Demandas, lujos, excesos y errores: la ruina económica de Ernesto de Hannover

Demandas, lujos, excesos y errores: la ruina económica de Ernesto de Hannover

Ernesto de Hannover, en 2009.
Ernesto de Hannover, en 2009.
API / Jessica Kassner / GTRES
Ernesto de Hannover, en 2009.

Multas, detenciones, órdenes de alejamiento, diversos altercados... La ristra de polémicas y vandalismo fruto de sus excesos son una constante en la biografía de Ernesto de Hannover. Solo hay que recordar que no asistió a la boda de los reyes de España, Felipe VI y Letizia, porque el día anterior se había cogido tal cogorza en Madrid que con la resaca no era capaz ni de levantarse de la cama.

Porque la vida del que aún es marido de Carolina de Mónaco (oficialmente siguen casados desde 1999 porque la princesa está mirando por la herencia de sus hijos, pero desde 2009 es vóx pópuli que tomaron caminos separados) es una sucesión de escándalos que han acabado en lo que ahora varios medios alemanes de los que en nuestro país se ha hecho eco Vanitatis se han avenido a resumir lo más tajantemente posible: la ruina económica.

A sus 68 años, Ernesto Augusto V de Hannover está al borde del colapso crematístico tras una serie de decisiones desacertadas que, sin embargo, van en consonancia con su carácter. Tras sus problemas de salud -fue operado en 2019 de un tumor en el cuello- y las clínicas de desintoxicación -de la última, obligada por una orden judicial, se escapó para beberse unas cervezas en Ibiza-, tuvo la idea de cederle en vida parte de su herencia a su primogénito y heredero, también llamado Ernesto Augusto, siendo su madre su primera esposa, Chantal Hochuli. Spoiler: no le ha salido nada bien la jugada.

Podía parecer el amor de un padre a un hijo, pero la verdad era muy distinta. Tal y como explicó el abogado de su hijo, la estrategia de la cesión de las propiedades familiares alemanas y los bienes culturales de la familia a Ernesto Augusto era la protección de dicho patrimonio ante los acreedores, los cuales estaban, como casi todo el mundo, al tanto de los excesos del príncipe.

Este, que tenía propiedades en diversos lugares del mundo como Kenia, Austria o la susodicha isla balear, lo que necesitaba era efectivo, puro dinero, pues con propiedades y bienes no podía pagar no solo la larga lista de fiestas a las que asistía, sino sus variada gama de fallidas aventuras empresariales. Y el movimiento para con su hijo, que tuvo lugar entre 2004 y 2007, le reportaba directamente 3 millones de euros.

Como sus problemas de liquidez eran constatados desde el cambio de milenio, precisaba de ese dinero. Sin embargo, su hijo subastó ya en 2005 parte de los tesoros artísticos que poseía la familia, consiguiendo unos beneficios de 44 millones de euros. Pero el gran enfrentamiento entre ambos llegaría en 2018.

Ernesto de Hannover.
Ernesto de Hannover.
GTRES

Ese año, Ernesto Augusto Jr. vende, por el simbólico precio de un euro tras no poder hacerse cargo de los gastos (las reparaciones que necesitaba eran de, al menos, 30 millones, aunque algunos medios lo cifran incluso en el doble por sus 135 habitaciones), el palacio de Marienburg, la que es residencia oficial de la familia en el estado de Baja Sajonia. Ernesto de Hannover, que lo considera una traición a su nombre y herencia, comienza contra su hijo una batalla judicial, que para más inri ha perdido.

Para más inri porque su plan para vencer a su hijo era completamente descabellado, poniendo, como se suele decir, toda la carne en el asador. Contrató a un despacho de abogados alemán para que, junto a una empresa recién creada, EAH GmbH (las primeras siglas corresponden a su nombre) llevaran la demanda, ahorrándose pues los costes a cambio de que la compañía se llevase gran parte del beneficio. Además, fiaba parte de su querella a empresa de cobro de deudas que llevaba su amigo Malte Berlin, un abogado de Salzburgo, según explica desde Bunte.

Asimismo, ponía a la venta por un millón y medio de euros una casa que posee en Frankfurt con una extensión de 150 metros cuadrados, algo que no ha funcionado, como la demanda, que comenzaba asegurando que el demandante vivía "enfermo y aislado" en una cabaña de Austria y que su hijo no le prestó ayuda.

A mitad de proceso, Ernesto de Hannover se enemistaba con sus socios, retirando su demanda personal y el juez, que no consideraba que hubiese habido ingratitud por parte de Ernesto Augusto Jr., añadía que EAH GmbH no tenía derecho a demandar. Y ahora todos han de pagar las costas el juicio, que podrían ascender a un millón de euros, de los que Ernesto ha de hacer frente al 21%.

Ernesto de Hannover, tranquilo, horas antes de su juicio contra su hijo
Ernesto de Hannover.
Europa Press

Pero a ello hay que sumarle dos cosas: Malte Berlin le ha demandado porque le debe sus honorarios, 74.000 euros, que el juez ha estimado que, si paga 50.000 antes de final de año, estaría saldada; y que la empresa recién fundada se ha declarado en quiebra, algo "inevitable" en palabras de su director general, Patrick Thun-Hohenstein, a Kronen-Zeitung, ya que Ernesto le vendió a la empresa obras de arte que ya no le pertenecían.

Un montante final que desgracias y endeudamientos a los que Ernesto de Hannover no puede ni de cerca hacer frente. No por nada Chantal Hochuli, su primer esposa, le llegó a comprar un cuadro por 40.000 euros por hacerle un favor. Pero ni por esas: según varios medios, el aristócrata va a necesitar, como mínimo, la ayuda económica de su actual pareja, Claudia Stilianopoulos, hija de Pitita Ridruejo, con quien vive en Madrid.

Mostrar comentarios