Hoy se cumplen 50 años desde que Margarita de Dinamarca se convirtiese en reina, a los 31 años. Una fecha para la que el país tenía pensado un gran Jubileo de Oro con el que honrar a Margarita II, pero cuyos principales festejos llegarán en septiembre. Una difícil decisión tomada hace unas semanas, pero que la propia Margarita impulsó. Hoy lo que tocaba era un día de celebraciones institucionales y familiares, que la veterana reina ha celebrado con una gran sonrisa.
Empezando por la visita al palacio de Christianborg, la sede de los tres poderes de Dinamarca –alberga el Tribunal Supremo, el Parlamento y la oficina de la primera ministra, donde se ha reunido la familia de la reina casi al completo, para celebrar los actos institucionales. Han estado presentes su primogénito y su esposa, los príncipes herederos Federico y Mary de Dinamarca; así como el hijo menor, Enrique, y su segunda esposa, Marie. También la hermana mediana de Margarita, laprincesa viuda de Sayn-Wittgenstein-Berleburg Benedicta, arropada en todo momento por sus sobrinos.
El acto, sobrio, ha sido una recepción por parte del portavoz del Parlamento, Henrik Dam Kristensen, y la primera ministra, Mette Frederiksen. Al terminar la familia entera se ha trasladado a la catedral de Roskilde, donde se encuentra enterrado Federico IX de Dinamarca, padre de Margarita y de cuya muerte también se cumplen hoy 50 años.
Pese al aplazamiento de las celebraciones, Margarita quiso acudir a Roskilde, lugar de descanso de la realeza danesa, a realizar una ofrenda floral a su padre. Acompañada de los suyos, y demostrando con su energía que el Jubileo de Oro de septiembre se celebrará como se merece una reina.
