Hondutopía - Diario La Tribuna

Hondutopía

ZV
/
28 de marzo de 2024
/
12:02 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Hondutopía

Por: Lorenza Durón

La distópica sátira Harrison Bergeron de Kurt Vonnegut comienza así “ERA EL AÑO 2081 y finalmente todos eran iguales. No sólo eran iguales ante Dios y la ley. Eran iguales en todos los sentidos. Nadie fue más inteligente que nadie más. Nadie era más guapo que nadie, más fuerte o rápido que nadie. Toda esta igualdad se debió a la 211.ª, 212.ª y 213.ª Enmiendas a la Constitución y a la incesante vigilancia de agentes del “Handicapper General” de los Estados Unidos.” [Handicapper General sería como el encargado de asignar impedimentos y desventajas en compensación por la desigualdad]. Harrison, un joven brillante, al sentirse superior y aventajado física e intelectualmente se alza a derrocar al gobierno durante la transmisión de un programa de televisión. Sin espoilear tanto el desenlace, hay algunas sugerencias que resaltan a la luz de las reconfiguraciones de las élites en el mundo: 1. que la igualdad total es imposible y que intentar lograrla puede conducir a un control opresivo, a la conformidad y a la asfixia del potencial creativo del ciudadano, 2. quién decide asumir la misión de salvador necesariamente tiene rasgos de narcisismo, 3. hay quienes piensan que al cambiar la Constitución se va a mejorar la sociedad, 4. el sistema oprime a quien osa desafiarlo, y 5. no obstante, permanece vivo en el hombre un espíritu que rechaza la tiranía.

Ciertamente el absurdo de la equidad forzada o del individualismo extremo han quedado en la obsolescencia. Poco se escucha ya el modelo socialismo del siglo XXI como oferta atractiva. Las propuestas políticas en este hemisferio se empiezan a enfocar en contrarrestar la incompetencia, en corregir medidas impopulares ante la fallida administración del miedo y la escasez. De los modelos de “democracia guiada” (formalmente democráticos pero que son de facto autocracias que están legitimados por elecciones – Wikipedia) llaman la atención los siguientes: 1. el norteamericano corporatista financiarizado de Wall Street y sus economías de activos basados en derivados, 2. el globoeuropeo del Foro Económico Mundial con sus ONGs e institutos de socialización de regulaciones para la inclusión social y la austeridad energética, entre otras y, 3. de más reciente influencia, el de tecnoptimistas dinamistas anti régimen con raíces en el Silicon Valley, California. Estos últimos tienen enormes capitales para invertir en la región en busca de emprendimientos innovadores que impulsen saltos cuánticos para la humanidad. Dicen que dicen que no les hemos planteado las grandes e interesantes propuestas fuera de crear espacios sin regulación, startups para investigaciones y ensayos médicos, uso de criptomonedas, zonas libres, etc.

Desde la “Ciudad Panacea” y otros proyectos derivados planteados originalmente en la concepción del ferrocarril interoceánico, y recientemente la gran arena o centro del espectáculo para el continente americano que propone Charlie Martino, no se han juntado los visionarios del país a soñar y compartir – o “socializar” – el sueño. En Honduras hay mucho talento y capacidad para diseñarlo, ojalá también para gestionarlo. La comisión del ferrocarril interoceánico CONFI supone guiar el gran proyecto que haga despegar al país y paralelamente integrar la energía limpia y suficiente que potencie nuestras capacidades. Tantos historiadores hay en el gobierno que bien podríamos estar encarnando este espíritu viviendo históricamente, construyendo. Lo distópico es estar desanimado, desmoralizado, desinformado, desacoplado (quiero decir disengaged) y no poder participar en el esfuerzo por esplender magníficos bajo su cielo de zafiro*.

* pocos hondureños desconocen esta referencia, pero es de la Oración del Hondureño de Froylán Turcios.

Más de Columnistas
Lo Más Visto