Leyendas medievales

Excalibur, la mítica espada que empuñó el rey Arturo

Según la leyenda, Excalibur fue arrancada de una piedra por Arturo Pendragon.

Según la leyenda, Excalibur fue arrancada de una piedra por Arturo Pendragon.

Según la leyenda, Excalibur fue arrancada de una piedra por Arturo Pendragon.

Stanislav Rishnyak: Picture Alliance :Gtres

Aunque pueda parecer extraño, algunas armas, más concretamente espadas, han logrado pasar a la historia con nombre propio, trascendiendo la importancia de sus portadores, como es el caso de las Tizona y Colada que empuñó el Cid Campeador, la Joyeuse de Carlomagno, la Durendal de Roldán, paladín y sobrino de Carlomagno, o la llamada Zulfiqar, la espada de doble hoja que blandió Alí, el yerno de Mahoma.

Pero si hay una de ellas que es universalmente conocida esta es Excalibur, la espada que tras ser arrancada por Arturo Pendragon de la roca donde estaba incrustada lo convirtió en rey de Inglaterra. Como en tantos otros casos, la leyenda cuenta que Excalibur solo puede ser empuñada por su legítimo dueño, y por ello, cuando Arturo yace moribundo a causa de las heridas que le ha infligido su hijo Mordred en la batalla de Camlann es cuandoExcalibur debe ser devuelta a la Dama del Lago, su propietaria original, al no poder ser empuñada por nadie más. 

El regalo de la espada Excalibur, litografia del año 1877 realizada por el artista George Melville Baker.

El regalo de la espada Excalibur, litografia del año 1877 realizada por el artista George Melville Baker.

El regalo de la espada Excalibur, litografia del año 1877 realizada por el artista George Melville Baker.

PD

El misterioso origen de Excalibur

Pero ¿cuál es el origen de la leyenda de Excalibur? En realidad, esta permanece envuelta en la niebla del misterio. Algunos autores creen que una de las primeras fuentes que menciona a la espada empuñada por Arturo es la Historia de los reyes de Britania, escrita por el clérigo Geoffrey de Monmouth hacia 1130, aunque en sus páginas se menciona con el nombre de Caliburnus, y en ningún momento se dice que la espada fuese extraída de una piedra. A pesar de ello, Monmouth introduce algunas referencias que hoy nos resultan familiares: su forja en Ávalon o el papel de Merlín en el relato, por ejemplo. En la misma época, el poeta francés Chrétien de Troyes menciona la espada Escalibor en su ciclo artúrico.

El origen de la leyenda de Excalibur permanece envuelto en la niebla del misterio.

La espada de San Galgano, la cual podría relacionarse con sir Gawain o Galván.

La espada de San Galgano, la cual podría relacionarse con sir Gawain o Galván.

La espada de San Galgano, la cual podría relacionarse con sir Gawain o Galván.

Adrian Michael (CC BY-SA 3.0)

Ya en el siglo XIII, los monjes de la abadía francesa de Cluny difundieron una leyenda acerca de un caballero llamado Galgano (que acabó siendo canonizado por el papa Urbano III) al que podría relacionarse con sir Gawain o Galván. Esta historia contiene elementos tan emblemáticos del ciclo, como la espada insertada en la piedra, que aparece por primera vez en la obra Merlín del poeta francés de los siglos XII y XIII Robert de Boron. De hecho, en la región italiana de la Toscana se alza la llamada Rotonda de Montesiepi, donde la tradición dice que la espada clavada en una piedra que allí se halla es la de san Galgano.

De hecho, sería en la famosa obra La muerte de Arturo, del escritor inglés del siglo XV Thomas Malory, cuando se cuenta que la espada pudo haber sido arrancada o bien de una roca o de un yunque. Malory también recoge otra versión, que aparece en el llamado Ciclo Post-Vulgata o Roman du Graal, del siglo XIII, que narra que Excalibur llega a poder de Arturo de manos de Nimue, la Dama del Lago.

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La etimología de Excalibur

No obstante, existe aún otra teoría que apunta a que el origen de la leyenda de Excalibur es mucho más antiguo. El lingüista latino del siglo IV Mauro Servio Honorato recuerda en sus famosos Comentarios de la Eneida de Virgilio que el héroe grecorromano Hércules clavó una barra de hierro en el suelo y que nadie, excepto él, podía extraerla de nuevo. La leyenda cuenta asimismo que del hueco que dejó la barra empezó a brotar el agua que formaría el actual lago de Vico, en los montes Ciminos de Viterbo. 

El lingüista latino Mauro Servio Honorato recuerda que Hércules clavó una barra de hierro en el suelo.

El rey Arturo coronándose, en una pintura romántica del año 1903 obra del artista britanico Charles Ernest Butler.

El rey Arturo coronándose, en una pintura romántica del año 1903 obra del artista britanico Charles Ernest Butler.

El rey Arturo coronándose, en una pintura romántica del año 1903 obra del artista britanico Charles Ernest Butler.

PD

También sobre el origen de su nombre existen diversas hipótesis. Una de la más aceptadas es que proviene del latín Ex Calce Liberatus, que podría traducirse como "Liberada de la piedra". Sin embargo, hay quien considera que el nombre de Excalibur podría tener su origen en el cuento galés Culhwch y Olwenuna, aparecido en Mabinogion, una colección de historias en prosa procedentes de manuscritos medievales galeses. 

Culhwch en la corte del gigante Ysbadaden. Ilustración del año 1920 de E. Wallcousins para Celtic Myth & Legend.

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En dicho relato, la espada de Arturo se llama Caledvwich, que deriva del latín chalybs (acero o hierro) y cuyo significado es "hendidura fuerte". Según algunos estudiosos, es posible que el nombre de Caledvwich proceda de la espada mitológica irlandesa Caladbolg que significa "voraz" y que empuñaba el rey Fergus mac Roich en el Ciclo del Ulster, una amplia colección de escritos en prosa y en verso de la mitología irlandesa.

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Pero aún hay otra historia que aparece en el ciclo artúrico y en la que se menciona una espada incrustada en una piedra o en un tronco, según otra versión. En ella aparece Galahad, el hijo bastardo que Lanzarote tuvo con Elaine de Corbenic,  con la que yació bajo un hechizo que le hizo creer que se trataba de su amante, la reina Ginebra, esposa de Arturo.

Existe otra historia del ciclo artúrico en la que aparece una espada incrustada en una piedra o quizás en un tronco.

Los caballeros de la Mesa Redonda, ilustración anónima para el manuscrito Lanzarote Grial, escrito por Michel Gantelet en 1470.

Los caballeros de la Mesa Redonda, ilustración anónima para el manuscrito Lanzarote Grial, escrito por Michel Gantelet en 1470.

Los caballeros de la Mesa Redonda, ilustración anónima para el manuscrito Lanzarote Grial, escrito por Michel Gantelet en 1470.

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Sir Galahad en busca del Santo Grial, ilustración realizada en 1870 por Arthur Hughes. Walker Art Gallery.

Sir Galahad en busca del Santo Grial, ilustración realizada en 1870 por Arthur Hughes. Walker Art Gallery.

Sir Galahad en busca del Santo Grial, ilustración realizada en 1870 por Arthur Hughes. Walker Art Gallery.

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En este relato, Galahad es llevado a la corte y, sin pretenderlo, se sienta en la Mesa Redonda justo en el lugar reservado al caballero que debe encontrar el Santo Grial, una peligrosa aventura que a todos los que la han emprendido les ha costado la vida. De hecho fue el poeta francés del siglo XIII Robert de Boron quien dio al mito de Arturo una dimensión más cristiana al relacionarlo con la búsqueda del Santo Grial, el caliz del que bebió Cristo en la Última Cena.

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La magia de Excalibur

Otro aspecto que destaca de Excalibur es que era poseedora de poderes mágicos. El hecho de que las armas sean mágicas procede de una vieja tradición altomedieval en la que se menciona a Dyrnwyn, la espada de Rhydderch Hael, un gobernante del reino británico de Alt Clut, que ardía si era empuñada por alguien indigno. Según parece, el propio Arturo tenía una variada gama de armas, todas ellas con nombre propio y poderes especiales, desde la lanza Rhongomyniad, que brilla hasta el fin del mundo, la daga Carnwennan, que volvía invisible a su propietario, y dos espadas: Clarent, que aparece en el poema inglés La muerte de Arturo, y��Seure, que el propio Arturo entregó a Lanzarote.

La magia de Excalibur nos llega de una vieja tradición altomedieval en la que aparece Dyrnwyn, la espada de Rhydderch Hael.

Merlin asesorando a Arturo. Ilustración de Gustave Doré. 1868.

Merlin asesorando a Arturo. Ilustración de Gustave Doré. 1868.

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La toma de Excalibur, obra del artsita escocés John Duncan. Ayuntamiento de Edimburgo.

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La toma de Excalibur, obra del artsita escocés John Duncan. Ayuntamiento de Edimburgo.

PD

De hecho, los poderes mágicos de Excalibur se manifestaron ya en la primera batalla en la que participó Arturo, que al empuñarla cegó a todos sus enemigos puesto que brillaba como "como treinta antorchas", según describe Malory en su obra. En realidad, las propiedades mágicas de Excalibur se hacían extensibles incluso a la vaina donde se ajustaba la espada, ya que esta tenía la facultad de poder sanar.

En el relato de Malory, la vaina de Excalibur es sustraída por Morgana, la hermanastra de Arturo, y arrojada a un lago para vengarse por la muerte de su amado Accolon de Galia. Aquel acto se revelaría trascendental puesto que privado de los poderes curativos de la vaina Arturo moriría en la batalla de Camlann. El cuerpo de Arturo fue llevado a la isla de Ávalon, lugar en el que se había forjado su amada Excalibur, que posteriormente sería entregada de nuevo a su propietaria original, la Dama del Lago.