Dos Damas Medievales de Armas Tomar
Dos Damas Medievales de Armas Tomar: Ermessenda de Carcassone  y Almodis de la Marca

Dos Damas Medievales de Armas Tomar: Ermessenda de Carcassone y Almodis de la Marca

María Teresa Bravo Bañon
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Dos Damas Medievales de Armas Tomar:  Ermessenda de Carcassone  y Almodis de la Marca

Ermessenda de Carcassone (972-1057)

 LA AMBICIÓN DEL PODER

“En nombre de Dios y veneración de mi señor Ramón, conde, yo, Ermesenda, por la gracia de Dios condesa, conjuntamente con los jueces, consignamos las viñas y tierras a Madrona “

Ermessenda de Carcassone

A veces nos hace difícil imaginarnos la vida hace 1000 atrás. La literatura y el cine nos presenta una Edad Media oscura, de caballeros violentos y damas del castillo sin ningún poder político o social, relegadas al rezo y a bordar, en sus habitaciones, siempre lejos del mundo masculino; sin embargo la realidad nos supera y sorprende por desconocimiento y que nos desmienten los documentos conservados de la época.

 Aún se conservan las actas del año 1000 del  juicio de Madrona, una campesina humilde de Barcelona, que se presentó ante la condesa de Barcelona para denunciar un agravio. Madrona había sido capturada por los musulmanes en Córdoba y, una vez liberada, cuando regresó a sus tierras, se encontró que su hermano se había apropiado de su parte de la herencia y la había dilapidado.  La condesa Ermessenda, basándose en el ‘Liber iudiciorum, la legislación visigoda vigente que aseguraba a las mujeres la décima parte de los bienes del marido, y que las viudas fueran usufructuarias del patrimonio del difunto, ya fueran diez corderos como todo un reino.

También según el ‘Liber iudiciorum, hijos e hijas heredaban igual los bienes de los padres —por lo tanto, el hermano de la campesina Madrona había abusado y ahora ella tenía derecho a recuperar sus propiedades.

Gracias a esta ley, el papel de las mujeres cristianas del siglo IX al XII, aproximadamente, fue muy activo, por la igualdad de derechos. Participaban públicamente en todo tipo de transacciones: compraban y vendían sus bienes, gobernaban pequeñas comunidades, denunciaban injusticias y eran dueñas titulares de castillos, de villas y ciudades que defendían y administraban.

En este contexto colonizador, las mujeres conquistaban los terrenos baldíos de frontera con la fuerza del arado, codo con codo con los maridos, hermanos e hijos. Por su parte, las señoras nobles, en ausencia de los maridos, cuando salían de cacería o a guerrear, quedaban al gobierno de las posesiones y tenían que estar preparadas para defender el castillo, las villas o las ciudades en caso de ataque. Tanto hombres como mujeres se sentían parte activa de una empresa común: la construcción y defensa de un Reino.

Entre estas grandes mujeres influyentes de nuestra historia medieval descubrimos a Emerssenda de Carcasonne  (Carcasonne 972-San Quirico de Besora, 1057) hija de Roger I, descendiente de Carlomagno y de Adelaida de Gèvaudan, una mujer de singular belleza y enérgico carácter que tuvo una vida extraordinariamente longeva.  Se casó con 18 años con Ramón Borrell, Conde de Barcelona y desde entonces  aparece en la corte de Barcelona , ya sea rodeada de los jueces de corte y sentada en el escaño del Tribunal administrando justicia en presencia de sus vasallos, unas veces conjuntamente con su esposo, como durante sus ausencias, o sola . También está  cabalgando al lado del Conde, en la guerra, con su cota de malla y sus armas propias, acompañándole y participando con las tropas en algunas en sus expediciones militares, en Al-*Andalus.

Asimismo por la ley ‘Liber iudiciorum‘, establecía que, al casarse, que el conde diera la décima parte de sus pertenencias a la esposa. Eran los llamados ‘esponsalicios’, independientes del dote. Ermesenda, recibió el condado de Osona-Manresa, del obispado de Vic y de muchas propiedades dispersas del condado de Barcelona, bienes  que le proporcionaron un enorme poder político y una gran capacidad económica. Muy unida a su esposo, la mayoría de documentos de la corte condal de esta época aparecen expedidos y firmados por ambos.

En el año 1010, diez mil hombres, capitaneados por los condes de Barcelona, Urgell y Besalú y por los obispos de Barcelona, Girona y Vic, que eran señores feudales también;  realizaron una gran expedición hacia Córdoba, capital del Califato.  Se consideró un éxito la campaña, a pesar de las tres mil bajas, entre ellas algunos nobles importantes; pero el Conde  Ramón Borrell volvió cubierto de oro.

 Y entre campaña y campaña, asamblea y consejo, Emerssenda 3 hijos: Berenguer Ramón I y Borrell Ramón (muerto prematuramente) y Estefania, que profesó en un convento.

 El conde Ramón Borrell murió el día 8 de septiembre del 1017, en Barcelona, a la edad de 45 años, dejando  en su testamento el gobierno a su hijo Berenguer Ramón I y su esposa Emerssenda como condominio igualitario.

 Berenguer Ramón I, recibió el sobrenombre de ‘el Curvado’, quizás en forma despectiva por considerarlo débil, inclinado siempre ante el poder de su madre. En un principio estaba previsto que ese condominio con su madre y tutora, fuera hasta que llegara a la mayoría de edad, hacia  1022 o 1023. Una regencia difícil que nunca se acabó, porque Emersenda no le dejó gobernar, pues veía que podría ser demasiado títere en manos de otros nobles que de vez en cuando estallaban en conflictos. Este Conde vivió toda su vida sintiéndose inferior a la figura paterna, incapaz de poderse comparar a él y anulado totalmente por su madre con la que tenía que competir inútilmente.

También continuaba abierto permanentemente el frente con los musulmanes. Emersenda consideró necesario contratar los servicios  del ejército mercenario del normando Roger de Toëny, puesto que los condados no tenían flota de barcos para su defensa, para que hiciera frente a Mugahid, rey del reino taifa de Denia y Baleares, por sus incursiones piratas  constantes en las costas catalanas. Una vez derrotados los piratas  y seguras las costas, la Condesa consideró mantener ese ejército mercenario a su disposición, para así asegurarse el poderío militar contra los nobles disidentes y hasta contra su propio hijo, si se levantaban en armas.

Para  ayudarle a tomar decisiones, Ermesenda creó el cargo del Senescal (un tipo de primer ministro) y se rodeó de un Consejo eficiente, compuesto por eclesiásticos y prohombres prudentes y muy bien situados política y económicamente, como Gombau de Besora, el juez Ponce Bonfill Marc y el abad de Ripoll, así como de su hermano Pedro Roger de Carcasona, obispo de Girona y los prelados partidarios de la reforma gregoriana como el Abad Oliva que siendo Conde de Berga y Ripoll, renunció a sus derechos para hacerse monje en el monasterio benedictino de Ripoll, del que llegó a ser abad y nombrado por ella misma, Obispo de Vic . Era hombre más culto y sabio de la cristiandad, gran diplomático con los demás reinos y que le ayudó a crear las Asambleas de Paz y Tregua germen de las futuras  Cortes Catalanas, a las que asistían nobles y prelados del principado. También estableció en Ripoll una de las bibliotecas más grandes de su época, reuniendo a un grupo de ilustres letrados que transcribieron un número importante de códices impulsando, desde el scriptorium del gran monasterio, la cultura de su tiempo que alcanzó la fama de centro primordial de traducción  de los importantísimos manuscritos árabes, al latín y al griego.

 En tiempos feudales eran los gobernantes quién designaba los cargos eclesiásticos, y después los religiosos los ratificaban, de forma que entre la nobleza y la Iglesia la dependencia era mutua. Muchas veces tuvieron que mediar entre madre e hijo cuando inesperadamente  Berenguer Ramón I murió en 1035 habiendo recibido anteriormente juramentos de fidelidad en sus territorios y parecía que se habían acabado las disputas internas.

De nuevo Emersenda quedó como regente del nieto a los 60 años de edad. Juró no cometer los mismos errores que había cometido con su hijo “El Curvado “. En 1039 Ramón Berenguer I se casó con Elisabet de Nimes, hecho que lo convertía ya en mayor de edad; pero el nieto se dio cuenta enseguida que su abuela no tenía ninguna prisa al ceder sus antiguos privilegios y dejarle el gobierno del Condado de Barcelona. La guerra estalló enseguida. Los nobles se dividieron en bandos y cada contendiente luchaba para conseguir el máximo de fidelidades. La escalada de hostilidades quedó suspendida por la mediación otra vez del omnipresente abad Oliba. La vieja dama de 68 años juró fidelidad al nieto y pudo continuar en una buena posición a Girona. El nieto, para hacer las paces con su abuela, aceptó casarse con una esposa que le escogiera, puesto que acababa de quedarse viudo de su primera esposa con la que tenía un hijo pequeño y lo hizo con Blanca de Ampurias, hija del Conde de Ampurias.

Hasta aquí parecía que todo estaba en su sitio y que reinaría la paz en los condados y señoríos y entre Ramón Berenguer I y su abuela Emerssenda.

Corría el año 1054, eran los siglos de las Cruzadas y partir a Tierra Santa era casi una cuestión de honor para reyes, príncipes y nobles  europeos. Mientras viajaba con su comitiva, Ramón Berenguer I llegó a Narbona y se hospedó en la mansión de Guillermo III de Arles, el entonces marido de Almodis. Y es entonces cuando empezó la historia de amor más singular y novelesca de nuestra historia medieval.

 ALMODIS DE LA MARCA (1020-1071)

LA HELENA DE TROYA MEDIEVAL

Almodis de la Marca

Nos cuenta el historiador árabe Abu Abdullah al-Bakri que deslumbrado por  la  belleza y personalidad de Almodis, por ser una de las mujeres más hermosas y sagaces de aquel siglo, el Conde la cortejó apasionadamente; a pesar de los muchos problemas que podían derivarse de aquel amor adúltero, pues ambos estaban casados.  No obstante decidió esperar, a su regreso de los Santos Lugares, cuando volvió a hospedarse en Narbona, que ambos se declararon su amor recíproco quedando embarazada de gemelos. Ramón Berenguer I ideó un plan: una estratagema que le permitiera huir de su marido y de la ciudad y reunirse más tarde con el conde para casarse con él. Una historia que se asemejaba a la de Paris y Helena de Troya.

Al mismo tiempo repudió a su esposa Blanca de Ampurias que estaba en Barcelona. Las leyes de la iglesia solo permitían que se celebrara un matrimonio si los contrayentes no tenían parientes consanguíneos comunes en las últimas siete generaciones. La nobleza europea estaba muy entremezclada, por lo que casi todos sus matrimonios eran ilegítimos, de esta forma, era muy sencillo conseguir la nulidad matrimonial, aduciendo consanguinidad. Solo era cuestión de disponer de dinero.

Almodis también había tenido un matrimonio anterior, que también anulado fruto de ese matrimonio tenía un hijo y un segundo con conde Ponce III de Tolosa. de la que tenía 4 hijos más.

Ramón Berenguer I recurrió a la Comunidad judía de Barcelona para que, con la ayuda de sus correligionarios de Narbona y capitaneados por Alí Ben Moixet, señor de la taifa Tortosa, prepararan el rapto de Almodis, requiriendo, además, la flota de su aliado por aquel entonces, el príncipe Ah ibn Mudhajid, señor de Denia, Tortosa y las islas Baleares. Este tipo de alianzas entre cristianos, musulmanes y judíos, eran muy comunes para intereses comunes. En un primer intento, cuenta de nuevo el historiador  Al-Bakri, se frustró “en la realización de la estratagema convenida para la huida de la mujer”, debido a que el marido conde Ponce III de Tolosa recibió un  chivatazo y la encerró. Pero  Almodis fue ayudada por varios de sus familiares, para escapar y huir hasta Barcelona para reunirse con su amado Conde de Barcelona Ramón Berenguer I.

Este hecho levantó un gran revuelo en Barcelona, pero más aún cuando se enteró su abuela Emersenda que aún vivía en sus dominios de Girona. Lo explica muy gráficamente Ángeles Irisarri en este fragmento de su novela Emerssenda, Condesa de Barcelona:

“Regresó Barcelona el conde Ramón Berenguer I, casado con la condesa Almodis, cuando ya tenía mujer legítima en la citada ciudad. Ante semejante despropósito, la población se escandalizó, máxime al conocer que la nueva esposa era puta sabida y que había envenenado a cuatro maridos en el Languedoc. Entonces,  doña Ermessenda, abuela del contrayente y esposa que fue del buen conde Ramón Borrell, que a la sazón seguía siendo copropietaria del condado con su nieto, enojada hasta la sinrazón se encerró en un baúl para pasar el resto de sus días. Desde ese lugar, esta brava condesa defenderá a las mujeres catalanas de tamaño atropello, pues no es de ley tener dos mujeres a la vez,  y pedirá la excomunión del  pecador, infatigable siempre, sin que le flaqueé el ánimo y sin que le pesen sus muchos años. “

 Ángeles de Irisarri

 Ermegenda, con casi 80 años impulsó a la condesa Blanca de Ampurias a emprender el viaje a Roma para apelar al Papa Víctor II y exigir sus derechos y revocar el repudio. El Papa excomulgó a la pareja condal de Ramón Berenguer I y de Almodis, hecho gravísimo, pues conllevaba que los vasallos fueran eximidos de todos sus juramentos de fidelidad, de sus obligaciones feudales y económicas de impuestos. Era lo peor que le podía pasar a un señor feudal en la Edad Media.

Tumba de Almodis

Pero para atraer el favor del Papa y levantarles la excomunión, les dieron numerosos regalos y hasta prometieron que pondrían el condado de Barcelona bajo el poder de la Santa Sede. Ante todas estas prebendas tan tentadoras, el Papa  anuló los matrimonios anteriores  de ambos, levantó las excomuniones y bendijo a la pareja.

 También consiguieron doblegar a la  rebelde abuela Emersenda, con la suma de mil onzas de oro, una cuantiosa cantidad económica, cantidad que invirtió en acabar la catedral de Girona, de la que era bienhechora, proyectando, a continuación, realizar una peregrinación a las iglesias de los Apóstoles Santiago de Galicia y San Pedro y San Pablo de Roma, por lo cual dejaba escrito en su testamento, antes de emprender su peregrinación, importantes donaciones a Roma. La dama de hierro no llegó a realizar ninguna de esas peregrinaciones por su avanzada edad; pero nos da idea de su fortaleza y determinación. Le sobrevino la muerte, con esos preparativos, en Sant Quirce de Besora, a los de 85 años, una edad impensable por lo longeva, en el siglo XI.

 Por fin Almodis y Ramón Berenguer I se casaron en Barcelona, en el año 1056. Como regalo de bodas, Almodis recibió de su tercer marido importantes extensiones de tierras que la convirtieron en una poderosa señora feudal, entre ellas los dominios que habían sido de la abuela Emergenda.

Almodis no solo gestionó sus territorios con audacia e inteligencia sino que ayudó a  Ramón Berenguer I en la política del condado de Barcelona. Destacó su colaboración en la organización del sistema jurídico catalán, participando en la redacción del nuevo código legal conocido como los Usatges de Barcelona.

 Por su unión matrimonial heredaron derechos sobre el Languedoc y compraron los derechos sobre los condados de Carcassone y Rasés. Afianzaron sus dominios sobre los condados de Barcelona, Gerona y Osona, dominando a la nobleza feudal catalana, que hasta históricamente provocaban frecuentes conflictos  y fueron muy ricos.

María Teresa Bravo Bañón
María Teresa Bravo Bañón

Hicieron frente a las taifas fronterizas musulmanas y en muchas ocasiones recibieron parias, o impuestos, de esos reinos taifas cuando mostraban debilidad. Sobre todo de  las taifas musulmanas de Tortosa, Lleida y Zaragoza que les pagaban importantes parias o impuestos, a cambio de la paz.

 Tanto Ramón Berenguer I y Almodis preferían cobrar los tributos en vez de conquistar los territorios, porque así podían disponer de mucho poder al contar con grandes cantidades de oro y monedas y así comprar otras tierras de nobles u otras voluntades. La fama de Almodis se difundió gracias a los historiadores musulmanes ya que él hasta Mugahid, importante rey de la taifa de Denia y Baleares, llamaba a Almodis “reina preclara y gloriosa”.

A la vez, la pareja afianzó la institución condal, ambos establecieron alianzas y pactos con el reino de Aragón, que entonces había empezado su imparable expansión hacia el Sur. Almodis actuaba siempre con preponderancia y equidad, así hacía que todos los documentos siempre fueran por duplicado, con un ejemplar para el Conde y otro para ella, igual que Emerssenda y su marido habían firmado, en tiempos anteriores.

Pero de pronto, como en los cuentos infantiles de las madrastras malvadas, Almodís intentó que al heredero, Pedro Ramón, el primogénito, que tuvo el Conde  Ramón Berenguer I hijo de su primer matrimonio con Isabel de Nimes, fuera desheredado, para consolidar a sus hijos los gemelos que había tenido con él. También conspiraba con la compra de muchos territorios para sus propios hijos, los 5 habidos en matrimonios anteriores. Esos hechos fomentaron el odio de su hijastro hasta el hecho que la asesinó con sus propias manos. De este modo tan trágico, a los 51 años, terminaba la vida de una mujer con una vida fuera de lo común para el siglo que le tocó vivir.

Por este asesinato, su padre lo desposeyó de todos sus derechos sucesorios y el Papa Gregorio VII lo condenó al exilio y como penitencia, para  redimirse por el asesinato  de su madrastra, luchar contra los musulmanes. Murió peleando en Al Andalus.

Ramón Berenguer I murió también  en 1075 y dejó en su testamento el gobierno conjunto de los dos hijos gemelos de Almodis, Ramón Berenguer II llamado cap d’Estopes (Cabeza de estopa) por su cabello pelirrojo y a Berenguer Ramón II, que debían dirigir Barcelona, Girona y Osona con absoluto condominio y en plena igualdad, de tal forma que según se había establecido, si alguien juraba fidelidad a uno de los dos condes de Barcelona, había de jurarlo también al otro.

 Años más tarde Ramón Berenguer II de Barcelona, fue asesinado  cruzando un bosque y la leyenda atribuyó ese asesinato a sicarios enviados por su hermano gemelo, Berenguer Ramón II, que desde entonces fue conocido con el sobrenombre de El Fratricida .

En la Catedral de Barcelona, junto a la sacristía están los sepulcros de Ramón Berenguer I y de Almodis de la Marca.

La televisión autonómica TV3 produjo una serie de 2 capítulos sobre la vida de Emersenda, enlaces que adjunto así como la novela de descarga gratuita de Ángeles de Irisarri Emerssenda, Condesa de Barcelona.

María Teresa Bravo Bañón

https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/ermessenda/ermessenda-capitol-1/video/3408250/

https://www.ccma.cat/tv3/alacarta/ermessenda/ermessenda-capitol-2/video/3408310/

Descarga gratis Novela: https://www.angelesdeirisarri.com/novelas/4-ermessenda-condesa-de-barcelon.html

 

  BIBLIOGRAFÍA  CONSULTADA

Reinas medievales en los reinos hispánicos, María Jesús Fuente

Miradas medievales, más allá del hombre y de la mujer, María Luisa Bueno Domínguez


EDMUNDO FAYANAS ESCUER

NUEVATRIBUNA.ES

Salvador Claramunt Rodríguez, Real Academia de la Historia

 Diccionari d’Història de Catalunya; ed. 62; Barcelona; 1998; ISBN 84-297-3521-6; p. 31

Sobrequés, Els grans comtes de Barcelona, Ed. Vicens-Vives, 4ª Ed., 1985, pág. 22.

Agnès Rotger, amb l’assessorament de l’historiador Xavier Gil Revista Sapiens ,15 de març de 2011

 

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