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Michael Castleman M.A.
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Sexo

Falsa seducción: ¿Quién lo hace y por qué?

Cualquiera y todos somos capaces de seducir falsamente.

La falsa seducción involucra presentar la posibilidad de sexo y luego retirar la invitación percibida.

La falsa seducción viola una pieza estándar de las buenas relaciones: comunicarse claramente. Pero las personas no suelen hacerlo, especialmente en el mundo de las citas y la danza interpersonal que precede al sexo. En esas situaciones, la comunicación suele ser indirecta y ambigua, lo que llamamos coquetear o seducir.

Pero al coquetear, el interés implicado en la otra persona es sincero e involucra la posibilidad real de una relación sexual. Al coquetear, la intención no es sincera. Quien seduce falsamente se aprovecha de su encanto personal (palabras, chistes, gestos, contacto) para excitar a la otra persona, ejerciendo su poder sobre esa persona, pero todo lo que obtiene el receptor es confusión, frustración y posible vergüenza.

Los investigadores de la Universidad de Texas, en Austin, y de la Universidad de New Brunswick, Canadá, encuestaron a 742 universitarios heterosexuales (143 hombres, 599 mujeres) sobre sus experiencias con el coqueteo.

Sesenta por ciento tanto de hombres como de mujeres recordaban haber sido falsamente seducidos al menos una vez. Más mujeres (64 por ciento) que hombres (43 por ciento) dijeron haber coqueteado así conscientemente. Los hombres reconocen que las mujeres seducen más falsamente que ellos y de hecho tienen varios apodos para ello.

Pocos de los encuestados dijeron haber seducido falsamente a un extraño. Usualmente, el receptor era un amigo o conocido. De hecho, en 25 por ciento de los incidentes de falsa seducción reportados, el perpetrador había tenido relaciones sexuales previas con el receptor, y la mitad de los falsos seductores habían sido sexuales de alguna otra manera con el receptor.

Los hombres y las mujeres generalmente tenían motivos similares para seducir falsamente: quería que la persona me deseara sexualmente. Quería ver qué tanto me deseaba esa persona.

Pero las mujeres tenían considerablemente más probabilidades que los hombres de decir: quería sentirme atractiva y/o deseable. Quería sentirme en control, poderosa. No quería parecer demasiado "fácil" teniendo sexo de inmediato. Me daba miedo que me presionaran para tener sexo así que lo hice para ganar algo de tiempo, buscando una salida.

Los hombres tenían muchas más probabilidades de decir quería excitarme. Quería ver qué tan lejos podía llegar. Lo hice como broma o por una apuesta o reto. Quería tener algo que contarle a mis amigos.

Los falsos seductores le atribuyen motivos generalmente benignos a su coqueteo. Lo llaman diversión inofensiva, coquetear con un toque picante. Pero reconocieron que era más divertido para ellos que para el receptor. Los receptores tenían reacciones menos predecibles. En un tercio de los incidentes recordados, el receptor reaccionó de manera positiva, bromeando y riendo sobre el coqueteo. Alrededor de un tercio expresó indiferencia ("lo que sea"). Alrededor del 15 por ciento de los receptores ignoraron al falso seductor. Y aproximadamente el 15 por ciento dijeron que el haber sido engañados les molestó.

Los investigadores también llevaron a cabo inventarios rápidos de personalidad sobre los participantes del estudio. El tipo de personalidad tuvo poco que ver con el coqueteo. Cualquiera de nosotros es en potenciaun falso seductor.

Este estudio hace que la falsa seducción parezca un paso más en el continuo de conocer a otros, parte del proceso de medir a las personas como posibles parejas románticas/sexuales. Muy pocas personas seducen falsamente a extraños. Los seductores generalmente se enfocan en amigos o conocidos. En muchos casos, el falso seductor y el receptor ya han sido sexuales juntos. Así que parece que la falsa seducción representa una manera de afirmar (o reafirmar) el interés en otra persona mientras que al mismo tiempo ponemos un límite, es una manera de decir: no pasar.

Este estudio se enfocó en estudiantes universitarios. Pero las mismas dinámicas están presentes en las maneras en las que las parejas casadas evalúan el interés mutuo en sexo. La falsa seducción puede parecer juguetona para la persona que la hace. Pero los receptores suelen sentirse distinto. Piensa en eso la próxima vez que te sientas tentado a seducir falsamente. Y la próxima vez que estés en el lado receptor, reconócelo por lo que es, parte del juego de cortejo, un juego que podrías perder.

A version of this article originally appeared in Inglés.

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Acerca de
Michael Castleman M.A.

Michael Castleman, M.A., es un periodista residente en San Francisco. Ha escrito sobre sexualidad durante 36 años.

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