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La Virgen como es gitana, a los gitanos camela"... canta Antonio Carmona, de Ketama, e improvisa un caj�n con la tapa de una de las ollas de bronce bru�ido que cuelgan de las paredes de la cocina del Palacio de Liria. Tan mimadas como los Goyas y Zuloagas de la planta superior de este palacio donde reside Carlos Fitz-James Stuart, actual duque de Alba. La mujer de Antonio, Mariola Orellana, y el productor musical Narc�s Rebollo, marido de Eugenia, acompa�an el villancico con las palmas, mientras Bor�s Izaguirre baila al comp�s. Todos ellos y los fundadores del catering y restaurantes Sushita -Natacha Apolinario y los hermanos Sandra y Jos� Manuel Segim�n- han acudido a la llamada de su amiga Eugenia Mart�nez de Irujo para celebrar la Navidad. Entre un cante y un bocado del delicioso sushi que han preparado en Sushita, y que se sirve en las vajillas que ha dise�ado Eugenia junto con Sandra para la firma, cada uno desgrana los recuerdos de estas fechas. Ana, que comenz� como se�orita de compa��a de Eugenia y lleva toda la vida en la Casa, le pregunta qu� cristaler�a y cuberter�a debe sacar para la cena, que combine con esta divertida decoraci�n de mantel de leopardo azul, candelabros gigantes de plata, hojas verdes y flores de colores intensos, mientras m�s de 20 personas pululan por las inmensas cocinas para poner todo a punto.
Los recuerdos navide�os de Eugenia Mart�nez de Irujo
Eugenia cuenta que una de las Nochebuenas m�s divertidas de su infancia fue una vez que, despu�s de la cena "y la Misa del Gallo en la capilla a las 12 en punto, que mi madre no perdonaba", su hermano Alfonso cogi� la guitarra, Cayetano se arranc� a las palmas y su madre y ella se marcaron una rumbita. Otras no le gustaron tanto. "Yo llegu� tarde a la Navidad, porque las mejores fueron en vida de mi padre, Luis Mart�nez de Irujo, que muri� cuando yo ten�a 3 a�os". Las cosas mejoraron cuando sus hermanos mayores comenzaron a casarse y la casa se llen� de nueras y sobrinos. "Ahora la organiza Carlos, mi hermano mayor, venimos casi todos, y siempre nos quedamos hasta tarde tomando alguna copa. Despu�s, cada uno hace sus planes". El actual duque de Alba ha suprimido la misa de medianoche, pero mantiene la tradici�n del pavo relleno y el Yorkshire pudding con custard cream que tanto le gustaba a Cayetana, su madre.
Narc�s y la m�sica
La m�sica nunca ha faltado en la vida de Narc�s Rebollo, presidente de Universal Music para Espa�a y Portugal, el hombre que ha forjado carreras de artistas como Bisbal o Alejandro Sanz. Tampoco en Navidad. "De ni�o, en Girona, todo era muy familiar, con mi hermano Josep, los abuelos, los t�os, mis padres... Tom�bamos en Nochebuena la escudella i carn d'olla, y de mi abuela recuerdo sus canelones. Uno de mis t�os es m�sico, toca el piano y la guitarra, y tambi�n animaba mucho una t�a noruega que es divertid�sima y hace unas tartas espectaculares. �Cant�bamos hasta villancicos noruegos!" Narc�s se ha incorporado a esa Nochebuena de Liria, luego se marchar�n al campo en Sevilla. All�, durante la pandemia, Eugenia retom� su afici�n por pintar. "Eran obras muy coloridas y vitalistas, animales como tucanes, cig�e�as, jirafas, motivos florales, geishas..." Sandra las descubri� en la exposici�n que Eugenia hizo a beneficio de la Fundaci�n Querer. "Fue lo mejor de ese momento tan oscuro y triste", cuenta. Y de ah� surgi� esta colaboraci�n que hoy ha llenado de alegr�a la mesa de Navidad de Liria.
Boris Izaguirre se compra un besugo
Vestirse tambi�n es importante. Lo explica Boris con su impecable esmoquin y pajarita de Barneys, of course. En Caracas su madre, la bailarina Bel�n Lobo, ten�a un traje para la Navidad: "Era largo y negro, comprado en Israel, tipo folk, con unas mangas muy bonitas y un brocado de colores. A mi me parec�a que si ella se vest�a as�, los dem�s deb�amos acompa�arla. Yo me hubiera puesto el esmoquin hasta para ir al colegio", reconoce. Tambi�n hab�a costumbres como las patinatas, en las que se cerraban varias calles para lanzarse en patines avenida abajo, y disparar fuegos artificiales desde la puerta de casa. "Com�amos much�simo: el pernil asado con clavos de canela y las hallacas, un tamal envuelto en hojas de pl�tano que es el gran plato tradicional venezolano e implica much�simo trabajo". Aqu� las tiene prohibidas porque da mal far�o comerlas fuera de Venezuela, dice. En Madrid celebran la Navidad en su casa con la familia gallega de su marido Rub�n Nogueira. "El d�a que me vi a m� mismo comprando un besugo para Navidad me d� cuenta de que ya estaba integrado en la cultura espa�ola", afirma. Este a�o le gustar�a reunir a las cuatro sobrinas de Rub�n y celebrar los 30 a�os que ambos llevan juntos. "Ya estamos haciendo acopio de champ�n". Y es que con Boris, su humor y su ternura, las fiestas y la vida siempre son mejores.
Que no falte el esmoquin
Tambi�n de punta en blanco y con esmoquin celebran la Nochebuena en casa de los Segim�n. "Cuando �ramos peque�os la estrella era mi abuela Nena, que era muy moderna y hab�a vivido en Nueva York en los a�os 60 y 70. Fum� y bebi� gin tonics hasta los 85, la recuerdo con una falda larga con abertura que dejaba ver sus piernas y unos broches maravillosos. Tambi�n ven�a Masahiro, un amigo japon�s de mi padre, y su mujer Mayumi, los dos impecablemente vestidos de gala. �l era maestro de k�rate y sol�a romper ladrillos delante de los ni�os. Nos impresionaba mucho. Ten�amos algunos rituales: escuchar el discurso del rey y hacer un teatrillo de Don Mendo que a mi padre le divert�a mucho". Su hermano Jos� Manuel cuenta la emoci�n cuando sonaba el timbre y aparec�an los regalos en la puerta. "Una vez vi a Pap� Noel, podr�a jurarlo", se r�e. Su socia, Natacha Apolinario, prepara los regalos y versos que intercambia esa noche con su familia.
La fiesta flamenca de los Carmona
La fiesta se anima cuando llegan los Carmona. Es f�cil imaginar su Navidad: "La primera que se pone guap�sima es mi madre, como una reina, a sus 84 a�os, con esos ojos verdes que tiene". Esta �poca es para la familia, con su fe profunda, la m�s importante del a�o. Por eso, cuando Antonio se cas� con Mariola, paya, con la f�rrea oposici�n de su madre, que no la quer�a ni ver, le puso una condici�n: "La Navidad, mientras vivan mis padres, con mi familia, eso es sagrado". Y as� ha sido, confirma Mariola. "Ahora la cena la organizamos nosotros, aunque desde el mediod�a ya se van pasando a ver a todos los t�os, y cantan villancicos con las panderetas. Es una maravilla porque hay voces impresionantes. No creo que Antonio, a estas alturas, soportara una Navidad paya. Seguimos con The Gypsy Christmas", remata entre carcajadas.
Y relata Antonio: "Mi abuelo, el primitivo Habichuela, se sentaba a la mesa y daba un discurso de agradecimiento por la salud y de amor y cari�o a la familia y a Madrid que tan bien nos hab�a acogido". El guitarrista Jos� el Habichuela y su familia llegaron desde Granada, donde viv�an en una cueva, y prosperaron con su talento y trabajo en los tablaos flamencos. "Al principio, viv�amos como 20 en una habitaci�n de 20 metros en Tirso de Molina. Luego compraron dos pisos en Campamento". En el A viv�an ellos, y en el B sus t�os. El abuelo, genio y figura, se trajo en el metro y en una olla, desde el banco, el dinero en efectivo para pagar el piso. �Qui�n iba a mirar dentro de una olla? En ese A y B se juntaban hasta 50 personas entre Habichuelas y Bautistas, m�s los vecinos que se un�an a la juerga. Y cuidado con la comida, que do�a Matilde Amaya, la madre de los Ketama, escribi� un libro, La cocina gitana (Belacqua) �que sali� hasta en The New York Times! "Comienza la ma�ana con el bacalao con tomate, que da buena suerte", asegura Antonio, y sigue por la noche con el potaje, sin que falte jam�n del bueno y algo de marisco. Piononos de postre, para recordar a Granada. Luego algunos se marchaban a trabajar a los tablaos y las mujeres y los m�s j�venes se quedaban a continuar la noche, cantando y bailando los villancicos tradicionales. Y la botella de an�s, con el raca raca. Cuando los mayores volv�an a las 4 de la ma�ana, se pon�an a cantar, a comer y divertirse. "Rosario y Lolita Flores siempre me cuentan que ellas vivieron lo mismo en su casa. Y yo he visto en la m�a a Camar�n y a Farruco. De lo m�s divertido que recuerdo es a Geraldine Chaplin bastante bebida y bailando por buler�as porque, �a que no sab�ais que su padre era gitano?" El discurso familiar lo hace ahora el t�o Pepe y la reuni�n es en casa de Antonio y Mariola, "que decora de maravilla porque tiene mucho gusto. Est� buscando sillas por todas partes porque este a�o vienen m�s de 60 personas. Mis hijas, Marina y Luc�a, tambi�n prefieren pasar la Navidad en casa". No es de extra�ar porque con los Carmona, como hoy en esta cocina de Liria, la gente se va animando. La primera, Eugenia, subida a la mesa, d�ndolo todo.
las vajillas de eugenia y sushita
"Qu� guapa est�s", le dice Antonio a Mariola, y le coloca bien el pelo. A ella lo de cantar le viene de ni�a, porque en su casa de Sevilla, eran diez hermanos, todos muy musicales, y antes de cenar el pavo relleno cantaban con voces el Padrenuestro. En su casa decora a lo grande. "Hago unos belenes inmensos, hasta con lago. Soy una loca de las vajillas. Tengo algunas maravillosas heredadas, como una de La Cartuja antigua, blanca". Cuando Boris qued� finalista del Premio Planeta, en 2007 con su novela Villa Diamante, "le supliqu� a Rub�n que me dejara poner parte de este dinero en una vajilla importante, una Haviland de Limoges. La llamamos la vajilla finalista y la ponemos en Nochebuena". Rub�n pone coto a su exuberancia tropical. "El es muy gallego y muy estricto en este sentido, pero a�n as� en Navidad decoramos much�simo". Tal vez, Mariola y Boris ya han a�adido a su colecci�n de porcelana los nuevos platos de Eugenia para estas fiestas.