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Las razones de Ernesto de Hannover para quitarle los 350 millones que le leg� en vida a su hijo

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El a�n marido de Carolina de M�naco se enfrenta a su primog�nito en los tribunales para recuperar los bienes din�sticos que le cedi�, acus�ndole de ingratitud y de enga�arle para hacerse con su gran fortuna.

Ernesto de Hannover y Ernesto jr.
Ernesto de Hannover y Ernesto jr.GTRES

Alemania est� a punto de vivir el juicio del a�o. Un enunciado algo prosopop�yico, s�, pero justificado porque en �l se enfrentan uno de los miembros de la realeza m�s famosos del mundo, el pr�ncipe Ernesto Augusto de Hannover (67 a�os), y su hijo primog�nito y sucesor din�stico, Ernesto Jr. (38). Tras varios a�os sin relaci�n paternofilial, ambos volver�n a verse las caras este jueves ante el Tribunal Regional de Hannover (Baja Sajonia). Y el tiempo dir� si no tiene que acabar declarando en el alambicado pleito la mism�sima Carolina de M�naco, quien sigue siendo mujer del controvertido arist�crata, dado que ella misma vela por la protecci�n de los intereses de la hija de ambos, la princesa Alexandra.

El juicio es consecuencia de la demanda que el padre ha interpuesto a su hijo. Ernesto de Hannover quiere recuperar importantes bienes de la dinast�a que cedi� a su v�stago en una especie de herencia en vida y que gestiona la fundaci�n familiar Duque de Cumberland. Porque le acusa de haberle enga�ado, de "grave ingratitud", de enriquecimiento il�cito y de p�rdida patrimonial. Medios alemanes como Bunte informan de que el jefe de la dinast�a reclama una compensaci�n de cinco millones de euros. Y pide a los tribunales la revocaci�n de la donaci�n que le hizo entre los a�os 2004 y 2007 a su otrora peque�o del alma de impresionantes propiedades en Austria y la Baja Sajonia, como el formidable Castillo de Marienburg, el castillo de Calenberg y el Palacio del Pr�ncipe (Herrenhausen), donde en la actualidad residen Ernesto Jr., su mujer y sus tres hijos.

El esc�ndalo tiene tintes folletinescos. Porque Ernesto de Hannover lleva a�os aireando que su hijo se habr�a hecho con el control de la fortuna de la Casa a sus espaldas tras hacerle firmar a �l "a ciegas" un poder por el que se habr�a anulado su derecho a revocar la donaci�n, en contra de lo que, siempre seg�n su versi�n, constaba originariamente en el registro de bienes ra�ces. A�n m�s. El despechado padre le acusa de haberse apropiado de obras de arte del patrimonio familiar procedentes de la Biblioteca duque Augusto de Wolfenb�ttel y del Museo de Historia de Hannover, incluidas pinturas, carruajes hist�ricos y esculturas. El heredero sostiene que todo es falso.

Ernesto de Hannover en patinete
Ernesto de Hannover en patineteGTRES

Para entender el asunto debemos retrotraernos a 2004. Problemas de salud y distintos esc�ndalos llevaron al pr�ncipe Ernesto a cederle a su primog�nito el control del extraordinario patrimonio familiar y a asumir resignado que �ste le sustituyera tambi�n al frente de la mencionada fundaci�n Duque de Cumberland. Eran tiempos en los que a�n funcionaba el matrimonio con Carolina -quien mantiene una relaci�n excelente con sus dos hijastros, Ernesto Jr. y Christian-; no empezar�an a hacer vidas separadas hasta 2008, a pesar de que la m�s glamourosa princesa ya empezaba a cansarse de afrentas p�blicas como la que se produjo en mayo de 2004 en Madrid cuando tuvo que acudir sola a la boda del Pr�ncipe Felipe y Letizia porque su marido no se ten�a en pie para ir a La Almudena.

Durante muchos a�os, entregado a la dolce vita, al jefe de la dinast�a G�elfa -una de las m�s importantes de Europa, emparentada con la reina Isabel de Inglaterra o con la familia real griega- no pareci� importarle mucho la gesti�n de tantas propiedades. Pero todo cambi� a ra�z de dos acontecimientos.

En primer lugar, la boda en julio de 2017 de Ernesto jr. con la dise�adora y millonaria rusa Ekaterina Malysheva. El enlace no cont� con la bendici�n del marido de Carolina de M�naco. Y hoy se sigue negando a reconocer a su nieto mayor como leg�timo en la l�nea sucesoria.

Y, por otro lado, un a�o despu�s, el jefe de la dinast�a mont� en c�lera cuando su primog�nito lleg� a un acuerdo con el Estado de Baja Sajonia para venderle por la simb�lica cantidad de un euro el disputado Castillo de Marienburg. Su objetivo era que la Administraci�n se hiciera cargo de la desorbitada suma de entre 27 y 50 millones que costar�an las obras de rehabilitaci�n para impedir que la hist�rica residencia de verano de los Hannover -una imponente fortaleza de estilo rom�ntico con 140 habitaciones distribuidas en cinco plantas- se caiga a pedazos. La oposici�n a tal operaci�n por parte del esposo de Carolina es el germen de la disputa judicial.

El pr�ncipe junto a Claudia Stilianopoulos, en la capital espa�ola.
El pr�ncipe junto a Claudia Stilianopoulos, en la capital espa�ola.GTRES

Pero no es el �nico d�a de la pr�xima semana que Ernesto de Hannover pisar� los tribunales. La v�spera del enfrentamiento con su hijo, el Tribunal Regional Superior de Linz resolver� la apelaci�n sobre la condena ahora en suspenso de 10 meses de prisi�n en r�gimen de libertad condicional que el pr�ncipe recibi� en marzo por agredir en estado de ebriedad a varios polic�as en su finca de caza en Austria a la que se desplazaron alertados de las amenazas que un Ernesto fuera de s� lanz� sobre sus guardeses. Al parecer, borracho como una cuba, les acus� de ser c�mplices de su hijo mayor para acabar con su vida. Hannover pidi� perd�n por los hechos, aleg� que se encontraba alterado por un tratamiento contra el c�ncer y posteriormente ingres� en un centro de rehabilitaci�n.

En el historial de esc�ndalos judiciales de Ernesto de Hannover cabe recordar la cuantiosa multa que tuvo que pagar por la agresi�n al propietario de un hotel en Kenia en 2000 mientras disfrutaba de un periodo de relax con Carolina.

Se desconoce cu�l es la fortuna de los Hannover, aunque la dinast�a aparece como una de las m�s ricas de Alemania y diferentes fuentes calculan que podr�a rondar los 350 millones de euros. Al propio Ernesto padre, primo de la Reina Sof�a, se le atribuye un patrimonio inmobiliario, que incluir�a casas en Alemania, Austria, Kenia o Par�s.

Quien hace tiempo que opt� por no participar en la guerra familiar es el segundo de los hijos de Ernesto y su primera mujer, Chantal Hochuli, el pr�ncipe Christian, que vive en Madrid junto a su mujer Alessandra de Osma y sus dos hijos mellizos, Nicol�s y Sof�a. La relaci�n entre Christian y su padre ha mejorado tanto que este verano disfrutaron juntos en Ibiza y en las �ltimas semanas se les ha visto en diferentes lugares de la capital espa�ola, donde el jefe de los G�elfos est� viviendo una segunda juventud, con nuevo amor, Claudia Stilianopoulos, y dando rienda suelta a excentricidades como la de pasear en patinete.

Veremos si el medi�tico juicio a punto de celebrarse y la relaci�n de Ernesto con la hija de Pitita Ridruejoinfluir�n o no en la uni�n matrimonial con Carolina que se mantiene despu�s de tantos a�os separados. Mucho se ha especulado sobre qu� tipo de acuerdo alcanzaron los dos pr�ncipes. Lo que s� es cierto es que, a pesar de que la actual Alemania no reconoce los t�tulos nobiliarios, sus dinast�as se rigen a trav�s de asociaciones privadas conforme a las reglas del derecho nobiliario y los acuerdos de los Consejos de Familia. Y mientras Carolina sea la se�ora de Hannover, al menos Ernesto no podr� engendrar ning�n otro v�stago leg�timo que pudiera complicar en su d�a al hoy heredero repudiado convertirse en jefe de esta Casa Real con tanta solera.

La ilusi�n del rey sin trono de Hannover con la hija de Pitita

Lo de Ernesto de Hannover con Claudia Stilianopoulos al menos ya ha sido m�s que un pasajero amor de verano. Porque el pr�ncipe conoci� a la escultora de 47 a�os en agosto en Ibiza y a la pareja del momento se la ha seguido viendo muy acaramelada este oto�o en la capital espa�ola, donde el arist�crata habr�a pasado una temporada muy larga para disfrutar tambi�n de sus nietos.

Claudia Stilianopoulos es hija de la a�orada socialit� Pitita Ridruejo. Vive en Madrid junto a sus dos hijas y est� divorciada -su matrimonio dur� 17 a�os-.

Aunque al parecer el sorprendente romance sigue adelante, recientemente la revista 'Semana' public� unas desagradables im�genes que corresponder�an a una pelea que Ernesto y Claudia habr�an tenido en una c�ntrica calle de la capital espa�ola. Tras una tensa discusi�n, ella decidi� tomar un taxi, marcharse del lugar y dejar a su pareja compuesto y sin novia..

Allegados del arist�crata han tratado de quitar hierro al asunto. Y subrayan que �l ahora mismo no prueba el alcohol, s�lo bebe cerveza sin. Con los juicios que se avecinan, como para no andarse con cuidado.

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