"Vi mi vida apagarse": Federico de Dinamarca sobre su destino como rey

El príncipe heredero del trono danés ha confesado el terror que de joven le daba pensar que se convertiría en rey.

Federico de Dinamarca

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Federico de Dinamarca, el príncipe heredero del trono danés, confesó anoche en un documental emitido con motivo de su 50º cumpleaños lo aterrador que le resultó de joven comprender que algún día sería rey. “Vi mi vida apagarse, y que de pronto tendría que comportarme como un completo adulto. Fue muy incómodo. Sobre todo porque no había mucha gente que pudiera explicarme lo que eso suponía”, se sinceró el príncipe, uno de los primeros en hablar públicamente de lo que para el hijo de un monarca supone saber que sus pasos están marcados y no podrá vivir libremente su vida.

Esa inquietud que le producía la idea de convertirse rey, añade el príncipe Federico en la entrevista, se convirtió en miedo cuando cumplió 18 años y sus obligaciones como príncipe aumentaron. Le angustiaba no haber hecho las cosas que se supone que a esa edad un chico joven ha experimentado. La reina Margarita II, que también participa en el documental, reconoció que a su hijo le resultó bastante difícil asumir su destino y que ella nunca le explicó con detalle cómo iba a ser su vida. “Nunca me senté con él a explicárselo. Se lo hice ver poco a poco, hablando de esto y aquello. Probablemente no fui muy precisa”.

Federico de Dinamarca, que cumplirá 50 años el próximo día 26 de mayo, fue acostumbrándose a su futuro, pero solo cuando conoció a la que desde 2004 es su mujer y la amdre de sus cuatro hijos, la princesa Mary de Dinamarca, se sintió preparado para asumir su responsabilidad. Su primogénito, el príncipe Cristian, cumplirá 18 años el próximo mes de octubre y será quien en su día herede de Federico el trono de Dinamarca. “Si Cristian me preguntara por su futuro, le explicaría sin rodeos lo que a mi modo de ver supone ser rey, sin asustarle”, dice Federico de Dinamarca en el documental. Y que entiende cómo se siente pero que no hay nada que temer.