Este jueves, 1 de junio, contrae matrimonio el príncipe heredero de Jordania, Hussein, con la joven arquitecta Rajwa Al Saif. La ceremonia, en el palacio de Zahran, el mismo escenario de la boda de los padres del novio, el rey Abdalah II y la reina Raina, en 1993. Seguidamente, los invitados acudirán al palacio Al Husseiniya, donde ya los recién casados los recibirán, antes de celebrarse el ágape nupcial. Se prevé la asistencia de casi todos los representantes de las Casas Reales. Por parte española, acuden don Juan Carlos y doña Sofía, que siempre han mantenido amistoso contacto con los monarcas hachemitas. Recuérdese que el rey Hussein, abuelo de quien ahora se casa, regaló al entonces nuestro Soberano una gran mansión de su propiedad sita en Lanzarote, "La Mareta", que tras unos años, el hoy Emérito cedió al Estado (lo que aprovechó Pedro Sánchez para disfrutar de vacaciones más de una vez con su familia y algunos "adosados").
A esta boda en Amman no irán Felipe VI y doña Letizia, que se han disculpado, con la excusa de que su agenda se lo impide. Consultados esos compromisos, no nos parecen muy relevantes. Posiblemente tratan de impedir la tensión que ya se percibió a través de la televisión cuando coincidieron en las honras fúnebres de Isabel II, en Londres, y luego en las de Constantino de Grecia, en Atenas, donde sí don Felipe saludó a su padre con besos y abrazos.
Lo que resulta noticiable es que don Juan Carlos esté presente en este evento de la capital jordana junto a doña Sofía. La última vez que estuvieron juntos fue en el pasado mes de enero en la capital griega, con motivo de la antes citada muerte del rey Constantino. Aunque algunas veces se ha especulado con la reconciliación del regio matrimonio, nada por el momento puede asentirse.
En la lista de asistentes al enlace del príncipe heredero de Jordania figuran Guillermo Alejandro y Máxima de Holanda, con su hija, la princesa Catalina Amalia; Haakon de Noruega; Victoria de Suecia, princesa heredera junto a su esposo, el príncipe Daniel; los príncipes Federico y Mary, de Dinamarca; la princesa Takamado, de Japón… Ignoramos si acudirá algún representante de Gran Bretaña, descartado el rey Carlos III.
Hussein de Jordania cuenta veintiocho años; la novia, Rajwa, uno más. Es hija del jeque saudí Klaled bin Musaed Al Saif y de la jequesa Azza bint Nayel. Una familia millonaria, propietaria de un grupo de construcción e inversión. No sabemos si todavía rige la antigua tradición de que los padres de la novia aportaran una dote al casamiento, algo que si aún está vigente, resultaría a estas alturas decimonónico.
La pareja que contrae matrimonio este jueves mantuvo en el más absoluto secreto su noviazgo y sólo se dio a la luz pública mediado el mes de agosto del pasado año cuando desde la Casa Real jordana se emitió un comunicado anunciándolo.
Muy felices se han manifestado los progenitores del príncipe heredero, sobre todo la reina Raina, encantada de cómo es quien se convertirá en su nuera, de la que alaba su belleza y virtudes. Ha recordado lo que fue su boda con el rey Abdalah II. Precisamente el próximo 10 de junio se cumplirá el trigésimo aniversario de ese acontecimiento nupcial en el reino jordano. Han tenido cuatro hijos: Hussein, quien ahora se casa, Imán, Salma, y Hashem.
Quien actualmente es el rey Abdalá II, padre de Hussein II, llegó al trono hachemita por deseo expreso de su progenitor, Hussein I. Unos días antes de morir el 7 de febrero de 1999, a consecuencia de un cáncer, Hussein I nombró a Abdalah (segundo de sus descendientes del segundo de su matrimonio con la británica Antoinette Avril Gardiner) príncipe heredero, desestimando que lo fuera su hermano Hassan bin Talal. Esa boda de Abdalá II con Raina no fue de alto copete, como se diría en la calle. Raina, hoy con cincuenta y dos años, era hija de un doctor palestino. La pareja se enamoró al primer golpe de vista y ha gozado siempre de una gran estabilidad emocional.
Citado Hussein I, e intentando por nuestra parte no embrollar para nuestros lectores este entramado familiar de la Corte jordana, diremos que se convirtió en monarca a la temprana edad de diecisiete años, cuando murió su abuelo, Abdalá I de resultas de un atentado. El padre de Hussein I no pudo nunca reinar por padecer esquizofrenia. Fue Hussein I un buen rey, que supo equilibrar su sentido de Estado cuando es notorio que Jordania siempre ha tenido, para mantener la paz de su territorio, que superar la permanente crisis entre palestinos e israelíes.
Aquel Hussein I, de breve estatura, con una sonrisa habitual en el rostro como puede comprobarse en tantas imágenes, fue un hombre enamoradizo, que se casó en cuatro ocasiones y tuvo once hijos y una niña más, adoptada. Las cuatro damas con las que se casó, una por una, fueron: Dina, Muna, Alia y Noor. De ellas, Alia fue la más desafortunada, pues tras cinco años de casada falleció en 1977 cuando viajaba en un helicóptero.
Tanto Hussein I y sus esposas, como después sus descendientes, han aparecido con frecuencia en las revistas del corazón, en gran parte porque ellas, en general, aportaban a esos matrimonios belleza, distinción, formando parte de lo que se llama "gran mundo". A veces, sus compatriotas no estaban muy de acuerdo con ese aire de grandeza de algunas de sus reinas, exhibiendo una lujosa vida, cuando Jordania no es un país precisamente rico.
Este año, Amman ya ha sido escenario el pasado mes de marzo de la boda de la princesa Imán con el financiero de origen venezolano Jameel Alexander Thermiotis. Y ahora en este 1 de junio, el hermano de aquella, Hussein II vuelve también a las secciones rosas de los medios de comunicación por su enlace con una arquitecta saudí, curiosamente la misma profesión de la reina Noor, abuela de quien va a ser su esposo.