Los jueces han apretado el botón de pausa en la agria disputa que enfrenta al príncipe Ernesto Augusto de Hannover (67) y a su primogénito, Ernesto Augusto (38), fruto de su relación con su primera esposa, Chantal Hochuli. En juego está la herencia ancestral de la familia, que incluye el simbólico castillo de Martienburg y decenas de propiedades y terrenos en Alemania y Austria, además de una fortuna estimada en 350 millones de euros.
Padre e hijo tenían que verse las caras ayer en el Tribunal Regional de Hannover (Alemania). Pero este ha aplazado hasta el 24 de marzo del 2022 la primera vista oral que debe resolver un conflicto que llegó a ensombrecer la boda del primogénito y la diseñadora rusa Ekaterina Malysheva, en julio del 2017. El príncipe dio plantón a su hijo, lo que rompió definitivamente la familia.
Un largo conflicto
El jefe de la casa güelfa está resentido con su hijo mayor por apartarle de sus cargos, por su boda y por vender el castillo de Martienburg
Los jueces darán tiempo al nuevo abogado del primogénito para preparar la causa, dado que el anterior letrado renunció a su mandato “con poca antelación”. “Después de que un nuevo representante del primer demandante se haya legitimado en el día de hoy y haya solicitado el aplazamiento de la vista, la Sala de lo Civil ha accedido a esta petición”, señala el comunicado del tribunal.
Derechos legales en disputa
El padre acusa al hijo de “grave ingratitud”, enriquecimiento injusto y de apropiarse de arte y antigüedades del patrimonio familiar
El jefe de la casa güelfa quiere que su hijo mayor le devuelva los bienes que le donó en vida, más cinco millones de euros por “violar gravemente sus derechos e intereses legales”. Su heredero, que es ahijado del rey Felipe VI, lo destituyó como miembro de la junta de Welfenstiftung, en Liechtenstein, que administra la propiedad austriaca de la familia. Según Bunte , el padre arguye un problema de “grave ingratitud”, enriquecimiento injusto y pérdida de la base del negocio, y acusa a su heredero de haberse apropiado de obras de arte y antigüedades del patrimonio familiar.
En el 2004 empezó una donación de bienes que incluye los castillos de Marienburg y Calenberg y el palacio de Herrenhausen, donde actualememte reside Ernesto Augusto Jr. con su mujer y sus tres hijos. Ernesto de Hannover padre se reservaba para sí mismo las propiedades en Grünau (Austria), donde podía disfrutar del anonimato cuando le quedó claro que lo suyo con Carolina de Mónaco era sólo un matrimonio de fachada. Allí protagonizó en julio del 2020 altercados con la Policía, por los que fue detenido en estado “de total intoxicación”. El juez lo condenó a diez meses de libertad condicional. Le prohibió de beber alcohol durante ese periodo de tiempo, y le instó a acudir a psicoterapia y abandonar durante tres años la lujosa residencia con pabellón de caza que posee en la localidad.
Justamente los problemas de salud del padre, en parte debidos al abuso del alcohol, que dieron lugar a sonadas ausencias y altercados varios, como el de hace dos veranos, llevaron al heredero a forzarle a dejar la fundación que gestiona las propiedades austriacas que el príncipe se había reservado para él. Por si fuera poco, mantener todo ese patrimonio inmobiliario es una sangría para las arcas de los Hannover, por lo que el primogénito decidió vender por un euro el castillo neogótico de Marienburg al gobierno federal de la Baja Sajonia.
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“Ha sido una decisión de gran importancia para mi familia”, admitió el joven cuando dio a conocer la venta del castillo a mediados de diciembre del 2018. “Hemos encontrado una buena solución que permitirá que el castillo y su inventario puedan conservarse para el público”, añadía el príncipe heredero.
Estancia del castillo de Marienburg
Que lo despojaran del cargo al frente de la junta de Welfenstiftung hizo crecer aún más el resentimiento que el jefe de la casa güelfa ya sentía por su hijo. El siguiente paso fue repudiar la boda de este con Ekaterina Malysheva. Anunció que iniciaría acciones legales para recuperar todos los regalos que le había hecho a su primogénito. Temía que, en caso de divorcio de su hijo, parte de los bienes de la casa güelfa pasaran a Ekaterina. Tampoco ha querido reconocer a los dos hijos que ha tenido el matrimonio, Elisabeth, nacida en el 2018, y Güelfo Augusto, en el 2019. No dispersar el patrimonio familiar es una de las causas por las que probablemente Carolina de Mónaco sigue sin divorciarse de él.
El príncipe Ernesto también batalló para revertir la cesión por un precio simbólico de Marienburg que había llevado a cabo su hijo. “La venta es ilegal e indigna”, afirmaba en una carta enviada al gobierno regional para impedir que el castillo, que había sido la sede oficial de la casa de los Hannover, pasara a manos del pueblo, es decir, de plebeyos.
Boda de Ernesto Augusto de Hannover y Ekaterina Malysheva, el 8 de julio del 2017
Todos los argumentos ya han sido refutados extrajudicialmente en el pasado. En este contexto, estoy tranquilo con respecto a la disputa legal”
Por su parte, el hijo dice que las alegaciones de la demanda son falsas: “Todos los argumentos ya han sido refutados extrajudicialmente en el pasado. En este contexto, estoy tranquilo con respecto a la disputa legal”. El primogénito se ha negado a comentar los pormenores de esta disputa “por consideración” a su familia.