Este jueves 18 de mayo, la familia real danesa ha vivido un acontecimiento muy importante a nivel personal. El conde Henrik (14 años) ha hecho la confirmación en París (Francia), donde reside con sus padres. Ésta podría haber sido una nueva estampa de reunión familiar, después de la brecha que se abrió en la Casa Glücksburg el pasado septiembre por el tema dinástico, pero no ha sucedido. La reina Margarita II (83) no ha estado presente en la ceremonia de su nieto, que fue uno de los marginados tras su decisión de retirar los títulos de príncipes a los cuatro hijos de Joaquín de Dinamarca (53). 

La soberana, que todavía se recupera de una complicada operación de espalda, no ha podido viajar hasta la capital francesa. Aunque no se han dado explicaciones oficiales, parece lógico pensar que, estando aún convaleciente, coger un avión para desplazarse no sería lo más recomendable en este momento. No obstante, la web oficial de la Corona ha dado buena cuenta del feliz acontecimiento.

Los que sí han asistido han sido Federico de Dinamarca (54), su esposa, y sus cuatro hijos. Pese a que ambos hermanos han mantenido una relación tensa en el pasado, los herederos al trono no han querido perderse la confirmación de su sobrino. Además, la princesa Mary (51) es madrina de bautizo del joven conde de Monpezat.

Joaquín coge del hombro a su hijo Henrik y posan todos juntos tras la ceremonia.

La ceremonia ha tenido lugar en la iglesia Frederikskirken, que lleva el nombre del rey Federico IX. Él mismo la inauguró junto con la reina Ingrid en 1955, y desde entonces  ha sido un lugar de reunión para los daneses en París y sus alrededores. Joaquín y Marie eran los primeros en llegar, escoltando a un sonriente Henrik, vestido con un elegante traje. Sus hermanos, Nicolás (23), Félix (20) y Athena (11), también estaban con él en una fecha tan importante.

Poco después aparecían los príncipes herederos y su familia, muy sonrientes y ansiosos por el reencuentro familiar. Mary eligió para la ocasión un vestido estampado en colores pastel de Zimmemann, que ya había lucido otras veces, y salones a juego. Su hija Isabella (16) un pantalón blanco y blazer y top en naranja con sandalias de Jimmy Choo. En cuanto a su hermana Josephine (12), llevaba un vestido amarillo plisado de Prada.

Los príncipes herederos y sus cuatro hijos no han faltado a la confirmación.

La madre del protagonista, la princesa Marie, se decantó por un dos piezas fucsia de Armani y un clutch azul de Bottega Veneta. El toque español de la jornada lo puso Athena, que había elegido un vestido estampado de la firma Mango, con mocasines. Terminada la ceremonia posaron todos juntos para los medios y después fueron a celebrarlo en la intimidad. Henrik comentó ante la prensa: "Estoy muy contento. Solo quería ver a mi familia y amigos juntos en el mismo lugar. Es una lástima que mi abuela no haya podido venir, pero lo entiendo". 

Con este gran acontecimiento, Joaquín y su familia se despiden de Francia, pues se mudan a Estados Unidos, donde el príncipe inicia una nueva aventura profesional.