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De idiomas en el mundo …


– Por qué se habla oficialmente el español en Guinea Ecuatorial

Milenio(D.Rodríguez)  —  Generalmente solemos creer que el idioma español se habla solamente en el continente americano y en Europa. Hubo regiones en donde antes era el idioma y terminó siendo dominado por otro —como en el caso de Filipinas—, pero también hay regiones en África donde el español es la norma, pese a la gran dominancia del inglés, el portugués y el francés.

Sin embargo, la enseñanza del español se ha estado expandiendo en el continente en los últimos años principalmente en la región del oeste de África por la migración, lastimosamente de forma riesgosa por el intento de llegar a las costas de Europa cruzando en balsas el Mar Mediterráneo o llegando a las Islas Canarias.

Sólo hay dos regiones en todo el continente africano donde se habla español: la Sahara Occidental — donde existe un conflicto territorial con Marruecos— y Guinea Ecuatorial, esta última, plenamente como un país y constitucionalmente de forma oficial. ¿Por qué uno de los países más pequeños del continente conserva la «lengua de Cervantes»?

El español de Guinea Ecuatorial se ha mantenido debido a su enseñanza en las escuelas.

El «islote» de español en medio del francés, inglés y portugués

Guinea Ecuatorial limita territorialmente en el continente africano con Gabón y Camerún, ambos países que fueron colonizados por Francia, mientras que marítimamente es con Nigeria y Santo Tomás y Príncipe, el primero con dominación inglesa y el segundo bajo colonización portuguesa.

Aunque en el Sahara Occidental también se habla español, la influencia del árabe se ha extendido debido a la influencia de Marruecos. Por ello, Guinea Ecuatorial es el único país de África que habla plenamente español.

En la capital Malabo en donde más se concentran las personas que tienen el español tanto como primera y segunda lengua. De acuerdo con cifras del Instituto Cervantes de 2005, más del 85 por ciento de la población tiene el español tanto como primera como segunda lengua, después de idiomas locales.

La principal razón por la que el español se ha mantenido como la principal lengua de Guinea Ecuatorial es debido a que se enseña en las escuelas del país. Muchos de los jóvenes suelen optar el francés y el inglés como lenguas para aprender.

El acento del español ecuatoguineano se asemeja ligeramente al de los caribeños, aunque nunca hubo contacto como tal, dicho acento es principalmente heredado de mescolanza con el idioma fang —para muchos, el primer idioma hablado por los habitantes, que es de origen africano— con algunos modismos que se heredaron de los españoles.

Sin embargo, en los últimos años se ha visto influenciado del francés, que se habla en Camerún y Gabón por cuestiones geográficas, empresariales y la influencia de la Iglesia católica. Muchos de los migrantes ecuatoguineanos suelen llegar principalmente a España debido a la influencia de la lengua.

Una de las razones de por qué no se suele hablar del «hermano hispano» en África es debido a su poca influencia regional y un aislamiento internacional. Aunque existen vuelos regulares de Madrid y País hacia Malabo, la poca industria turística no lo hace un lugar atractivo a visitar.

Esto sumado a las críticas contra el gobierno de Teodoro Obiang, que ha gobernado el país desde hace 41 años bajo un régimen acusado de violar derechos humanos y de altos niveles de corrupción, en que ha priorizado el petróleo como fuente de divisas y no ha desarrollado una industria turística, sumado a que es uno de los países con mayor desigualdad y pobreza en el mundo.

Una región dominada por el colonialismo europeo

Fernão do Pó (Fernando Poo) fue el descubridor del golfo de Guinea, en que descubriría la actual Guinea Ecuatorial.

La historia de Guinea Ecuatorial plenamente comienza con el inicio del colonialismo europeo a partir del siglo XV, en que la región sólo había tribus —como los benga, los bantú y los bubi— que habían llegado a esas tierras por parte de las migraciones dentro del continente.

La primera llegada europea se daría con los portugueses en 1471, en que el navegante Fernão do Pó (Fernando Poo) llegó a la isla de Bioko —la parte isleña del país— mientras buscaba una ruta hacia las Indias.

En ese momento, ya comenzaba la colonización de ciertos sectores en África, principalmente impulsados por Alfonso V de Portugal.

Pero años después, los reinos de Portugal y de Castilla estaban enfrentados plenamente en la Guerra de Sucesión castellana por parte de Reyes Católicos —Isabel I y Fernando II de Aragón, quienes ya habían contraído matrimonio— y Alfonso V de Portugal y su hijo Juan II, ya que Enrique IV de Castilla había muerto sin dejar herederos al trono.

Con derrota de Castilla en altamar y la incapacidad portuguesa para ganar la guerra en tierra llevaron a los contendientes a iniciar negociaciones de paz en 1479, en que se firmaría el Tratado de Alcazobas, con el que ambos reinos se reparten los primeros territorios fuera de Europa, en que a Portugal le corresponderá el control de Guinea, Elmina (hoy Ghana), y las islas de Madeira, Azores y Cabo Verde.

Sin embargo, durante el reinado de Juan II de Portugal se produce la gran expansión del dominio portugués en África, en que los europeos descubrieron el Río Congo, el Cabo de Buena Esperanza —hoy, el extremo sur de Ciudad del Cabo, Sudáfrica— y colonizar las islas de Santo Tomé y Príncipe con los judíos sefardíes que fueron expulsados de la península ibérica, ya que estaba plenamente deshabitada.

Para 1493, Juan II decidió añadir en su expansión territorial parte de la costa de Camerún, en que se establecerían los primeros asentamientos para el tráfico de esclavos, mismo que quedó ratificada en en el Tratado de Tordesillas (1494), en que los reinos de Castilla y de Portugal se repartieron el «nuevo mundo» para su colonización.

Sin embargo, los intentos de colonizar la región fueron un fracaso debido a las condiciones climáticas en la zona, así como rebeliones violentas de las tribu bubi —que plenamente estaba consciente del eslavismo ya que los practicaban—, y la transmisión de enfermedades por parte de los europeos. Los portugueses siguieron marcado las islas de Guinea como su territorio durante todo el siglo XVI, pese a que no las controlaban y no lograban establecer colonias en la zona.

Para 1641, los neerlandeses establecieron en la isla de Bioko (posteriormente renombrada como Fernando Poo) sin autorización de Portugal, esto mentiras ellos libraban la «Guerra de Restauración portuguesa» que derivó en la separación del reino de Castilla para imponerse la familia de los Braganza.

Para recuperar su territorio, decidieron plenamente establecerse con la Compañía de Corisco —en referencia al nombre de la isla— con el que llegaron a un acuerdo con los bubis para la venta de esclavos a Francia, España e Inglaterra, en que se estima que más de 49 mil africanos fueron comercializados.

Mapa de la posesión española sobre la región de la Guinea en África.

El control de España por tratados  

Las disputas entre Castilla y Portugal por los límites en el Tratado de Tordesillas, principalmente entre el Estado de Brasil y los Virreinatos de Perú y del Río de la Plata, así como la expansión del colonialismo británico y francés en el norte de América derivó plenamente en diversos tratados para delimitar los territorios entre ambas colonias.

La región de Guinea Ecuatorial y sus islas estaría en manos de Portugal hasta 1778 debido al Tratado de San Idelfonso, en que se fijaron las fronteras en Sudamérica. Mientras que los portugueses se quedarían con el sur de Uruguay, España tomaría control de las islas de Fernando Poo y Annobón en las costas de Guinea, en que Castilla tendría el acceso directo al comercio de esclavos.

En 1801, la corona española otorga concesiones a los británicos para controlar los recursos naturales en la región. Sin embargo, la colonización británica de la región se daría en 1826, en que Inglaterra tomaría control bajo pretexto de combatir la trata de esclavos, en que trasladaron sin autorización la sede de la Comisión Mixta de Represión de la Trata para la captura de barcos negreros y persecución de traficantes de Sierra Leona hacia la isla de Fernando Poo.

Con ello, los británicos establecerían Port Clarence (anteriormente Santa Isabel, hoy la actual Malabo), en que fungió como lugar para la detención de barcos dedicados a la trata de esclavos. De acuerdo con las autoridades británicas, afirmaban que detuvieron más de una veintena de barcos y liberados a 2 mil 500 secuestrados para trabajar como esclavos.

Sin embargo, Inglaterra llegó a interesarse por el territorio aun punto de ofrecer a la corona española la venta de las islas de Fernando Poo y Annobón por 60 mil libras esterlinas de la época en 1841, sin embargo, la oposición de la opinión pública y la negación de la Cámara de Comercio de España negaron la iniciativa.

Con ello, el reinado de Isabel II de España tomaría nuevamente control de las islas, estableciendo en 1843 un orden administrativo denominado los «Territorios Españoles del Golfo de Guinea», asimismo, el rey benga, Bonkoro I —quien gobernaba la isla de Corisco—, logró un acuerdo con el marino español Juan José Lerena y Barry para que las tres islas estuvieran bajo el protectorado de Madrid.

La región tardó en colonizarse debido a las epidemias que azotaban a la región por la llegada de los europeos y el contacto con los africanos. El estallido de una fiebre amarilla acabó con la vida de gran parte de los colonos blancos que se habían asentado en la isla. Para ello, la corona decidió enviar a 200 cubanos —en que la isla aún pertenecía a España— hacia Guinea.

Posteriormente la reina Isabel II autoriza el traslado voluntario de todos los negros y mulatos libres de Cuba hacia la Guinea española, esto ya que tenían mayor resistencia a las enfermedades tropicales. Durante ese tiempo se registraría disputas entre los gobernantes africanos locales, pero que terminaría siendo culminadas a finales del siglo XIX.

Los fernandinos eran la élite de la Guinea Ecuatorial, en que pertenecían algunos líderes indígenas y españoles

La consolidación del español como idioma y formación de Guinea Ecuatorial

Con ello se daría inicio a una nueva élite en la Guinea Ecuatorial: los fernandinos, que estaban compuestos por mulatos hijos de madre bubi y padre español, quienes proporcionaron la mayoría de la mano de obra para la construcción y expansión de la industria agrícola del cacao en Fernando Poo entre 1880 y 1900.

De hecho, esa clase es la única que obtuvo apellidos hispanos. A su vez, durante esa época los terratenientes españoles, portugueses, alemanes y fernandinos empezaron a desarrollar grandes plantaciones de cacao, que sería plenamente el principal motor económico de las islas. Aunque en la zona se hablaba portugués, francés e inglés derivado a siglos de colonialismo europeo, así como las lengas de las tribus en la zona, el español se terminó afianzando como el idioma por las siguientes décadas.

Con ello, los españoles empezarían con la expansión hacia tierras continentales en las costas de Camerún, en que se buscaba plenamente una África ecuatorial. Sin embargo, durante décadas no no había tomado medidas para ocupar la gran área del golfo de Biafra que le correspondía según los Tratados de San Ildefonso y el Prado, en que terminaron siendo ocupados y colonizados por Francia.

La expansión de España en África terminó frustrada debido a la guerra hispano-estadunidense de 1898 —en que perdería Cuba, Puerto Rico, Guam y Filipinas a manos de Estados Unidos— y el poco apoyo que tuvo por parte de los colonos de Fernando Poo que pedían mayores apoyos en mano de obra para las plantaciones de cacao.

La disputa de las regiones por Francia hizo que en 1900 se firmara el Tratado de París de 1900, en que a España se le reconocen los dos territorios del Golfo de Guinea y Río de Oro —la actual Sahara Occidental—. Sin embargo, la corona española sólo recibió un pequeño territorio de 26 000 km² pese a que pedían 300 mil kilómetros cuadrados y había una cláusula en que reservaba un derecho preferente a Francia para ocupar los territorios españoles si España decidiera abandonar sus posesiones en Río Muni.

La humillación de las negociaciones entre Francia y España, combinada con el desastre del la guerra de 1998, llevaron a que el jefe de la delegación negociadora española y gobernador de Río Muni, Pedro Gover y Tovar, a suicidarse en el viaje de vuelta a España el 21 de octubre de 1901. La zona terminó convirtiéndose en la Colonia de Elobey, Annobón y Corisco en 1903.

En esos años también llegaron migrantes españoles a la región, que buscaron aprovechar los recursos de la isla, mismo que se quedaron diezmados por la falta de mano de obra de los bubis, que estaban bajo la influencia del alcohol, morían por las enfermedades europeas y tenían protección por parte de la congregaciones católicas, que los impedían volver a ser esclavos.

Durante la Primera Guerra Mundial, en que España permaneció neutral, se buscó proteger las fronteras de la colonia española ya que estaba en disputa entre los franceses y los alemanes, en que varias veces no se respetaban los límites debido a los conflictos que había. Los franceses se hicieron del control de Camerún.

El reino español unificó su región africana en 1926, denominándola oficialmente la Guinea Española, en que se disolvieron las antiguas formas de gobierno y estuvo plenamente directa bajo el gobierno en Madrid. Sin embargo, el reino español no tenía los recursos para explotar la región, en que importaron peones de Nigeria para la producción de cacao.

La situación seguiría con la instauración de la Segunda República en 1931, incluso durante la Guerra Civil Española (1936-1939) y la dictadura de Francisco Franco. La situación como territorio de ultramar estaría hasta la década de 1960, en que las Naciones Unidas determinaron que los países europeos debía descolonizar las zonas en África.

Durante esa década se empezarían a formar las actuales naciones africanas tras siglos de colonialismo europeo. En marzo de 1968, bajo la presión de los nacionalistas ecuatoguineanos y de las Naciones Unidas, España anunció que concedería la independencia. Sin embargo, muchas de las nuevas naciones entraron en conflictos internos por las luchas de poder y la imposición de dictaduras, en que Guinea Ecuatorial no fue la excepción.

Las dictaduras de Francisco Macías Nguema, de fuerte índole nacionalista, tribalista y comunista —que incluso rechazaba los apellidos españoles—, hizo que se iniciara una crisis entre las relaciones diplomáticas con España y se cambiara el español por el idioma fang como idioma oficial, incluso penalizando su uso.

Su mala administración del gobierno, que generó una profunda recesión económica, el aumento de pedido de exilios al extranjero, una gran represión a opositores, y un exacerbado culto a su personalidad terminó siendo derrocado por sus sobrino, Teodoro Obiang, quien trató de reestablecer todo lo anterior pero conservándose como dictador y con un nuevo tipo de recaudación al país: el petróleo, que sigue siendo el principal ingreso de divisas.

Filipinas, el país que perdió el español como lengua durante el Siglo XX

Filipinas fue una de las colonias de España durante el virreinato.

¿Alguna vez se preguntó en qué otros países, además de América Latina y España, se habla la lengua de Cervantes?

Si bien, en todo el mundo se aprende nuestro idioma —e incluso es impulsado por los Institutos Cervantes, por parte del gobierno de España en los países no hispanohablantes alrededor del mundo— hay un país, quizás muy lejano para muchos de nosotros, pero que alguna vez tuvo español como idioma y hoy está delegado a la habla cotidiana de unos cuantos.

Estaremos hablando de Filipinas.

¿Filipinas fue una colonia española?

Al igual que la Nueva España, y otros virreinatos en América Latina, Filipinas fue conquistada por los españoles a partir de 1565 con la llegada del explorador Miguel López de Legazpi al archipiélago y fundó la ciudad de Cebú, el primer asentamiento español en el país.

Después de enfrentarse a los nativos de la isla y a los piratas chinos, pero obligado a abandonar Cebú por los colonizadores portugueses, Legazpi logra conquistar el enclave de Manila el 24 de junio de 1571, que había pertenecido al sultanato de Brunei y donde también el Islam empezaba a crecer en el suroeste de Asia.

Manila así se convirtió en la capital de las Indias Orientales españolas, que dependían directamente de la Nueva España hasta la independencia formal de México en 1821, y que posteriormente serían administradas directamente desde Madrid.

Durante la colonización se evangelizaron a los habitantes de la región bajo la religión católica —con el que recibieron apellidos españoles— e impusieron el castellano como idioma oficial, al igual que a los indígenas en América Latina.

Con ello se estableció formalmente el comercial entre el Imperio Español y el lejano oriente asiático, con el que existía una ruta de comercio transpacífico entre Manila y el puerto de Acapulco. Muchos de los barrios antiguos de la capital poseen nombres hispanos.

¿Por qué se llama Filipinas?

El archipiélago se llamaba así debido al rey Felipe II de España, quien colonizó las islas a pesar de que no estaban dentro del Tratado de Tordesillas de 1494, con el que el Reino de Castilla debía dividir las conquistas con el Reino de Portugal durante el siglo XVI. Por ello, España no conquistó gran parte de África, pero sí toda América Latina.

Un joven filipino con un cartel en una protesta en Manila con motivo del Día de la Independencia de Filipinas.

¿Cómo empezaron a perder el español?

Para 1872, más de 50 años de haberse independizado la mayoría de los virreinatos españoles y establecidos como los países que hoy conocemos, existían varios grupos rebeldes que abogaban por la independencia del archipiélago.

Esto sumado a los constantes conflictos entre ingleses y holandeses que querían hacerse del control de las islas. Sin embargo, aumentaría el sentimiento del nacionalismo filipino y se crearían diversas logias masónicas para la búsqueda de la independencia.

Esto llegaría hasta 1896 con la Revolución Filipina, que fue liderada por Emilio Aguinaldo y Andrés Bonifacio.

Tras el inicio de la Revolución se registraron varios enfrentamientos entre los insurgentes y la corona española, pero los conflictos se favorecerían a los independentistas con la guerra hispano-estadunidense de 1898, con el que el Imperio Español se vio derrotado ante el ejército estadunidense.

La primera república filipina se establecería en 1899 con Aguinaldo como primer presidente del país, proclamando la constitución del país en tagalo, uno de los idiomas oficiales de Filipinas, y en español, aunque la lengua de Cervantes era plenamente hablada por la élite.

Sin embargo, con la firma del Tratado de París, con el que España concedería la derrota ante Estados Unidos, Filipinas debía pasar directamente a Estados Unidos, junto con Cuba, Puerto Rico y Guam. Con el que Aguinaldo fue capturado y la primera República Filipinas solamente duró hasta 1901.

Durante la colonización estadunidense, que se extendió de 1901 a 1946 como un «estado libre asociado», se empezó implementar el inglés en las escuelas y hacerse el idioma oficial de la región, pero también empezó tener auge el idioma local, el tagalo. Con el gobierno de Estados Unidos se logró uno de los mayores avances en la alfabetización de la población.

Los movimientos independentistas en Filipinas quedaron relegados durante casi tres décadas. El primer intento de independencia llegaría con Manuel Luis Quezón en 1935, con el que buscó negociar con la Cámara de Representantes de Estados Unidos y se logró cierta autonomía del archipiélago.

Con la llegada Segunda Guerra Mundial, Japón invade la Mancomunidad Filipina, el nombre oficial ante Estados Unidos, e instauró una segunda república controlada desde Tokio de 1942 a 1944. Gran parte del gobierno filipino terminó exiliado hasta 1945 con el fin del conflicto armado.

La independencia de Filipinas se concreta el 4 de julio de 1946, por órdenes del presidente Harry S. Truman con el que se establecía la constitución de 1935 como la Carta Magna del país. Quezón es considerado como el primer presidente de Filipinas.

Prisioneros de guerra españoles en Manila, hacia 1898.

Pese la inestabilidad política en el país, principalmente durante la dictadura de Ferdinand Marcos, el inglés siguió enseñándose más que el español, mientras que el filipino quedó como la lengua local. La sepultura del español como lengua oficial llegaría con la Constitución de 1987 y la instauración del a Quinta República en el gobierno de la presidenta Corazón Aquino.

El español pasó de dejarse de enseñar de forma obligatoria para solamente enseñar el inglés

¿Cómo es la situación actual del español en Filipinas?

A diferencia de el resto de los virreinatos del Imperio Español, donde el uso del castellano se hizo plenamente generalizado, en Filipinas sólo la gente vinculada a la política y la élite lo hablaban. Es decir, los filipinos conservaron plenamente el tagalo, pero conforme a los siglos se fueron añadiendo léxicos del inglés y español para formar plenamente el idioma filipino.

Entre el 20 y el 30 por ciento este idioma tiene bases del español. La ex presidenta de Filipinas, Gloria Macapagal Arroyo (2001-2010), buscó impulsar nuevamente el español como lengua en Filipinas, que había sido demonizada durante décadas por rechazo al colonialismo ibérico, con el que buscó junto con el gobierno de España que se regresara a su enseñanzas en algunas escuelas primarias y el fortalecimiento del Instituto Cervantes en la región.

Al momento no existen cifras exactas de los hispanohablantes en Filipinas, esto debido a la mezcla de las palabras españolas en el idioma filipino y la mezcla tel tagalo con el español, que deriva en un idioma criollo: el chabacano.

En las calles de Manila, sin embargo, es más común la mezcla del tagalo con el inglés, que lo apodan como ‘taglish’; sin embargo, el inglés es más usado para temas de negocios, e incluso, como símbolo para que una familia pueda salir de la pobreza con el fin de aumentar las posibilidades laborales.

Se estima que Filipinas pudo haberse convertido en el único país de Asia en tener el español como idioma oficial, a una situación como en Macao (China) con el portugués y Hong Kong e India con el inglés. La presencial del español, además de su inclusión en la lengua filipina, está también en muchas ciudades del país y en los barrios de la capital Manila, en que algunos distritos llevan el nombre de santos católicos.

– Güten Tag, Buon Giorno o Bonjour… ¿Por qué Suiza tiene cuatro idiomas oficiales?

Suiza tiene cuatro idiomas oficiales, el alemán, el francés, el italiano y el romanche.

Los gobiernos suelen establecer dentro de sus leyes la imposición de uno varios idiomas oficiales para la expedición de leyes y decretos, sin embargo, es también el reflejo de las lenguas que suele hablar la población en general, que se usa en forma cotidiana dentro de todos los niveles de la sociedad.

En el caso de los países donde se hablan más de una lengua, es común que se llegue a reconocerlos como parte de sus idiomas oficiales —como el caso de Canadá con el inglés y el francés—, o en su defecto, a no establecerlo de forma legal, sino de facto, que es hablado de forma generalizada entre la población —como en Estados Unidos— por motivos culturales o históricos.

En el caso de Suiza, tres de sus cuatro idiomas oficiales —alemán, francés e italiano— son generalmente solicitados en los colegios de idiomas, sin embargo, más que una casualidad geográfica, es plenamente por motivos históricos.

¿Cómo se conforman las lenguas de Suiza?

Suiza tiene tres idiomas oficiales —alemán, francés e italiano— y uno semioficial, de carácter nacional, el romanche. Sin embargo, el alemán es el principal idioma de la población con 62 por ciento de los habitantes, seguido del francés con el 23 por ciento y el italiano con el 8 por ciento.

El Romanche es sólo hablado por menos del uno por ciento de los suizos. Los suizos suelen hablar los idiomas delimitados por su región, además, las fronteras lingüísticas son plenamente delimitadas por los cantones.

Es decir, que los habitantes de Zúrich y Berna suelen hablar alemán, mientras que los residentes de Ginebra y Lausana hablan francés. Hay ciudades que suelen ser bilingües como Basilea.

De acuerdo con la Constitución de Suiza, las personas deben aprender como mínimo tanto el idioma de su región como uno de restantes idiomas extranjeros nacionales, esto por ámbitos laborales, además de un tercero opcional que suele ser el inglés.

A nivel regional, se obliga al ciudadano a responder conforme al idioma del cantón, ya que cada territorio determina sus idiomas oficiales. Pero a nivel nacional, el Estado debe responder en uno de las cuatro lenguas conforme al habla del ciudadano provincial.

En medios de comunicación, la Sociedad Suiza de Radiodifusión y Televisión (SGR)— el medio público suizo— y la Agencia Telegráfica Suiza debe emitir sus programas y noticias en los cuatro idiomas, pero a nivel cantonal, los medios privados y locales publican conforme al habla de la región.

Un territorio disputado entre los romanos y germánicos que dio al Romanche

Alrededor de año 58 antes de nuestra era (a.n.e), la región estaba a manos de por los helvecios, una tribu de origen celta, que controlaba la mayor parte de la meseta suiza —lo correspondiente a la frontera entre Francia y Suiza—, en la que buscaban resistir ante las presiones expansionistas de las tribus germánicas y la República romana, antes que se convirtiera en imperio.

Sin embargo, para el año 52 a.n.e, los helvecios quedan subyugados bajo la mano de gran conquistador romano Julio César tras perder las Guerras Gálicas (del 58 a.n.e al 50 a.n.e), en el que tuvieron que dejar sus territorios y refugiarse en lo que actualmente es el sur de Francia.

Durante los siguientes tres siglos, la región estaría bajo yugo del Imperio Romano, en que su población asimiló a la cultura galo-romana durante el siglo II después de nuestra era (d.n.e), cuando los romanos reclutaron a la aristocracia nativa para participar en el gobierno local, construyeron una red de carreteras que conectaban sus ciudades coloniales recién establecidas y dividieron el área entre las provincias romanas.

Tras la separación del Imperio Galo durante la «Crisis del Siglo III», que daría inicio a la decadencia del Imperio Romano, los alamanes pertenecientes a los pueblos germánicos invaden los limes de la Alta Germania-Recia —los entonces límites del entre ambas tribus, que llegaban al suroeste de la actual Alemania— e invaden la meseta suiza, en el que incendiaron pueblos, villas y se registraron saqueos masivos.

La región quedó fuera de la influencia de los romanos al iniciar el Siglo V d.n.e, en el que el Imperio Romano cae y se inicia la Alta Edad Media. Con la influencia de las tribus germánicas —que llegaron a expandirse hasta el norte de la península ibérica—, se impulsa el cristianismo y se fundan ciudades como Basilea, Ginebra y Lausana.

Pero entre ellos nacería el primer idioma: el Romanche; que es un derivado de las variantes del latín —como el italiano y el español— que sustituyó a partir del siglo V d.n.e las hablas celtas y raéticas que predominaban anteriormente en la zona, en lo que hoy es el Cantón de los Grisones.

Sin embargo, terminan formándose a lo largo de los siglos dos regiones: Suabia (hoy con el nombre de Alemania), en mano de la dinastía merovingia y que controlarían el lado oriental de Suiza, y Borgoña, bajo el yugo de las dinastía carolingia en el occidente, esto debido al Tratado de Verdún de 843.

Este tratado fue firmado por Lotario I (rey de Italia), Luis II el Germánico (cuya descendencia formaría el Imperio Germánico) y Carlos II el calvo (rey de Francia), en el que se decretaba el modo de proceder si fallecía uno de los monarcas subsidiarios sin descendencia.

Sin embargo, provocó mayor estallido de conflictos territoriales entre la Francia Oriental, la Media y la Occidental. Su respectivas monarquías terminarían formando otros reinos en la región, principalmente durante el auge del feudalismo, pero dieron pie al formación de los principados europeos.

La división territorial conllevó nuevamente a que los reinos de Italia, Francia y el Imperio Germánico —que para el siglo XII ya eran uno de las mayores monarquías de Europa— se disputaran nuevamente la región de los Alpes y la meseta suiza, en que terminaría favoreciendo principalmente a los germánicos, en que la región habitaban los suabos.

Nace la dinastía del los Habsburgo Los Habsburgo eran originarios de un modesto castillo en Argovia, en el norte de la actual Suiza, en había sido construido por el noble Radbot de Habsburgo, que pertenecía al ducado de Suabia, controlada por la dinastía de los Hohenstaufen. A través de enlaces políticos y matrimoniales, empezaron a crecer en influencia hasta el siglo XVII, Rodolfo I de Habsburgo se convertiría en el emperador de Sacro Imperio Romano Germánico tras vencer en las luchas internas en el «Gran Interregno» a Federico II de los Hohenstaufen. 

El nacimiento de la Confederación Suiza y el alemán como primer idioma oficial

Para el año de 1200, la región estaba controlada por distintos reinos feudales allegados al Sacro Imperio Romano Germánico. Cuando Rodolfo I de Habsburgo fue elegido «Rey de los alemanes» en 1273, también se convirtió en el señor feudal directo de la zona, en el que instituyó reglas estrictas y aumentó los impuestos para financiar guerras y nuevas adquisiciones territoriales.

Cuando muere Rodolfo, su hijo Alberto se involucró en una lucha de poder con Adolfo, el conde de Nassau, por la línea sucesoria del trono germánico, misma que generó un debilitamiento en el control de los territorios alpinos y un aumento en las insurgencias anti-Habsburgo, principalmente en Suabia y Austria, mismas que fueron sofocadas.

Esto derivó que los pueblos de alpinos de Uri, Schwyz y Unterwalden firman el Pacto Federal de 1291, en el que se unen los cantones, los territorios que limitaban con el lago de Lucerna, para dar origen a la «Alianza eterna de la Liga de los Tres Cantones Forestales» (Ewiger Bund der Drei Waldstätten), que daría la formación de la actual Confederación Suiza.

Para en ese entonces, los tres cantones ubicados en Suabia ya tenían el idioma alemán, pero con el dialecto antiguo —alto alemán medio—, producto de la expansión del Sacro Imperio Romano Germánico a causa de la dinastía de los Hohenstaufen.

Al ser enemigos de los Habsburgo, buscaron siempre respaldar a quienes buscarían el trono que pertenecieran a otras casas reales, en que estaban asociados con Enrique VII de Luxemburgo. Tras su muerte en 1313, los Waldstätten enfrentan una crisis de unión.

En varias batallas con los ejércitos de Leopoldo I —el sucesor de Alberto—, principalmente en la Batalla de Morgarten de 1315, los suizos salieron victoriosos y conquistaron las zonas rurales de Glaris y Zug, que se convirtieron también en miembros de la confederación. Tras esa victoria, refrendan su pacto en el Pacto de Brunnen.

Para 1353, ya se habían sumado las ciudades-estado de Lucerna, Zúrich y Berna para formar oficialmente la Confederación de los Ocho Cantones, mismos que siguieron luchando contra la casa de los Habsburgo hasta 1386, en el que firman la paz tras perder la batalla de Sempach.

A su vez, fueron refrendando sus alianzas, el primero con la «Carta de los Clérigos» (Pfaffenbrief), en el que los cantones se denominan un territorio unido y el «Convenio de Sempach»(Sempacherbriefde) en 1393, en el que se establecía ningún otro cantón podía declarar la guerra a otro reino sin el aval del resto, en el que se instala su propio parlamento: la Dieta Federal de Suiza (Tagsatzung)

Con ello se dio la expansión territorial, en el que pasaron a ser 13 cantones —Friburgo, Soleura, Basilea, Schaffhausen y Appenzell— pero también tuvo el costo de que se empezaran las divisiones internas durante todo el siglo XV, principalmente entre los territorios y los pueblos rurales.

Para 1478, las divisiones internas llevaron al límite la existencia de la Dieta Federal, que amenazaban con una guerra civil. Sin embargo, tras el discurso del párroco de la ciudad de Stans, Nicolás de Flüe, fue como restauraron la paz en la confederación en 1481.

En 1499 se firma el Tratado de Basilea, en el que se dicta la forma independencia de Suiza ante el Imperio Germánico. Y hasta el Siglo XV se termina la expansión territorial a causa de conquistas de otros poblados pequeños.

La conquista por Francia y la llegada del francés y el italiano

Tras la expansión territorial de Suiza, se sumaron cantones que tenían una alta población de habla francesa, principalmente en las regiones occidentales, sin embargo, el principal idioma era el alemán, ya que era la lengua de facto de los cantones fundadores.

Mientras que en el sur ya habían hablantes italianos derivados de la migración, en especial en el Cantón de los Grisones, donde también se convivía con la lengua Romanche.  A pesar del llamado a la unión de Nicolás de Flüe, Suiza comenzaría plenamente a dividirse a lo largo de dos siglos tras la Reforma de Martín Lutero, que derivó en la separación de la Iglesia Católica con la rama protestante.

Mientras que los cantones fundadores pasaron a adoptar las tesis de Lutero, las regiones francesas abrazaron al Contrarreforma. Con ello derivaron durante el siglo XVI las Guerras de Kappel, en las que se conflictuaban católicos y protestantes.

Sin embargo, se mantuvieron los preceptos de Nicolás de Flüe, mismos que derivaron en la política de «neutralidad armada» durante la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), esto con el fin de proteger las fronteras de la confederación. Las diferencias sociales, el absolutismo creciente en los cantones urbanos y el fin de la guerra —que derivó en la recuperación económica del Imperio Germánico y una crisis económica en Suiza—, fueron la causa de varias revueltas populares que llevaron después en la Guerra Campesina de 1653 en los territorios de Lucerna, Berna, Basilea, Soleura y Argovia.

La revuelta fue aplastada con la ayuda de otros cantones.  Esta división favoreció a París, que ya había sido sucumbido por los problemas en la línea de sucesión, la crisis social derivada de la desigualdad entre el reino y los súbditos, y posteriormente la Revolución francesa de 1789 y el asenso se Napoleón Bonaparte.

Suiza termina siendo invadida en 1798 por las tropas napoleónicas y terminó sucumbiendo por la falta de resistencia ante los ejércitos aliados. Con ello, Napoleón ordena desaparecer la Antigua Confederación Suiza y lo llama a nombrarse la República Helvética, en que se instaura el francés como lengua oficial.

La denominación de la «nueva» república originó que fuese impopular en la sociedad, debido a que fueron invadidos y los convertía en un estado satélite de Francia. Pero esto sólo duraría hasta 1803, debido a la guerra civil que se había desatado y que se negaron a cooperar durante la invasión a Rusia y Austria.

Napoleón tuvo que firmar el Acta de Mediación y se restauró la nueva Confederación Suiza a los años siguientes. Sin embargo, durante la República Helvética se anexó formalmente la región de Tesino —que ya había forma parte de los territorios de Uri en la Edad Media— de habla italiana, y se formarían las casi actuales fronteras de Suiza con el establecimiento de nuevos cantones.

Sin embargo, seguía bajo la protección de Francia hasta el Congreso de Viena de 1815, en que se restableció por completo la independencia de Suiza, y las potencias europeas accedieron a reconocer la neutralidad del país de forma permanente, mismo que daría inicio a la «Restauración y Regeneración».

Durante ese periodo, se mantendrían las divisiones entre católicos y protestantes, sin embargo, se realizaron a su vez congresos que darían posteriormente a Constitución Federal de Suiza de 1848, con el que se resolverían las diferencias religiosas, los cantones pasarían a ser «estados soberanos», se centraliza el poder en Berna con una moneda en común —el franco suizo— y se establece el alemán, el francés, y el italiano como idiomas oficiales.

Durante el siglo XX se daría la estabilidad en el país, el mayor crecimiento económico y se consolidaría la pluralidad lingüística del país. Sin embargo, los derechos lingüísticos quedarían formalmente establecidos hasta 1990, con los cambios en la Carta Magna.

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