El mes de junio de 1929 Federico García Lorca abandona España para impartir una serie de conferencias en Nueva York y Cuba. El autor de Romancero Gitano, busca sosiego tras ser abandonado por el guapo escultor Emilio Aladrán.
Sumido en una honda depresión huye a América intentando resolver sus conflictos personales. El Nueva York de los años veinte constituye toda una revelación para un hombre venido de la represiva España, las fiestas privadas, los locales gais, los nuevos amantes, logran que el poeta se sienta aceptado y por fin realizado. Lorca, distendido se atreve a salir del armario e inspirado empieza a escribir.
Hi, Federico, sleepy beauty!" ("¡Hola Federico, Bello durmiente!") le decían sus compañeros cuando bajaba a desayunar al comedor del John Jay Hall de la Universidad de Columbia. Y es que el poeta durante el día asiste a clases de inglés, e inspirado pasa las noches en vela escribiendo poesía. Federico nunca logra ser bueno en inglés, pero eso es lo de menos. De su pluma nace Poeta en Nueva York, poemario excepcional considerado una de las obras centrales de la poesía mundial contemporánea. Tachado por los neoyorquinos como la mejor descripción poética de su ciudad en habla hispana, el poema es muy transgresor. El granadino bebe de las fuentes del surrealismo para lograr enfrentarse a su crisis de identidad, lo que le lleva a buscar referentes en los otros. Y la Gran Manzana es una mina, los negros, los judíos, y la sociedad del bienestar propiciada por el capitalismo soliviantan sus convicciones. Así mismo, el famoso crack del 29, en el que supuestamente el poeta se ve implicado hasta el punto de desvelar que había presenciado el suicidio de uno de los implicados, le afecta hasta extremos insospechados.
La temática de los poemas es transparente: Así uno de ellos lleva el título de 1231 que hace referencia al número de habitación que el poeta ocupaba en su residencia de la Universidad de Columbia. El rey de Harlem, o Niña ahogada en el pozo.