Septen Fratres, y en tiempos
del emperador Odón la declararon Civitas romanorum.
En 534 está bajo
el poder bizantino junto con la franja baja de Andalucía. En el 616 Sisebuto anexiona
la ciudad al reino visigodo, convirtiéndola en la capital de la Hispania
Transfretana.
En el 1309 Jaime
II de Aragón ocupa Ceuta, y en 1415 los portugueses, en virtud de la batalla de
Alcazarquivir, quienes la fortifican.
Durante el siglo VIII, época de la conquista de la Península por los
musulmanes, la ciudad fue destruida. En el siglo X estuvo bajo el califato de
Córdoba, en el 1083, los almorávides la conquistan con el apoyo de Alfonso VI,
y pasa a depender de la taifa de Málaga, en el XIII soberanía de la taifa de
Murcia y a partir del XIV bajo las órdenes del reino nazarí de Granada.
Más tarde, fruto de la reconquista cristiana, los principales reinos de la
península, Portugal, Castilla y Aragón, realizaron expediciones por el
Mediterráneo, para aumentar su presencia e importancia frente al poder
musulmán. Su posición estratégica, a las puertas del Mediterráneo, la
convirtió en una plaza muy deseada, máxime desde que en el siglo XI se
consolidó como la última etapa de la ruta transahariana, a través de la
cuál recibía oro y sal.
El 21/8/1415, el rey Juan I de Portugal la conquista, al pequeño reino
bereber de los Mérinides, terminando con siglos de dominación musulmana, y el 2
de septiembre Pedro de Menezes, primer conde de Vila Real, se convierte en el
primer gobernador de Ceuta, marcando dicha fecha como el día de Ceuta (su
fiesta patronal Nuestra Señora de África es el 5 de agosto). Pero la muerte del rey Sebastián I de Portugal en 1578, en la
campaña de Alcazarquivir (cerca de la actual Larache), sin descendencia,
hizo que Felipe II la asimilara a su corona, jurando su cargo como
rey de Portugal en 1581, por lo que Ceuta pasó a ser de dominio Hispano.
En 1640 los portugueses, influenciados por los ingleses, deciden
independizarse de España al entender que serían más prósperos. El duque de
Braganza aprovechó el conflicto existente entonces, a raíz de la Unión de Armas,
junto con conflictos entre tropas castellanas y campesinos catalanes en la
frontera con Francia, para independizarse de España. A pesar de esta decisión,
la población ceutí (con la unificación de los reinos de
España y Portugal, bajo el reinado de Felipe II, la población ceutí, mayormente
portuguesa, se ve desbordada por una fuerte inmigración procedente sobre todo
de Andalucía, que supondrá un dominio de los moradores andaluces sobre los
portugueses) se negó a seguir la
sublevación de Portugal, permaneciendo fiel a España. Es por ello por lo que
desde entonces la ciudad recibe los títulos honoríficos de “Siempre Noble y
Leal”.
Gibraltar fue registrado
por la ONU en 1946 como "territorio no autónomo". En 1963, en plena
década de descolonización por las potencias europeas, es incluida en la lista
de territorios a descolonizar por Naciones Unidas. En la Resolución 1.514,
párrafo 6º, de 1960, se detalla que Gibraltar destruye la unidad nacional y la
integridad territorial de España siendo incompatibles con las Resoluciones de
la ONU.
La colonia
británica de Gibraltar está unida a la península Ibérica por un istmo de una
anchura de 1,5 km. Tiene 6,5 km² de extensión y está dominada por un
promontorio rocoso de 425 m de altura, 4,5 km de largo y 1,5 de ancho, el
llamado peñón de Gibraltar, que forma una costa prácticamente vertical en su
lado este y algo menos pronunciada en el oeste, en cuyas faldas crece la
ciudad. Limita al norte con el Campo de Gibraltar y La Línea de la Concepción,
por el oeste con la bahía de Algeciras, y por el este y sur con el mar
Mediterráneo, dominando la bahía de Algeciras y el estrecho de Gibraltar, zona
de encuentro entre dos mares y dos continentes.
El peñón de
Gibraltar ha sido a lo largo de la historia un importante objetivo militar,
debido a su posición estratégica. Fue conquistado por los musulmanes en el año
711 y reconquistado por los castellanos en 1462.
La historia del Peñón estuvo unida a la del resto de la Península hasta
1704, en que una coalición angloholandesa se hizo con el enclave estratégico. Todo
comenzó con la Guerra de Sucesión española. Carlos II de Austria, “el Hechizado”,
muere sin descendencia. En su testamento, nombra como sucesor al francés Felipe
de Anjou (nieto de Luis XIV), coronado como Felipe V (primer Borbón que reina
en España). La relevancia en el mundo de España por aquel entonces era
sobresaliente, por ello Europa no estaba dispuesta a permitir la unión de dos
superpotencias como España y Francia. Inglaterra y Holanda se unen para apoyar
a Carlos de Habsburgo que tenía derechos dinásticos. Todas las potencias
interesadas recabaron apoyos para sus candidatos en la Península. Por un lado,
estaba Felipe V que casaba perfectamente con el modelo centralista de Castilla,
reino más fuerte en la Península. Por el otro, Carlos de Habsburgo,
representaba el modelo foral de la Casa de Austria, que le venía muy bien a la
Corona de Aragón, especialmente a Cataluña.
El 4 de agosto de 1704, el almirante Rooke y el príncipe holandés Hesse-Darmstadt con una fuerza notablemente superior a la guarnición española consigue hacerse con el Peñón. Toda la población autóctona huyó, trasladándose a la colina donde se localizaba la antigua ermita de San Roque. Finalmente, el archiduque Carlos heredó el imperio alemán con lo que éste perdió el interés por reinar España. La reina Ana de Gran Bretaña pactó con el Rey Luis XIV de Francia el fin de la Guerra de Sucesión, mediante el Tratado de Utrecht en 1713. Las líneas principales del Tratado fueron:
- Reconocer a Felipe V como Rey de España.
- El Imperio austriaco se quedó con Nápoles, Cerdeña, y el Flandes español. El Reino de Saboya se anexionó Sicilia.
- Inglaterra tendría el derecho limitado a comerciar con las Indias españolas, además de poder comerciar con esclavos. Se anexionó Menorca y Gibraltar.
La promulgación
de la Constitución en 1969 coincidió con el cierre unilateral de la frontera
por parte del gobierno de España, que supuso la interrupción de relaciones
durante 26 años. El final de la dictadura en España y la progresiva integración
del país en las organizaciones políticas y militares europeas contribuyeron a
desbloquear la situación, lo que permitió reanudar las conversaciones
bilaterales, que permitieron la reapertura de la verja (frontera) en 1985, tras
la consecución de unos acuerdos hispano-británicos que incluían la celebración
de futuras conversaciones sobre la soberanía del peñón.
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