• El estilo de Carolina de Mónaco, la primera influencer

Hace 25 años, el 23 de enero de 1999, Carolina de Mónaco, la princesa y mito aspiracional más fascinante que han alumbrado las revistas del corazón, recuperaba la ilusión en el amor y pronunciaba ilusionada de nuevo el “sí, quiero” al que se convertiría en su tercer y último esposo, el príncipe Ernesto de Hannover. Este atractivo hombre era jefe de la depuesta Casa Real de Hannover, que gobernó en el reino de Hannover hasta 1866, y exmarido de su buena amiga Chantal Hochuli, hija de un multimillonario arquitecto suizo.

Ambos contraían matrimonio en Mónaco, en una ceremonia oficiada en el Salón de los Espejos del Palacio Grimaldi por Patrice Davost, presidente del consejo de Estado, y que contó como padrinos con la condesa Albina du Boisrouvray –prima de Rainiero y madrina de Carlota– y Spyros Niarchos, gran amigo del novio, hijo del armador girego Stavros Niarchos y entonces todavía casado con la excéntrica heredera Daphne Guinness. La lista de invitados era brevísima: Rainiero, soberano de La Roca; Alberto, el heredero; la princesa Antoinette, tía de la novia, y los cinco hijos que sumaban en total los contrayentes. Por parte de él, dos: Ernst August y Christian. Por parte de ella, tres: Andrea, Carlota y Pierre. La princesa Estefanía se convirtió en la gran ausente debido a uno de sus enésimos escándalos amorosos.

carolina de mónaco y ernesto de hanover en la boda del príncipe guillermo de holanda y la princesa máxima zorreguieta, el 2 de febrero de 2002
TOUSSAINT KLUITERS
Carolina de Mónaco y Ernesto de Hanover en la boda del príncipe Guillermo de Holanda y la princesa Máxima Zorreguieta, el 2 de febrero de 2002.


La felicidad llamaba a las puertas de Carolina

Ese mismo día, Carolina cumplió 42 años y, de algún modo, puso final al terrible duelo que sufrió tras la muerte de su segundo marido, Stéfano Casiraghi, fallecido en un accidente marítimo en 1990 siete años después de su boda. Tras lo sucedido, se retiró del mundanal ruido y se instaló junto a sus hijos pequeños en un pueblo francés llamado Saint-Rémy-de-Provence, donde intentó recuperarse de la gran tragedia de su vida. Tenía solo treinta y tres años. En 1992, fue fotografiada con el que, en teoría, solo fue un amigo, el galán de cine Vincent Lindon. Sin embargo, dicen que fueron algo más y que mantuvieron cinco años de discreto noviazgo. No fue hasta 1996 cuando comenzaron los rumores de relación con Ernesto. En cualquier caso, no eran infundados. En 1997, la pareja se dejó inmortalizar por primera vez en la fastuosa boda de Pierre D'Arenberg y Sylvie de Castellane, nieta de una condesa española.

Ahora, en su tercer enlace, parecía que lo había conseguido: volvía a ser feliz, aunque la muerte de su querido Stéfano siempre sería una cicatriz en su existencia. Radiante con un traje-chaqueta de Chanel, “maison” que dirigía su buen amigo, el “káiser” Karl Lagerfeld, ya estaba embarazada de su cuarta hija, la princesa Alexandra de Hannover, quien nacería seis meses después de las nupcias. Sin embargo, como un triste sino al que parecía siempre tarde o temprano abocada, la felicidad le duró poco. A medida que Ernesto protagonizaba numerosos escándalos públicos –bien golpeando a un fotógrafo o dejándola plantada en la boda de los reyes Felipe y Letizia debido a sus excesos la noche anterior–, se posaron los problemas en el matrimonio. Hasta que en 2009 decidieron separarse y no continuar con su convivencia en común. Eso sí, a pesar de esta ruptura, continúan legalmente casados, ya que nunca han iniciado los trámites de divorcio.

carolina de mónaco y ernesto de hanover en la boda de los reyes felipe y letizia en mayo de 2004
ODD ANDERSEN
Carolina de Mónaco y Ernesto de Hanover en la boda de los reyes Felipe y Letizia en mayo de 2004

Un amor a la española

Desde entonces, a la hija de Rainiero y Grace de Mónaco, cuyo primer marido fue Philippe Junot, hoy padre de Isabelle, marquesa de Cubas, no se le ha conocido pareja. Él, en cambio, mantiene desde 2021 una relación sentimental con la artista Claudia Stilianopoulos, hija de otra princesa, pero de la alta sociedad española del siglo XX: Pitita Ridruejo, casada con el diplomático filipino Mike Stilianopoulos. La pareja se conoció ese verano en Ibiza y, desde entonces, no se han separado. De hecho, Ernesto pasa cada vez más largas temporadas en Madrid, donde también vive su hijo Christian, promotor inmobiliario y casado con la princesa Alessandra de Osma, diseñadora y una de las damas que copan numerosos titulares en el papel cuché en la actualidad.

Durante estos años, ha sido normal ver a Ernesto y Claudia, divorciada del artista Juan Garaizábal, con el que tuvo dos hijas, Olivia y Casilda, tomando el aperitivo en las terrazas de la zona del Madrid de los Austrias, el barrio donde Claudia se crió en el palacio familiar de la calle Fomento, muy cerca del Palacio Real y de la Joy Eslava. Se trata de un edificio de 2.600 metros cuadrados cuyo origen data del siglo XVII y que su madre, a quien Francisco Umbral tenía por musa y bautizó como “una duquesa de Guermantes a la madrileña” comparándola con la protagonista de la novela de Proust, compró en 1977.

principe ernesto hannover y claudia stilianopoulos en ibiza 04 may 2023
GSLV
El príncipe Ernesto Hannover y Claudia Stilianopoulos en Ibiza en mayo 2023

Un palacio para un príncipe

Hoy, Ernesto es uno de sus invitados más frecuentes. Eso sí, la que fuera residencia de Ridruejo, personaje irrepetible que también encandiló a Fellini, Dalí o Warhol y es recordada por su fervor a la Virgen, es hoy propiedad de su hijo, el financiero Carlos Stilianopoulos, quien reside allí junto a su segunda mujer, Este­la Moreno Rodríguez. La casa, ahora una residencia moderna sin un ápice de “chintz” a la vista, se alquila para rodajes de películas o series. También es habitual ver a Ernesto y Claudia en otros barrios de la capital, como Chueca o en la Puerta de Alcalá, donde acuden a menudo a un restaurante de una cadena fundada por el ya fallecido Robert de Balkany, ex marido de la princesa María Gabriela de Saboya.

Durante este tiempo, Claudia se ha convertido en una pieza fundamental para Ernesto durante su enfrentamiento con su primogénito, Ernst August, contra el que llegó a interponer una demanda por un conflicto entre ambos por la batalla por varias de sus propiedades más emblemáticas en Alemania.

ernesto hannover y claudia stilianopoulos en madrid en noviembre de 2021
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Ernesto Hannover y Claudia Stilianopoulos en Madrid en noviembre de 2021

¿Una tercera boda?

A su vez, Ernesto, quien ejerce con cariño su papel de abuelo de varios nietos, ha sido un gran apoyo en el último proyecto de su novia española, Píos Project, una fundación que, a través del arte, ayuda a la integración social de aquellos grupos de personas que por diversas causas se hallan en riesgo de exclusión a nivel nacional e internacional. Claudia, pintora y escultora, es la presidenta, aunque cuenta con otros miembros conocidos, como el productor Álvaro Longoria, socio en Morena Films de Lucrecia Botín, sobrina del conocido banquero. Ernesto está tan integrado en su nueva vida madrileña que, 25 años después de su segundo “sí, quiero”, se ha olvidado de su posible divorcio con la que es su todavía mujer, la siempre fabulosa Carolina de Mónaco. ¿Seguirá los pasos de su ex mujer y protagonizará una tercera boda?