Eva al desnudo (1950), de Joseph L. Mankiewicz. Parte 4: Producción y postproducción de la cinta

El primer requisito para que la película culminara con éxito era evitar cualquier retraso en la producción, que debía comenzar inexorablemente el 10 de abril de 1950. La principal razón por la que debían acomodarse a esa fecha era que el Curran Theater de San Francisco, en el que se iban a filmar todas las escenas entre bastidores, sólo estaba disponible del 10 al 20 de ese mes, y más tarde era imposible conseguirlo. Con anterioridad, mientras se elaboraba el presupuesto de la película, se había determinado que esas escenas debían rodarse en un teatro real -del viejo estilo neoyorquino- más que reconstruir el escenario en el estudio.

Eva al desnudo: Actores interpretando a actores

Mankiewicz quería un rodaje de apariencia realista, y decidió evitar en lo posible la escenografía de cartón-piedra. Como no había disponible en Los Ángeles ningún teatro de ese estilo, se pensó en rodar en el Ethel Barrymore Theater de Nueva York, un teatro del viejo estilo neoyorquino, claramente reconocible por los espectadores, pero ello requería un desembolso demasiado elevado, y además ofrecía muchos inconvenientes de calendario para encajar las dos semanas de rodaje que se preveían. Lyle Wheeler, Supervisor de Escenografía, fue quien dio con el lugar idóneo: el Curran de San Francisco, aunque esto supuso dos graves condicionantes para la planificación: empezar el día 10 y constreñir el rodaje de esa parte a sólo diez días.

Eva al desnudo, de Joseph L. Mankievicz
Eva al desnudo, de Joseph L. Mankievicz

A la vista de ese «pie forzado», Zanuck habló con los directivos de la RKO para que acelerasen en lo posible el rodaje de La egoísta y dejasen así libre a la actriz principal; y, en efecto, la filmación terminó siete días antes de lo previsto, permitiendo a Bette Davis estar disponible para el rodaje de Eva al desnudo el fatídico 10 de abril.

Unos días antes de esa fecha, Mankiewicz y su operador de cámara, Milton Krasner, volaron a Nueva York para rodar -con dobles para Bette Davis y Celeste Holm– los exteriores del John Golden Theater que aparecían justo antes de las grabaciones en el Curran. También fotografiaron diversos exteriores del Club Stork y del apartamento de Eva en Park Avenue como «tomas de situación» para los interiores que después se rodarían en el estudio. Finalmente, subieron hasta la frontera con Canadá para filmar los planos generales con nieve para la salida campestre que impide a Margo llegar a tiempo a su actuación.

El rodaje en el Curran fue rapidísimo, y Mankiewicz consiguió terminar un día y medio antes de la ajustada planificación. Ya en los estudios de la Fox, filmaron sin descanso durante casi un mes. Primero rodaron la ceremonia de entrega de premios de la Sociedad Sarah Siddons, lo que les llevó cuatro días enteros de trabajo. Después completaron la secuencia que va a continuación y la cena en el Stork Club, con la insólita revelación de los planes de Eva. Y, una vez terminadas estas secuencias, Mankiewicz empezó a trabajar a fondo las secuencias intimistas entre dos o tres personajes, que son las más abundantes en el filme.

Fue realmente irónico que, en el día más caluroso de aquella primavera, Bette Davis y Celeste Holm tuvieran que embutirse en gruesos abrigos y bufandas para rodar la escena en que el coche se queda bloqueado y sin gasolina en la carretera nevada que conduce desde la casa de campo hasta Nueva York. Ese día se rodaron las escenas del interior, con las actrices «tiritando» de frío y la cámara grabando sus interpretaciones sobre una pantalla especial, colocada en la luna trasera del vehículo, sobre la que se proyectaban las imágenes filmadas en la frontera con Canadá. Para evitar sombras, los focos iluminaban desde dentro, situados en la parte inferior, y la temperatura se elevó por encima de los cincuenta grados centígrados. Para más inri, un defecto en el revelado de esas tomas arruinó parcialmente el trabajo de esa jornada, y al día siguiente tuvieron que repetir algunos planos.

Tal vez la anécdota más conocida de la película fue el fulgurante «flechazo» que se dio entre Bette David y Gary Merrill durante la filmación. No se habían visto nunca, pero en aquel mes largo de trabajo se conocieron, se enamoraron y se comprometieron en uno de los romances más sonados de la época. Se casaron poco después, en julio de 1941, dos meses después de terminado el rodaje. Un visionado atento de sus escenas es capaz de descubrir ese sentimiento amoroso en la expresión de sus rostros y una química muy especial que hace de sus escenas las más emotivas de toda la película.

Eva al desnudo: Un montaje relámpago

Por fin terminó el rodaje a finales de mayo. El calendario aprobado preveía 34 días de filmación, y Mankiewicz logró ajustarse bastante bien a la planificación prevista, aunque supero en 3 días la duración del rodaje, debido a algunas repeticiones y dudas en el plató. Según los documentos oficiales de la Fox, el negativo costó alrededor de 1.400.000 dólares, algo más de los 1.246.500 dólares previstos en el presupuesto.

En apenas dos semanas, Mankiewicz tuvo listo el primer montaje de la película. Zanuck lo vio e inmediatamente sugirió algunos cambios estructurales que no agradaron al director. El guión de rodaje definitivo estaba lejanamente inspirado en el de Ciudadano Kane: la historia de Eva nos es presentada a través de varios personajes que la conocieron, y ofrece al espectador tres puntos de vista que se complementan: Margo, Karen y Addison, presentes en la secuencia inicial -la entrega del premio Sarah Siddons- recuerdan cada uno una parte diferente de la vida de Eva Harrington. Pero, también como en Ciudadano Kane, una misma escena era narrada al espectador desde dos puntos de vista: primero Karen y después Margo recuerdan el discurso de Eva sobre el aplauso: «Como olas de amor que sobrepasan las candilejas y te abrazan…». Zanuck quería eliminar esa reduplicación narrativa para así mejorar el ritmo de la película, cuya duración sobrepasaba entonces los 150 minutos. Mankiewicz se opuso frontalmente; aunque no añadiera información al relato, resultaba enormemente significativa en el aspecto psicológico y en la caracterización de los personajes. Pero sus argumentos no resultaron convincentes: la segunda versión de la escena y otros cambios menores fueron eliminados del montaje definitivo, que quedó fijado en los 138 minutos actuales. Sin embargo, el director de origen alemán se desquitaría de esta espina en su siguiente película: en La condesa descalza (1954), y a pesar nuevamente de la oposición de Zanuck, Mankiewicz logró reflejar en pantalla una misma escena -la bofetada del conde Torlato-Fabrini al millonario Bravano– narrada por dos personajes desde dos puntos de vista diferentes.

Eva al desnudo (1950), de Joseph L. Mankiewicz (parte 1)

Eva al desnudo (1950), de Joseph L Mankiewicz (parte 2)

Eva al desnudo (1950), de Joseph L Mankiewicz (parte 3)

Eva al desnudo (1950), de Joseph L Mankiewicz (parte 5)

 

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